Vikingos I -28

 


Durante toda la primera semana después del nacimiento del niño, cada vez que Heechul despertó lo hizo lleno de temor, y no pudo librarse de sus aprensiones hasta que se aseguró personalmente de que la criatura estaba bien. Su tía le había contado una fantástica historia acerca de que Siwon salvó la vida de su hijo pero no pudo creerlo. Si hubiera sido verdad, si él sintiera algo por su hijo, habría venido a verlo. No vino ni una sola vez.
 
Heechul se recobró lentamente del parto pero Junhui aumentó rápidamente de peso. Su relación con su hijo se desarrollaba lentamente. Cuando él le sonrió por primera vez, supo que era consciente de su amor.
 
Heechul se dio cuenta que era tiempo de regresar a su casa. La única razón por la que había permanecido tanto tiempo en la morada de Siwon fue porque en todo ese tiempo no lo vio una sola vez. No sabía donde dormía él o si se encontraba en la casa. Tampoco podía decidirse a preguntárselo a nadie, ni siquiera a Donghae o a Leeteuk.
 
Sus amigos mimaban a Junhui cada vez que traían la comida a Heechul y comentaban repetidas veces cómo habían mejorado sus vidas desde la llegada del niño. Sólo pudo pensar que Siwon detestaba tanto estar cerca que se había ido a vivir a otro sitio, sin duda a la casa de Zhoumi, mientras él le ocupaba la casa.
 
Cuando Heechul le dijo a su tía que estaba listo para volver a su casita, Boah no hizo ninguna objeción.
 
— Viviréis conmigo, ¿verdad? — preguntó Heechul, esperanzado.
 
— Por un tiempo más. Pero después regresaré a la casa de Kangta.
 
— Pero ahora sois una mujer libre — protestó Heechul — . No tenéis necesidad de volver allí.
 
— Allí tengo muchos amigos — Heechul suspiró.
 
— ¿Y echáis de menos a Yoomi?
 
— Sí.
 
  ¿Y al padre de Siwon?
 
— No me avergüenzo de compartir su cama en algunas ocasiones, Heechul — dijo Boah, a la defensiva.
 
— No os juzgo, tía. Si eso es lo que queréis, ¿quién soy yo para haceros reproches?
 
— Sé que el único amor verdadero de Kangta es Yoomi, pero él me estima. Y yo también amo a Yoomi. Ella ha sido para mí una amiga sincera y cariñosa —Boah rió—. Tenemos  una extraña relación. Sin embargo, yo estoy contenta.
 
— Mereceríais algo mejor.
 
— No, Heechul, yo soy feliz —dijo Boah—. Sé que odiáis a Kangta , pero...
 
— Ya no lo odio, tía — interrumpió Heechul— . Cuando Kangta tuvo por primera vez en brazos a mi hijo, recordé el día que él atacó nuestra mansión, el odio y la sed de sangre de su cara. Sin embargo, cuando alzó a su nieto, su expresión estaba llena de amor. Ha hecho por mí muchas cosas por las que le estoy agradecido. Todavía no sé si podré perdonarle completamente lo que hizo, pero en mí ya no hay odio.
 
— Me alegro mucho — sonrió Boah— Creo que por fin habéis crecido, Heechul.
 
Heechul regresó a su casita el día antes de la primera tormenta de invierno. Cuando caminaba sobre la nieve en procura de caza, sintió como si realmente se hubiera acostumbrado a esta tierra y su clima duro.
 
Y así pasó el tiempo. Empero, Siwon no venía a ver a su hijo.
Después de las celebraciones del solsticio de invierno, a las que asistió sin Heechul, pese a que ésta fue invitado, Boah regresó a la casa de Kangta . Heechul la echó de menos pero no le faltó compañía. Momo, se convirtió en la nodriza de Junhui, todavía vivía con él. Y Jaejoong venía a visitarla a menudo con su pequeño Taeyong.
 
Heechul regresó a su casa temprano de cazar porque rápidamente había agotado su provisión de flechas. Estaba furioso consigo mismo por haber errado tantas veces a un conejo y que finalmente el animalito escapó. Cuando salió del bosque y vio el caballo Siwon en el patio, al principio se sintió lleno de pensamientos encontrados, pero enseguida su cólera aumentó. ¿Cómo osaba él venir a hora, después de meses del nacimiento de su hijo?
 
Entró rápidamente a la casa pero se detuvo de pronto ante el espectáculo que encontró. Junhui estaba sentado en el regazo de su padre, junto al fuego, riendo y jugando con las cintas de la capa de Siwon. Este se sorprendió al verlo, pero Heechul no lo notó. Sólo vio lo feliz que parecía su hijo. Su cólera subió nuevamente a la superficie. Cuando pensó que Junhui se había visto privado del placer de estar con su padre a causa del odio que Siwon sentía por él.
 
— ¿Aprobáis el nombre que le di? — preguntó Siwon , con embarazo.
 
— Lo acepté, puesto que fue todo lo que su padre pudo darle.
 
Siwon dejó a Junhui en el suelo y ambos padres lo vieron alejarse gateando hacia un juguete que estaba sobre la mesa. Allí se detuvo para examinarlo con sus pequeños deditos, ignorante de la tensión que flotaba en la habitación.
 
Los ojos de Heechul y de Siwon se encontraron por primera vez.
 
— Siento que me hayáis encontrado aquí, Heechul. No volverá a suceder.
 
— ¿Por qué vinisteis?
 
— Para ver a mi hijo.
 
— ¿Por qué ahora, después de tanto tiempo? — preguntó.
 
— ¿De veras pensáis que no he venido a verlo antes de hoy? He venido por lo menos una vez a la semana desde que regresasteis aquí, cada vez que salíais a cazar. Y cuando estuvisteis en mi casa, lo vi todos los días.
 
— ¿Cómo?
 
— Después que le daban de comer, yo podía tenerlo en mis brazos hasta que lo llevaban de nuevo con vos — Heechul agrandó los ojos, lleno de furia.
 
— ¿Por qué me ocultaron todo eso?
 
— Vos creíais que yo le haría daño al niño de modo que sólo pude verlo en secreto. No quise que os alteraseis.
 
Heechul se volvió a Momo, quien estaba acurrucada en un rincón, alejada de las voces airadas que gritaban en una lengua que no entendía.
 
— ¿Por qué no me dijisteis que el padre de Junhui ha venido a ver al niño aquí?
 
— El tiene derecho, señor. El no hubiera tenido que ocultar su amor por Junhui.
 
Heechul se puso mortalmente pálido no bien hubo hecho la pregunta. No oyó la respuesta. Había confiado a Momo el secreto tanto tiempo guardado porque vivía con él y tenían que comunicarse por el bien de Junhui. Y ahora, a causa de su cólera, Siwon acababa de enterarse.
 
— Me iré, Heechul.
 
Heechul lo miró sorprendido. Siwon dejaría pasar el desliz pero él no.
 
— Me oísteis hablar vuestra lengua. ¿Por qué no me acusáis de ocultaron este secreto?
 
Siwon se encogió de hombros.
 
— Habéis estado aquí el tiempo suficiente para aprenderla, Heechul.
Se mostraba demasiado indulgente y no pudo soportarlo.
 
— Me enseñaron vuestra lengua antes de que me traje sen aquí, Siwon. fue mi única arma contra vos que vos no podíais quitarme, aunque nunca la usé.
 
— Lo sé — Heechul agrandó los ojos.
 
— ¿Lo sabéis?
 
— Vuestra tía me lo dijo hace tiempo. Yo quise saber más acerca de vos y ella me contó muchas cosas que me fueron útiles. También hablasteis en mi lengua cuando estuvisteis enfermo de fiebres.
 
— ¿Por qué nunca dijisteis nada?
 
— Quería que vos me lo dijeseis — dijo él en tono neutro— . Y por fin lo habéis hecho.
 
— Sólo que ahora no tiene importancia.
 
— La tiene.
 
Heechul se sintió sacudido por la suavidad de su voz. Siwon se le acercó y se detuvo frente a él. Él lo miró a los ojos y no encontró cólera ni odio en ellos.
 
Y entones Siwon le tomó en brazos y Heechul sintió que el corazón le daba un salto. El le besó y un ansia profunda pasó de uno al otro. En todos esos meses había tratado de no pensar en él, porque llevaban más de un año de separación. Sin embargo, lo deseaba con pasión y había tratado de fingir lo contrario.
 
El siguió abrazándolo, imposibilitado de hacer más por la presencia de Momo.
 
Heechul deseó que ese momento durara eternamente pero en su mente había un demonio inquieto que no podía olvidar el pasado. Lo que estaba sucediendo era como un sueño que desafiaba a la realidad. Miró a Siwon buscando comprensión.
 
— ¿Qué significa esto?
 
— La primavera se acerca, Heechul. Mi padre ha dado su palabra de que os llevará a vuestra tierra — vaciló, luchando con su orgullo—. No quiero que os marchéis.
 
Heechul vio un destello de esperanza.
 
— ¿Qué queréis, entonces?
 
— Os quiero a vos, por esposo. Quiero olvidar el pasado y empezar de nuevo.
 
Esas palabras fueron como música a los oídos de Heechul. Convertirse en su esposo, eso que tanto había deseado antes y que había tratado de olvidar a causa de la oposición de él. ¿Por qué había cambiado Siwon?
 
— ¿Me queréis a mí, Siwon, o decís esto porque sabéis que cuando me marche me llevaré a Junhui conmigo?
 
— Amo a mi hijo. No puedo negarlo.
 
— ¿Y a mí?
 
— No os pediría que os caséis conmigo, Heechul, sólo por retener aquí a mi hijo. Os quiero más que a ningún otro joven —lo estrechó con más fuerza— . Millares de veces he lamentado mi decisión de rechazaros. Me he sentido un miserable sin vos.
 
— ¿Pero me amáis?
 
— Después de lo que he dicho, ¿podéis dudarlo?
 
En ese momento, la alegría de Heechul no tuvo límites.
 
— ¿Entonces creéis por fin que dije la verdad, que no escapé de vos una segunda vez?
 
— Estoy dispuesto a olvidar el pasado.
 
— ¿Dispuesto a olvidar? ¿Entonces todavía no me creéis?
 
— Jurasteis haber matado a Seungri pero él sigue con vida, Heechul.
 
— ¡Eso no es posible!
 
— Yo lo he visto.
— ¡Pero... pero él cayó sobre mi daga, la misma que vos me disteis!
 
— ¡Cesad de fingir, Heechul! — dijo Siwon en tono tajante— . He dicho que dejaré morir el pasado.
 
— ¡Pero vos no me creéis! — gritó.
 
— Sé por qué huisteis, Heechul, por qué quebrasteis vuestra palabra. Fue imperdonable la forma en que os sometí aquella última vez. Descargué mi cólera sobre vos y me equivoqué al hacerlo. De modo que vos huisteis y después regresasteis, no queriendo admitir la verdad. Pero eso ya no importa. Os amo lo suficiente para olvidarlo todo.
 
— ¿Pero no lo suficiente para confiar en mi?
 
El se apartó, dando su respuesta sin hablar. Junhui empezó a llorar y Momo corrió hacia él. Heechul miró desalentado a su hijo, sintiendo una vez más que nunca conocería al padre. Sus esperanzas habían subido muy alto para caer ahora en forma devastadora.
 
Se sintió destrozado cuando Siwon lo miró con ojos llenos de deseo pese a todo lo que había sido dicho. ¿Cómo podía él hacerle esto? ¿Creía que esta brecha entre los dos no tendría importancia?
 
— Marchaos, Siwon — su voz sonó hueca, su dolor fue evidente—. No puedo casarme con vos si sé que nunca confiaréis en mi.
 
— Quizá con el tiempo...
 
— No, siempre habrá esto entre nosotros. Desearía que no fuese así, porque yo os amaré siempre, Siwon.
 
— Quedaos aquí, por lo menos — miró a Junhui y después nuevamente a Heechul— No lo llevéis tan lejos de mí.
 
Heechul estaba ahogado por sus emociones. ¡Santo Dios, le apenaba tanto ver su dolor!
 
— Me consideráis cruel y egoísta pero yo no puedo vivir tan cerca de vos, Siwon. Estar cerca vuestro, amaros, y sin embargo saber que no hay esperanza para nosotros.
 
— Tenéis tiempo de cambiar vuestra decisión antes de zarpar, Heechul. Sólo necesitáis venir a mí.
 
Se marchó y Heechul lloró sobre el hombro de Momo. De nada sirvió. Sólo poniendo una gran distancia entre los dos aliviaría su pena.
 
 
 
La primavera llegó rápidamente y a Heechul le avisaron que se debía preparar para partir dentro de menos de dos semanas. Oyó esta noticia con el corazón apesadumbrado pero sintió que había tomado la decisión correcta. No podía permanecer cerca de Siwon sin tenerlo y no podía tenerlo si no confiaba en él. Si por lo menos esa confianza no fuese tan importante para él. Pero sabía que sin eso el amor entre ambos no duraría.
 
Se apenaba más cuando miraba a su hijito, tan ignorante del torbellino de sus vidas. Estaba negándole al niño un padre y unos abuelos al ser tan egoísta.
 
Consideró la posibilidad de dejarlo aquí, pero sólo por un breve momento. El era su vida y nada en el mundo podría separarlos. Nunca podría olvidar el temor que había sentido por él antes de que naciera, aunque ahora sabía que había sido un tonto. Y después temió otra vez cuando nació tan débil. Ahora era fuerte y nada podía dañarlo, salvo la decisión de su appa de llevárselo lejos. Gracias a Dios, el niño no recordaría. Pero él sí.
 
Nunca olvidaría a Siwon, cada vez que veía su hijo lo recordaba. Y aunque Junhui no hubiera sido concebido, nunca olvidaría a Siwon.
 
Mono, para sorpresa de Heechul, había accedido a viajar con él. La mujer no tenía familia, decía que Junhui era la única cosa importante en su vida y que no podría soportar separarse de él.
 
Heechul zarparía a la mañana siguiente. Mono había ido a despedirse de sus amigos y Heechul se preparaba para llevar a Junhui a que lo viera su padre por última vez. También sería la última vez que él vería a Siwon y el saberlo le destrozaba el corazón.
 
— Ven, cariño mío — dijo Heechul levantando a Junhui— . Vuestro padre no sabe que vamos, pero estoy seguro de que se pondrá contento — ante la mirada inquisitiva del niño, añadió— Gracias a Dios que tú no comprendes. Para ti, nuestro viaje a través del mar será una aventura. Para mí...
 
No pudo terminar. Su dolor era más grande que nunca pero siguió creyendo que había tomado la decisión adecuada.
 
Se dirigió a la puerta pero la misma se abrió antes que llegara. Siwon estaba allí, con una mezcla de tristeza y ansiedad en la cara, pero también había reticencia en su expresión. Heechul se apenó por ello. Deseó que él hubiera sido enérgico y decidido una vez más, como tantas veces lo había sido. Deseó desesperadamente sentir sus brazos a su alrededor por última vez. Pero había una muralla entre ellos. Heechul no podía culparlo por no creerle. Después que él dijo que había visto a Seungri con vida, él mismo empezó a dudar.
 
— Debí avisaros, Siwon. En este momento salía para llevaros a Junhui a fin de que pudierais pasar este día con él .
 
— Bajad al niño, Heechul.
 
Su voz sonó extraña. ¿Estaba otra vez enfadado? Heechul dejó a Junhui en el rincón donde el niño solía jugar.
 
— Podéis quedaron con él si queréis — dijo Heechul, sintiéndose incómodo— Momo no regresará hasta el atardecer y yo iré lo mismo a vuestra casa para despedirme de Jackie y los otros. De modo que podéis quedaros con Junhui un rato.
 
El no respondió y Heechul notó por primera vez las muchas armas que colgaban de su cinturón, más de las que le había visto usar en ninguna ocasión, y una cuerda que sostenía en la mano.
 
  ¿Para  qué  vinisteis,  Siwon?  Parecéis  preparado  para  una batalla — sintió frío en la médula de sus huesos— . ¿Usaréis esas armas contra mí? Si tanto lo amáis que me mataríais por tenerlo, hacedlo entonces, porque yo no puedo vivir sin él.
 
El meneó la cabeza ante la ridícula conclusión a la que había llegado.
 
— No importa cuánto lo ame, Heechul, no podría matar  a su appa.
 
— Entonces, por qué...
 
— Podría reteneros aquí por la fuerza. Lo pensé muchas veces. El año pasado, cuando viajé con la intención de alejarme de vos, comprendí que no era eso lo que quería. Quería teneros a vos conmigo, a mi lado, por el resto de nuestras vidas. Estaba bien entrado el verano y creí que mi padre hacía tiempo que os había devuelto a vuestra tierra. Como él os había dado la libertad, tenía el derecho a saber que yo iba a quitaros nuevamente esa libertad, de modo que vine para decirle que iría a buscaros y que os retendría aquí, lo quisierais o no.
 
— ¿Es... es eso lo que vais a hacer ahora?
 
Siwon   meneó la cabeza.
 
— Valoráis demasiado vuestra libertad... lo sé. Hay solamente una decisión.
 
— Desearía que la hubiera, pero no veo cómo...
 
— La verdad... el fin de todas las dudas es la única solución, Heechul. Ruego con todo mi corazón haber estado equivocado al juzgaros y desconfiar de vos. Si mentisteis, lo sabes ahora, Y después, sólo puedo esperar que nunca mas volváis a sentir la necesidad de mentir.
 
 
— No comprendo, Siwon. No aceptasteis antes mi palabra y yo no puedo ofreceros ninguna prueba.
 
  Creeré  en  vos,  Heechul,  a  partir  de  este  día  porqu e  debo... ¡porque os atraer! — ,dijo Siwon con vehemencia— . Pero todavía tengo necesidad de saber la verdad.
 
Tiró de la cuerda que tenía en la mano y Heechul, aún en medio de su confusión, se sorprendió de que él hiciera entra r a su caballo en la casa. Pero lo que siguió al caballo no fue su gran semental sino Seungri, maniatado, sangrando de una herida en la cabeza. Heechul empalideció como si hubiera visto a un muerto. Seungri también se puso pálido pero rápidamente recobró su control.
 
— ¿Por qué me trajisteis aquí, Choi? — preguntó Seungri en tono despectivo—Debéis saber que esta afrenta no puede quedar sin respuesta.
 
— Sí, ¿pero cuál afrenta, Seungri?
 
— ¿Tanto esperasteis para arreglar una vieja cuenta ? — Seungri rió pero enseguida todo su humor desapareció y el odio tiñó sus palabras— El pasado ha estado muerto todos estos años. Vuestro hermano mató al mío y eso bastó para nuestros padres. ¡Ahora queréis más sangre!
 
— El pasado nada tiene que ver con que estéis aquí. Vos tenéis que responder de un crimen más reciente.
 
— ¿De veras? — Siwon se acercó más y señaló a Heechul.
 
— ¿Conocéis a este joven?
 
Seungri miró a Heechul como si lo viera por primera vez. Todo su cuerpo se relajó. Sonrió.
 
— Un hermoso joven, Siwon, pero no lo había visto antes.
 
Heechul sintió que se le revolvía el estómago. Miró a Siwon, quien los miraba a los dos, y le fue fácil notar su decepción. Esto no podía suceder.
 
— ¡El miente, Siwon! — Heechul habló en noruego para que Seungri pudiera entenderlo. En su voz hubo dolor e incredulidad— , ¡Juro que él miente!
 
— No tiene importancia, Heechul.
 
— ¡Pero sí la tiene! — se volvió a Seungri, frenéticamente— ¡Decidle la verdad! ¡Decidle que me raptasteis!
 
Seungri se encogió de hombros, fingiéndose perplejo.
 
—El joven está loco. No sé de qué está hablando.
 
  ¡Embustero!    exclamó Heechul y una furia ciega le hizo temblar— Pensé que mi daga os había matado, pero ahora me aseguraré — desenvainó la daga que llevaba siempre en la cadera— ¡Esta vez moriréis!
 
Siwon, de un golpe en la muñeca, hizo que la daga cayera al suelo antes de que ella pudiera dar un paso.
 
— Está atado e indefenso, Heechul. No matamos a hombres indefensos.
 
La frustración de Heechul fue tan grande que lo hizo gritar. Era su palabra contra la de Seungri, pero su historia, las pruebas que había superado, eran increíbles. Lo sabía y no podía hacer nada. Entonces vio la respuesta y por fin sus ojos se iluminaron con algo de esperanza.
 
— Mi hoja penetró en su pecho, Siwon — dijo rápidamente— El no murió de la herida pero todavía tiene que haber una cicatriz... la prueba que buscáis.
 
Siwon se acercó a Seungri, quien sonreía de oreja  a oreja.
 
— Tengo muchas cicatrices — dijo lleno de confianza — . ¿Cuál de ellas queréis ver?
 
Siwon desgarró la túnica de Seungri, pero ciertamente había muchas cicatrices. Con los hombros encorvados, empujó a Seungri hacia la puerta.
 
— Os llevaré de vuelta donde os encontré.
 
— No creáis que dejaré pasar este insulto — dijo Seungri en tono desdeñoso— A causa de los delirios de un loco me atacasteis y me arrastrasteis hasta aquí para que me insulten todavía más.
 
Siwon se encogió de hombros, demasiado decepcionado para que le importara. Había puesto toda su esperanza en esta confrontación, dejando de lado el sentido común y rogando que la historia de Heechul fuera verdad. Ahora...
 
— ¿Queréis desafiarme, Seungri?
 
— ¡No, no soy tonto! — repuso el otro— . ¡Pero mi padre sabrá de esto!
 
— No lo dudo.
 
— ¡Siwon, esperad! — grito Heechul. No podía cree r que Siwon renunciara con tanta facilidad. Ahora él nunca le creería y aunque jurara que no tenía importancia, pero Heechul sabía que siempre la tendría.
 
— Heechul, no tiene objeto que prolonguemos esto.
 
— ¡El tiene otra cicatriz, Siwon, como ninguna otra! Es larga e irregular y está en la parte delantera de su muslo. Yo la vi cuando trató de someterme.
 
Vio que el color abandonaba la cara de Siwon antes de que terminara. Seungri también se puso pálido pero lo vio esto demasiado tarde. Seungri, presa de pánico, actuó rápidamente, levantó sus puños atados y golpeó a Siwon desde atrás. Siwon cayó de bruces contra la mesa, se golpeó la cabeza y enseguida se deslizó al suelo, donde quedó inmóvil.
 

 

1 comentario:

  1. Oh Siwon tan bruto como se dejo golpear desprevenido en fin espero que las cosas no empeoren y por fin le crea a Heechul y se quede con el gracias por el cap bye.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...