Vikingos I -Final


 

Heechul lo miró con incredulidad. Era como si estuviera reviviendo la escena en el bosque cuando el oso atacó a Siwon. El yacía inconsciente o muerto pero la bestia seguía con vida, todavía amenazadora. Buscó con la mirada su daga pero fue demasiado tarde. Seungri lo tenía y estaba tratando de cortar las cuerdas que lo sujetaban. Heechul corrió hacia él pero él lo apartó con un violento empujón. Heechul cayó pero se puso de pie y corrió por las otras armas. Nuevamente fue demasiado tarde. Seungri quedó libre, y antes que Heechul alcanzara su ballesta, le hizo darse vuelta y derribó de un bofetón.
 
— Quiero que sepáis lo que os espera — dijo en tono frenético— . Casi morí por culpa vuestra y hubiera muerto si Seunghyun no hubiese venido a tiempo para parar la sangre. No pude seguiros entonces, pero lo hice cuando estuve lo bastante repuesto. Sólo que me enteré por un esclavo que no habíais regresado y que se os daba por muerto. El esclavo mintió, según veo.
 
— No — dijo Heechul en un susurro— Di la vuelta al fiordo y eso me llevó muchas semanas.
 
El rió.
 
— No es sorprendente que no os creyeran. Si pudisteis soportar eso, entonces duraréis bastante para lo que tengo planeado para vos
 
— No seáis tonto — dijo Heechul, mientras se le helaba la sangre— Siwon sólo quería saber la verdad.
 
— Y supo la verdad. No sucedió hasta que mencionasteis la cicatriz que él me causó cuando éramos más jóvenes. Sólo él y yo sabíamos de ella. Fue un accidente pero nunca lo olvidé, ni tampoco él.
 
Miró a Siwon con rencor y Heechul contuvo el aliento.
 
— Si os vais ahora, todo terminará. Yo me ocuparé de que él nunca vuelva a buscaros.
 
— Sí, supongo que podríais hacerlo. Tenéis poder en vuestra belleza. Pero no estaréis aquí para ocuparos de nada. Vendréis conmigo.
 
Seungri empezó a acercarse a Siwon mientras sacaba de su cinturón la daga de Heechul. Él ahogó una exclamación y se puso de pie de un salto. Tomó el brazo de Seungri y lo hizo volverse.
 
— ¡No podéis hacerlo! El os salvó cuando yo iba a m ataros, ¡El os salvó la vida!
 
— El debe morir y vos también. Pero primero sufriréis todas las torturas de vuestro infierno cristiano, ¡vuestro destino quedó sellado cuando tratasteis de matarme!
 
— Si lo matáis, también vos moriréis... si no por mi mano, porque seguramente yo lo intentaré, por la de su hermano o la de su padre. Ellos no son tontos. Conocen mi historia y si encuentran muerto a Siwon y ven que yo he desaparecido, sabrán que lo hicisteis vos.
 
— No, cariño, os echarán la culpa a vos — rió él.
 
— Yo no mataría al padre de mi hijo... al hombre que amo con todo mi corazón.
 
El vio la verdad en esas palabras y vaciló. Por fin vio a Junhui que jugaba en un rincón con sus juguetes de madera, afortunadamente ignorante de la tragedia que se desarrollaba cerca de él.
 
— Si estáis tan decidido a vengaros de mí, llevadme donde Siwon no pueda encontrarnos. Pero a él dejadlo vivir, por vuestro propio bien.
 
El vaciló unos pocos segundos y después, sin agregar palabra, lo tomó de la mano y arrastró tras él. Quiso rogarle que le permitiera llevar a su hijito pero no deseó poner e n peligro la vida del pequeño. Él niño quedaría sin vigilancia hasta que Siwon despertase y podría hacer alguna travesura, pero no correría grandes peligros. Y Siwon viviría para poder cuidarlo.
 
Montaron los dos caballos en que habían venido Siwon y Seungri y cabalgaron hacia la casa de Siwon. Ahora que no tenía nada que temer por Siwon, Heechul se aterrorizó por él mismo. Había escapado de este hombre una vez y volvería a hacerlo, se dijo con seguridad. Cabalgaron una corta distancia hasta que fueron llamados a gritos por otro jinete. Una mujer. Heechul se sorprendió cuando Seungri se detuvo.
 
 
Cuando Jooahn vio a Seungri y a Heechul juntos, se alarmó. El tonto patán había demorado demasiado para acabar la tarea por la cual ella le había pagado. ¿Por qué tuvo que venir ahora, cuando Heechul estaba por partir a la mañana siguiente, llevándose con él a su hijito? Muchas veces había tratado de deshacerse del joven celta, quien era un obstáculo más en su camino.
 
Cuando Heechul tuvo las fiebres, Jooahn lo atendió bien. Le dio pociones que hicieron que su cuerpo rechazara todo alimento. Y pensó que dejando abierta la puerta del balcón de la habitación de Siwon durante la mayor parte del día le daría el resultado que buscaba. Pero el joven sobrevivió.
 
Fue una pena que no hubiera sido Siwon quien enfermó. Entonces, ella no hubiese tenido que preocuparse por los futuros bastardos que él pudiera engendrar. Pero engendró otro heredero que se interponía en su camino.
 
Había creído que este niño no llegaría a nacer cuando Heechul se cayó en el bosque. Nuevamente, su tan esperada meta volvió a alejarse. Jooahn todavía tenía que encontrar un medio de matar a Siwon y a su hermano. Pero a la larga los mataría... y también a los hijos de ambos. Si por lo menos Seungri se llevaba lejos a Heechul, no nacerían más hijos por ese lado.
 
 
Heechul sintió esperanzas cuando reconoció a Jooahn pero rápidamente se decepcionó cuando la mujer los alcanzó y Heechul vio el caballo que montaba, el caballo que lo había derribado en el bosque.
 
— ¿Me recordáis, Wayjei? Soy Adosinda. — Seungri rió.
 
— Creí que erais más joven, mujer.
 
— Os llevó mucho tiempo acabar el trabajo por el que os pagué— dijo ella en tono airado e ignorando el comentario de él.
 
— Lo creí muerto hasta que Siwon me trajo aquí para ponerme frente a él. Pero él no volverá jamás, mujer.
 
— ¡Siwon os trajo aquí! ¿Dónde está él? — preguntó Jooahn con excitación— ¿Lo matasteis?
 
— No, lo dejé con vida. No tengo tiempo para más preguntas. El no estará inconsciente mucho tiempo.
 
— No temáis, Wayjei  —rió  Jooahn— Yo me ocuparé  de Siwon y de su hijo. El no os seguirá.
 
— No, mujer. Me echarán la culpa a mí.
 
— ¡Tonto! — gritó Jooahn enloquecida— . ¡Le echarán la culpa a él! Es sabido que odia al padre y al hijo. ¡Choi Kangta iba a llevárselo mañana por la mañana, lejos de la familia antes que los mate a todos!
 
  ¡Ella miente, Seungri!  —exclamó  Heechul— Su nombre es Jooahn. Su hijo es bastardo de Kangta
 
— Sí, y yo los odio como él. ¡Pero mi hijo, no el de él, será el heredero de Kangta!
 
— Yunho es el heredero y él tiene un hijo. ¿También los mataréis a ellos?
 
— Yunho no tiene un hijo y nunca lo tendrá. Cuando era niño y enfermó de fiebres, yo lo dejé convertido en solamente medio hombre. Vuestro hermano mintió y yo le conté esto a Kangta , pero él no me creyó. De modo que sí, ellos morirán. Todos los hijos de Kangta y sus hijos también. ¡Todos menos el mío!
 
Jooahn partió en dirección a la casita de Heechul.
 
— ¡Debéis detenerla! — gritó Heechul.
 
— No hay tiempo.
 
— Seréis perseguido y muerto por esto que hacéis.
 
— Dejé a Siwon con vida, sabiendo que él me perseguiría. No hay ninguna diferencia. Viajaré lejos.
 
— ¡Ella va a matar a mi hijo! — gritó Heechul, fuera de sí de miedo. Trató de hacer volver a su caballo pero Seungri se apoderó de las riendas. Sin embargo, Heechul ahora no podía ser detenido, a menos que él lo matara. Saltó de su caballo y empezó a correr hacia donde estaban su hijo y Siwon. ¡Tenía que detener a Jooahn! Seungri hizo volver a su caballo, lo alcanzó y levantó hasta ponerlo sobre la silla. Luchó como un tigre acorralado hasta que él lo golpeó en la cabeza. Heechul se sintió envuelto en tinieblas y su lucha terminó  en forma terrible.
 
 
 
Las aguas del fiordo estaban agitadas, la corriente era rápida. Heechul fue despertado por el balanceo de un bote pequeño. El temor no lo había abandonado un solo instante y volvió en si agitando los brazos, todavía luchando por liberarse. Pero no estaba atado y Seungri le volvió la espalda cuando empujó el bote apartándolo del embarcadero de Siwon.
 
La desesperación de Heechul desafió a la razón. Pensó sólo en volver al embarcadero, en encontrar a Jooahn antes de que fuera demasiado tarde. Sin tomar en cuenta que no sabía nadar, saltó al agua antes de que Seungri se percatara de que había vuelto en sí. Instantáneamente se hundió pero luchó y logró volver a la superficie. Oyó que Seungri le gritaba y volvió a hundirse.
 
La corriente lo arrastró y chocó contra las tablas debajo del embarcadero. Salió otra vez a la superficie, se aferró a una tabla de madera y vio que Seungri venía hacia él en el bote. ¿Por qué, en nombre de Dios, él no renunciaba y se marchaba?
 
Heechul trató de llegar a la orilla desde donde podría alcanzar fácilmente el sendero que subía el acantilado. Pero Seungri estaba demasiado cerca. Llegaría allí antes de que pudiera salir del agua. Aferrándose de las tablas, pudo pasar al otro lado del embarcadero.
 
Seungri se veía ahora obligado a dar la vuelta, lo cual le dio más tiempo a Heechul. Aquí, por muchos metros, había solamente rocas puntiagudas que le cerraban el camino al sendero del acantilado. Rodeó las rocas, cortándose los dedos en su desesperación. Por fin llegó a un lugar donde podría salir del agua.
 
No importó que ya estuviera exhausto porque Seungri se acercaba rápidamente, remando como un poseído en el pequeño bote. Heechul escaló el acantilado tan velozmente corno pudo, aferrándose de ramas, rocas agudas, cualquier cosa que tocaran sus dedos, para sostenerse. Empezó a dirigirse otra vez hacia el embarcadero, seguro de que Seungri no podría moverse más rápidamente y así no le sacaría ventaja. Pero él ya había dejado el bote y estaba alcanzándolo y gritaba que lo mataría. Entonces no tuvo más de qué agarrarse, sólo quedó la roca lisa. Ya no podía seguir trepando. Seungri estaba directamente debajo.
 
Cuando sintió que los dedos de él le tocaban el tobillo gritó frustrado por la inutilidad de sus esfuerzos. Lo apartó de un puntapié pero él siguió tratando de agarrarlo. Por fin le golpeó la cabeza con el pie y él cayó unos pocos metros pero rápidamente logró sostenerse y empezó a trepar otra vez. ¿Cuánto tiempo podría prolongarse esto? Estaba muy cerca del borde del sendero pero no podía alcanzarlo.
 
Gritó otra vez cuando los dedos de Seungri se estiraron hacia él. Y entonces oyó su nombre que parecía llegar de lejos, apagado por el ruido del agua y su propia respiración jadeante. Al principio creyó que la mente estaba haciéndole tretas, ofreciéndole esperanzas cuando no había ninguna. Entonces oyó la voz otra vez, más fuerte y la reconoció.
 
— ¡Siwon! ¡Deprisa... daos prisa!
 
Seungri también lo oyó y ya no trató de alcanzar a Heechul. Vio que él descendía apresuradamente el acantilado y presa de pánico saltaba dentro de su bote. El impacto de su cuerpo hizo que la pequeña embarcación se diera vuelta y Seungri cayó al agua. La corriente lo tomó y arrastró. Heechul lo vio luchar contra el agua, tratando de nadar. La cabeza se hundió una vez, luego una vez más, y por fin ya no lo vio más.
 
Siwon le encontró mirando sin expresión el agua negra del fiordo. Estiró un brazo hacia él, sus manos apenas se encontraron, y lo ayudó a subir al sendero rodeando un peñasco liso. Cayó en sus brazos y no protestó cuando él le llevó a la cima del acantilado y al interior de la casa.
 
Siwon depositó a Heechul junto al fuego del hall y rápidamente le trajo vino.
 
— Debéis quitaros esas ropas mojadas, Heechul.
 
— No, primero dejadme descansar.
 
Siwon no discutió y se sentó con él sobre la alfombra. En sus ojos había una expresión de intensa ansiedad. Heechul sabía por qué.
 
— ¿Podréis perdonarme alguna vez? — Heechul le tocó una mejilla.
 
— Silencio — dijo— Ahora ya todo pasó.
 
— No. Os causé penurias interminables. Casi os costó la vida que yo trajese a Seungri aquí para descubrir la verdad cuando debí creer en vos.
 
— Yo no os culpo, Siwon. Mientras confiéis ahora en mí. ¿Lo haréis?
 
— Sí, y siempre lo haré — susurró él y le besó tiernamente — ¿Os casaréis conmigo?
 
— Si todavía me queréis.
 
  ¿Quereros?    gritó él asombrado— ¿Cómo  podéis dudarlo?
 
Heechul rió y se acurrucó en sus brazos.
 
— Tenemos mucho que agradecer, Siwon. Vos, yo, Junhui... todos pudimos morir — se sentó.— ¿Dónde está Junhui?
 
— Está a salvo.
 
Heechul se relajó otra vez.
 
— Me estremece pensar lo que hubiera sucedido si no hubieseis llegado a tiempo. Seungri quería vengarse de mí porque yo casi lo maté. Cuando oyó que vos me llamabais trató de escapar, pero cayó al agua y se ahogó. — Tembló al contarlo.
 
— Afortunadamente, vuestra yegua es más veloz que mi caballo. Llegué aquí en pocos minutos.
 
— El viento debió traeros — sonrió— . Pero gracias a Dios que despertasteis a tiempo,
 
Siwon rió.
 
— Eso podéis agradecérselo a nuestro hijo. El me despertó golpeándome en el pecho, pensando, sin duda, que había descubierto un nuevo juguete.
 
— ¿Dónde lo dejasteis? ¿Con Jackie?
 
— No. En el momento que salía con él de la casa llegó Jooahn, dijo que para despedirse de vos. Le pedí que llevase al niño a mis padres.
 
La sangre de Heechul se convirtió en hielo.
 
— ¡Siwon... no! ¡Decidme que bromeáis!
 
— ¿Qué sucede?
 
Heechul se puso de pie de un salto.
 
— ¡Ella lo matará! ¡Ella fue allí para mataros a los dos!
 
Siwon no se detuvo a dudar de sus palabras. Ambos corrieron al establo por caballos frescos y galoparon con aterrorizadora velocidad hasta la casa de Heechul. Detrás de la casita, Siwon encontró las huellas del caballo de Jooahn que iban hacia el bosque y no hacia la casa de sus padres.
 
No hablaron mientras siguieron la huella. Heechul apenas podía ver a través de las lágrimas que derramaba. Sin embargo, consiguió sostenerse, murmurando esperanzadas plegarias a cada paso que daban. Cuando Siwon perdió la huella entre los arbustos, Heechul creyó que moriría de pena. ¿Qué esperanzas podía tener su hijito contra Jooahn? Había pasado demasiado tiempo.
 
Siwon trató de persuadir a Heechul que fuera a pedir ayuda, pero él no pudo soportar la idea de alejarse del bosque cuando Junhui podía estar cerca. De modo que siguieron, ciegamente, buscando señales del paso de Jooahn.
 
Cuando Heechul la vio viniendo lentamente hacia ellos, corrió delante de Siwon y la alcanzó primero. La mujer estaba sola.
 
— ¿Dónde está él? — gritó Heechul.
 
Jooahn meneó la cabeza y miró fijamente las palma s de sus manos.
 
— No pude hacerlo — dijo— Yo también soy madre. No pude.
 
Heechul se apeó y arrancó a Jooahn de su caballo. La sacudió con violencia, mientras miraba su cara con desesperación.
 
— ¿Dónde está? — Jooahn señaló al interior del bosque.
 
  Acabo  de  dejarlo    Siwon  se  acercó  y  habló  con voz sorprendentemente gentil.
 
— ¿Dónde, Jooahn?
 
  No  lejos  de  aquí    alzó  la  vista,  sus  ojos  tenían un  brillo extraño— . Allí, podéis oírlo llorar. Ahnta siempre lloraba más fuerte que todos. Debo ir con él.
 
Siwon se adelantó con su caballo y Heechul montó y lo siguió. No odiaba a Jooahn por su traición, porque evidentemente la mujer estaba completamente loca. Pero tampoco podía compadecerse de ella.
 
Encontraron a Junhui debajo de un alto pino, lloriqueando porque no podía gatear sin pincharse con las pinochas. Cuando Siwon se lo entregó a Heechul, por fin sus lágrimas fueron de felicidad. Pero con la ansiedad de un appa, supo que pasaría largo tiempo antes de que se atreviera a dejar que el niñito se alejara de su vista aunque fuera por un momento. Pasaron por el sitio donde habían hablado con Jooahn, quien se había marchado.
 
— Ella lo planeó todo, Siwon — dijo Heechul mientras volvían cabalgando lentamente a la casa— . Jooahn fue la que le pagó a Seungri para que me raptara. Y yo reconocí su caballo. Ella fue la mujer que trató de matarme en el bosque.
 
— ¿Por qué a vos, Heechul? Es algo que no puedo entender.
 
— Ella le temía a mi niño, no a mí. Junhui es un heredero más de Kangta de quien ella tendría que deshacerse antes de que su hijo quedase como único heredero.
 
— Debió estar loca durante muchos años para creer que podría lograr una cosa semejante.
 
— Yo debí darme cuenta que ella era la única responsable. Me percaté de que ella odiaba a vuestra familia, pero a causa de mis celos, pensé que Zhoumi estaba involucrado.
 
— i Zhoumi!
 
— Él os quiere reconquistar. Y... y vos os volvisteis a él cuando nos separamos.
 
  De  modo  que  lo creisteis    dijo  Siwon, frunciendo  el entrecejo— . Debido a mi cólera, quise que pensarais eso. Pero no es verdad. Heechul. El y yo nos hubiéramos casado hace años por razones distintas del amor. Yo lo quería por su belleza y él sólo me quería porque yo era el hijo de un jefe. Ahora lo sé.
 
— ¿El ya no significa nada para vos?
 
— No, sólo me recuerda lo tonto que fui al tomarme tan a pecho su rechazo. Fui un tonto en muchos sentidos. ¿Podéis perdonarme todo el dolor que os he causado?
 
— Por supuesto — sonrió él— . A partir de este día, vos sólo me daréis felicidad.
 
 
 
Tiempo después, Jooahn fue juzgada y condenada al destierro, Su hijo Ahnta decidió acompañarla pues ella ya no podía valerse por sí misma. Él nada había sabido de las maquinaciones de su madre y cuando se enteró quedó tan sorprendido como los demás. Heechul consideró duro el castigo pero su propia familia venía primero, y con Jooahn lejos, sus temores dejaron de existir.
 
— ¿Junhui duerme?
 
— Sí, amor mío — repuso Heechul y se metió en la cam a para acurrucarse contra Siwon— . Despertó con dolores de barriga, sin duda por todos los dulces que vuestro padre le dio más temprano.
 
— El lo malcría demasiado.
 
— Eso no lo discuto — dijo y sonrió.
 
— ¿Y por qué, querríais discutir alguna cosa conmigo? — dijo él con fingido asombro.
 
Heechul se apartó fingiéndose encolerizado.
 
— No creáis que porque estamos casados vuestra voluntad será la mía, vikingo.
 
El rió por lo bajo y lo atrajo contra su pecho.
 
— Sois obstinado y caprichoso. Eso es bien sabido. ¿Acaso no insististeis, el día de nuestra boda, que dejara a Donghae en libertad, a fin de que Hyukjae pudiese tenerlo como yo os tengo a vos? Con facilidad me hicisteis doblegarme a vuestra voluntad.
 
— Quedasteis tan contento como yo al ver la felicidad de esos dos —le regañó.
 
— Supongo que sí — dijo él, sonriendo— . Todavía me  asombra el haber sido tan ciego como para no ver su situación. ¿Por qué Hyukjae no me habló de Donghae? Tuvimos nuestros desacuerdos por un tiempo, pero eso no duró después que nació Junhui.
 
— El quería comprar a Donghae pero sentía renuencia a pedíroslo por temor a que os negaseis. Durante mucho tiempo no estuvisteis de un humor agradable.
 
— Sí. Aun después que nació Junhui y sentí por ello mucho orgullo y mucha alegría, todavía seguí deprimido a causa de vos, queriendo ir hacia vos todos esos meses, pero temiendo que me rechazarais. Comprendo por qué Hyukjae no quiso hablarme del asunto.
 
— ¿De modo que me echáis la culpa a mí, eh?
 
— ¡Fuisteis demasiado obstinado!
 
Heechul sonrió y le besó suavemente, provocativamente.
 
— Supongo que siempre lo seré. Pero vos me amáis, de todos modos.
 
— ¿De veras?
 
— ¡Siwon! — Siwon rió y rodó hasta quedar encima de él.
 
— Nunca lo dudéis, Heechul. Nunca. Ahora sois mío, lo admitáis o no.
 
— Oh, lo admito... de buena gana.
 
La puerta del balcón estaba abierta para dejar entrar la luz del sol de medianoche. Sus rayos anaranjados lanzaban un suave resplandor sobre la pareja entrelazada sobre la cama. Ya llevaban cuatro semanas de casados. La ceremonia pagana había sido hermosa, pero Heechul seguía deseando la bendición de Dios y estaba decidido a tener algún día una ceremonia cristiana.
 
Heechul ya no pensaba en regresar a la tierra de su infancia. Ahora su hogar estaba aquí, con su marido y su hijo.
 


1 comentario:

  1. Hermosa historia me encanto el saber que lograron superar todo y ahora están juntos, muchas gracias la disfrute mucho y espera mas sichul si se puede claro esta bye.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...