Vikingos I -9

 

Un viento frío que entraba por la puerta del balcón despertó a Heechul. Se estremeció, y rápidamente metió los pies desnudos debajo de su camisa. Cuando yacía enroscado como una pelota para darle calor, se abrió la puerta.
 
Levantó la vista. Siwon estaba allí con una gran bandeja de comida. El ordenó al Bugsy que se largara, cerró la puerta con el talón y puso la bandeja sobre la mesa.
 
— ¿Qué tenéis contra el aire fresco? — preguntó él sin mirarlo, y abrió la puerta del balcón.
 
— ¿Qué tenéis vos contra un poco de tibieza? — replicó con petulancia. De pronto, él le sonrió.
 
— Temo que vayáis a perecer en invierno, joven, si pensáis que con este tiempo tan apacible hace frío.
 
Heechul tembló ante sus palabras. ¿Cómo se las arreglaría en invierno? Tan al norte, los meses largos, fríos, serían como nada que había conocido en su tierra. Y si lo que le habían dicho Janghoon y Siwon era verdad, durante ese tiempo no habría sol para ayudar a fundir la nieve.
 — Venid a comer — dijo Siwon, y acercó a la mesa las dos sillas como tronos.
 
  ¿Vuestros  invitados  se  han  marchado  al  fin?    preguntó Heechul, pronunciando las palabras con todo el disgusto y el odio que sentía.
 
— Sí. Mi casa ha vuelto a la normalidad. Primero comeremos y después hablaremos.
 
Heechul lo miró con recelo
 
— ¿Acerca de qué?
 
— De vos y vuestra nueva vida aquí..., de lo que se esperará de vos. Esta vez dejaremos las cosas arregladas.
 
¡Oh, señor! Sintió que se acercaba otra batalla y en verdad no le gustó la perspectiva. ¿Siempre tendría que chocar con este hombre? Todavía no había tenido un día de paz desde la muerte de su padre y ansiaba un poco de tranquilidad.
 
Heechul suspiró y se unió a Siwon en la pequeña mesa. El había traído dos tazones llenos del desayuno diario normal: gachas de avena. También había faisán recalentado y una hogaza entera de pan para los dos. Cuando Heechul tomó un jarro y lo encontró rebosante de leche tibia como antes, hizo una mueca.
 
— ¿Por quién me tomáis que me dais leche como a una criatura?
 
— Yo también bebo leche — replicó él, levantando un jarro como el suyo— Se cree que es una bebida saludable
 
— ¡Detesto la leche! — estalló— ¿Aquí no se le s permite a los jóvenes un poco de vino o hidromiel?
 
El se reclinó en su silla y frunció los labios.
 
— Sí, se les permite — dijo— . Pero no a los esclavos.
 
Heechul sintió un fuerte impulso de arrojarle la leche en la cara para borrar esa expresión.  Se preguntó  fugazmente  cómo reaccionaría  y decidió no hacer la prueba. Maldijo otra vez a su destino y en seguida atacó la comida, ansioso por terminar de una vez.
 
Siwon lo observó en silencio mientras comía y notó el color encendido de sus mejillas. No hacía falta mucho para inflamar el carácter de este joven. La sola mención de su nueva condición era suficiente. Nunca había conocido un joven con tanto orgullo fuera de lugar y con tanta arrogancia. Que le perteneciera, era algo que todavía él tenía que decidir si le resultaba gratificarte.
 
Recordó cuando vino tarde en la noche y lo encontró hecha un ovillo en la cama. Su rostro parecía tan infantil, su belleza tan irreal. Pero en seguida recordó cómo lo había encontrado ayer, abajo, todo furia y fuego, salvaje y desafiante. Aun entonces él admiró su belleza,  el intenso color de su cara causado por la cólera. Lo enfureció sobremanera encontrarlo discutiendo con su madre. Pero se detuvo para escuchar las palabras con que describía lo que había sufrido, lo que había perdido a manos de su padre. Algo de su furia murió entonces, pero se reavivó de inmediato cuando amenazó a su hermano.
 
¡Pensar que un esclavo suyo iba a atreverse a amenazar a su familia! Y después, ver que su madre lo defendía, que detenía su mano para que no lo castigara como se lo merecía. Sin embargo, fue una suerte que su madre hubiera estado allí, porque él, enfurecido como estaba, seguramente habría lo lastimado seriamente, sólo para lamentarlo después.
 
— Bueno, ¿vais a dictarme vuestra ley ahora?
 
La insolente pregunta lo hizo sonreír, lo cual formó hoyuelos en sus mejillas.
 
— ¿Aceptaréis mi ley? .
 
— Primero os escucharé, después tendréis mi repuesta — repuso él con voz carente de interés.
 
— Muy bien — dijo él, recostándose nuevamente en el respaldo de su silla— Para empezar, no tendréis más berrinches de los que me habéis brindado hasta ahora.
 
— Yo no tengo berrinches, vikingo, digo lo que siento — respondió con calma.
 
— En vuestros labios, la palabra vikingo suena como un insulto. No quiero volver a oírla.
 
— ¡No os llamaré amo! — siseó él, pronunciando la palabra con intenso desprecio
 
— Os concedo eso — replicó él— . Me han dado un nombre que podéis usar.
 
— A mí también me dieron un nombre, aunque no he oí do que vos lo uséis...
 
— Muy bien... Heechul — dijo él y sonrió.
 
Heechul dejó que una sonrisa asomara a sus labios.
 
— No es tan difícil llegar a un acuerdo con vos.
 
— ¿No? Deberíais reservar vuestras opiniones hasta que hayamos terminado — respondió él, y vio que la rara sonrisa desaparecía— . Ahora bien — continuó con tono autoritario— Jooahn me ha sugerido que seáis alojado con los otros jóvenes. Donghae y Leeteuk comparten una casita a corta distancia detrás del establo. Viviréis con ellos. Dormiréis y pasaréis vuestro tiempo libre allí. ¿Es de vuestro agrado?
 
— Sí.
 
— Bien. Vuestras tareas no serán diferentes de los de esos jóvenes. Ayudaréis a cocinar y limpiar, ordeñaréis las vacas, moleréis el grano. En realidad, no hay mucho que hacer, pues esta casa es pequeña y sólo tenéis que servirme a mí. Cuando no esté, Donghae os dirá qué hacer. Y puesto que no tengo esposo, también ayudaréis ocasionalmente en el cuarto de costura, a remendar y hacer nuevas ropas.
 
— ¿De veras? — preguntó Heechul con frialdad.
 
— Sí. No habrá niños que cuidar ni un joven señor que atender, pues nunca me casaré. Sólo tenéis que complacerme a mí — dijo Siwon rápidamente.
 
— Todas esas tareas que habéis descrito son tareas de jóvenes y mujeres.
 
— Por supuesto.
 
Heechul lo miró fijamente, tratando de conservar la calma.
 
— Teníais razón cuando dijisteis que reservara mi opinión sobre el resultado de esta plática, porque si eso es lo único que me ofrecéis, nunca nos pondremos de acuerdo.
 
Siwon la miró ceñudo.
 
— ¿Os negáis a trabajar?
 
— ¡He dicho que no quiero hacer trabajos delicados ! — dijo con altanería— ¡Nunca lo hice y nunca lo haré!
 
El se inclinó hacia adelante con los ojos entrecerrados como dos hendiduras cada vez más furioso.
 
— ¡Lo haréis!
 
— ¡No, vikingo! — replicó, poniendo fin a la especie de tregua que existía entre los dos— . ¡No lo haré!
 
— ¡La comida que coméis, las ropas que vestís, vienen de mí! ¡La casa donde dormís es mía! — estalló él, poniéndose de pie— . ¡Si no ganáis lo que consumís, sois inútil para mí!
 
— Ganaré lo que consuma — dijo Heechul en un tono repentinamente calmo que lo sorprendió.
 
— ¿Cómo? No será en mi cama, si es eso lo que pensáis.
 
— Con seguridad, eso jamás ocurrirá. No. Jackie ha dicho que puedo ayudarlo con los caballos si le dais vuestro permiso — Siwon lo miró torvamente.
 
— ¿Cuándo hablasteis con Jackie?
 
— El primer día de vuestro regreso.
 
— ¡Os ordenaron que ese día permanecieseis en el cuarto de costura!
 
— No estoy acostumbrado a la inactividad, vikingo —    replicó con vehemencia— ¡Tampoco a recibir órdenes!
 
— Bueno, tendréis  que  aprender — repuso Siwon con brusquedad— . Y en cuanto a trabajar con Jackie, eso   está fuera de la cuestión.
 
  ¿Por  qué?    preguntó—  Decís  que  debo  ganar  lo  que consumo. Bien, os dije lo que es aceptable para mí. Conozco de caballos tanto como de armas, y no me opongo a limpiar un establo porque lo he hecho antes. Si eso no basta, también puedo cazar. En mi casa, yo proporcionaba carne para nuestra mesa; lo mismo puedo hacer aquí.
 
— ¿Ese es el alcance de vuestros talentos? — preguntó Siwon con sarcasmo.
 
Heechul sonrió de repente.
 
— No. Si tenéis un enemigo, lo mataré por vos — Siwon estalló en carcajadas.
 
— Sois sorprendente, joven. ¿De veras os gustaría ser un hombre?
 
Heechul se enfureció por su tono burlón.
 
— No puedo evitar ser lo que soy — dijo con voz quebrada— Fue así como me criaron.
 
— Bueno, tendréis que cambiar vuestros hábitos.
 
— ¿No cederéis?
 
— No. Trabajaréis en la casa.
 
Heechul se  levantó  con  los   hombros  rígidos   y  el  mentón orgullosamente en alto.
 
  Entonces    dijo—  ,  no  me  dejáis  otra  alternativa que marcharme.
 
— ¿Qué? — Lo miró con incredulidad.
 
— Me habéis oído, vikingo. Puesto que no trabajaré según vuestras órdenes y vos no me dejáis elegir, entonces, como dijisteis, seré inútil para vos. De modo que me marcharé.
 
Siwon meneó lentamente la cabeza y cruzó los brazos.
 
— No, joven. Eso es imposible. Olvidáis que ya no sois libre de ir y venir como os plazca. Ahora me pertenecéis.
 
— ¡Sois un asno insufrible! — estalló Heechul, con su furia reflejada en la plata vidriosa de sus ojos— . ¿Creéis que podríais detenerme si quisiera marcharme?
 
Siwon se puso rígido de ira. Se sorprendió por haber soportado hasta ahora su obstinación.
 
— Si abandonáis mis tierras, todo vikingo de millas a la redonda será lanzado tras vos. Después seréis encerrado en una celda por vuestra terquedad... indefinidamente.
 
Heechul  se rió de él.
 
— Una vez que me haya marchado, vikingo, no me encontrarán. Así que vuestras amenazas no me asustan.
 
— He tolerado mucho de vos — dijo Siwon con voz fría como el hielo— Pero basta. Es tiempo que aprendáis plenamente lo que significa ser poseído.
 
Heechul miró la puerta cerrada, pero no quiso huir. No cuando podía apoderarse del cuchillo que Siwon llevaba en su cinturón y ponerse en posición ventajosa.
 
— ¿Qué tenéis pensado, vikingo?
 
— Una buena azotaina, para empezar — dijo él, y empezó a acercársele.
 
Siwon esperaba que echara a correr y, por lo tanto, no estaba preparado cuando Heechul se lanzó hacia él y en seguida se escabulló fácilmente por debajo de su brazo. El murmuró un juramento y se volvió para agarrarlo, pero se detuvo de pronto cuando vio el brillo del cuchillo que tenía en la mano. Heechul rió de la absurda expresión de Siwon.
 
— ¿Decíais?
 
— ¡Dadme el cuchillo! — rugió él.
 
— ¡Venid y         tomadlo, maldito! — le dijo con ojos tan decididos como su   tono.
 
— ¡Sufriréis más por esto!
 
— Cuidado, vikingo — dijo en tono de provocación— . Ahora no está aquí vuestro Bugsy para protegeros.
 
Siwon soltó un gruñido y fue hacia él. Heechul mantuvo el cuchillo delante de él, con intención de mantenerlo a raya , no de matarlo. Era una bestia arrogante, pero aún no le había hecho ningún daño. Quería la sangre del padre, no del hijo.
 
Sin embargo, fue un error no atacarlo, porque Siwon dio un salto y aferró la muñeca del brazo que sostenía el arma. La presión que aplicó para hacer caer el cuchillo fue tremenda, pero se mordió el labio y soportó el dolor, mientras maniobraba diestramente el cuchillo hasta que le hizo un corte en el brazo. El le soltó . Heechul miró la sangre y notó que era apenas un pequeño arañazo. Pero en ese momento, el puño de Siwon cayó con fuerza sobre su muñeca y el cuchillo cayó al suelo. En seguida golpeó a Heechul con el dorso de la mano y casi le hizo perder el equilibrio.
 
Heechul se limpió lentamente la sangre que brotaba de su labio inferior y lo miró desafiante. Permaneció erguido, orgulloso y sin temor frente a su contrincante.
 
— Haz lo tuyo, vikingo.
 
El no dijo nada, sino que lo miró un largo momento. Algo de su cólera se disipó. No se preparó para correr cuando él se quitó el cinturón y lo sostuvo en su mano, sino que lo miró con odio a los ojos.
 
Entonces, inesperadamente, él dejó caer al suelo el grueso cinturón. Heechul lo miró con expresión de desconcierto que se acentuó cuando él procedió a quitarse la túnica. Luego se inclinó par a soltar las correas de cuero que le ceñían los pantalones alrededor de las piernas, y Heechul ahogó una exclamación.
 
— ¿Qué estáis haciendo?
 
Una sonrisa cruel asomó a los labios de Siwon.
 
— Me desnudo — dijo. Heechul dilató los ojos.
 
— ¿Me golpearéis sin vuestras ropas? — preguntó con incredulidad.
 
— No — dijo él fríamente mientras terminaba con las correas y se quitaba sus botas de cuero blando— . He decidido trataros de otra forma.
 
— ¿Cómo?
 
El enarcó una ceja.
 
— Yo diría que es obvio. Os dominaré en la única forma segura que un hombre domina a un joven. Os poseeré.
 
Heechul lo miró un instante antes de que el significado de las palabras se le aclarase. Por primera vez, un miedo genuino asomó a sus ojos. Su cara perdió color. Dio un paso atrás.
 
Un pánico aterrorizador se adueñó de Heechul. Esto no tenía que suceder. Todos habían dicho que él odiaba a los jóvenes. Yang dijo que él no lo usaría en esa forma. Y él no lo había mirado ni una sola vez con lujuria, como los otros. ¿Cómo podría soportar el sufrimiento que, según Jaejoong, acompañaba al acto? ¿Tendría que avergonzarse de sus propios gritos de dolor? No tenía idea de lo intenso que podía ser.
 
Siwon miró a Heechul con perplejidad. Vio las emociones en conflicto que cruzaban el rostro del joven. Pero más lo sorprendió el terror en esos ojos... el joven que hasta ahora sólo había demostrado coraje, que había esperado, desafiante, que él le diera una buena azotaina y ahora se acobardaba ante la perspectiva de ser poseído.
 
Un cambio tan dramático era desconcertante. Había pensado que, por su actitud rebelde, ningún dolor lo doblegaría. Pero que tanta determinación se quebrantase por el medio que él escogía para humillarlo no estaba de acuerdo con ese carácter; por lo menos, no antes que el hecho estuviera consumado.
 
— ¿He encontrado el medio de domaros? — preguntó en tono sereno y curioso.
 
Ante esas palabras, en el rostro de Heechul apareció, a su pesar, una chispa de cólera.
 
— ¡Yo no soy un animal para que me domen! — dijo.
 
— Pero sois un esclavo cuya arrogancia no puede ser tolerada — replicó él con suavidad.
 
— Pero vos no me deseáis, vikingo. ¿Entonces, por qué esto? — dijo en tono sumiso.
 
Siwon lo miró pensativo.
 
— Admito que detesto a los jóvenes. No los uso a me nudo, sólo cuando lo exige mi cuerpo. Pero parece que ésta es la única forma en que puedo poner fin a vuestra altanería.
 
Dió un paso adelante y Heechul se puso todavía más pálido. Permaneció un momento petrificado y luego se lanzó locamente hacia el cuchillo que estaba en el suelo. Pero Siwon había anticipado ese movimiento y lo agarró antes que pudiera acercarse al arma.
 
Heechul luchó como una criatura salvaje atrapada, que sabe que pronto va a morir. Sus agudas uñas se clavaron en ese pecho como una roca, pero a sus oídos sólo llegó una risa divertida.
 
— Ahora no estáis armado. Enfrentaréis mi fuerza con la vuestra, pero ya sabéis quién saldrá perdedor.
 
Le hundió los dientes en el brazo de él. Rápidamente quedó libre, pues él gritó y lo soltó. Heechul quiso arrojarse al suelo, pero él lo tomó de la parte posterior de la camisa. Cuando tiró, la prenda se rasgó hasta la cintura.
 
Allí, el cinturón impidió que siguiera desgarrándose. El lo atrajo hacia sí. Heechul se volvió y lo golpeó en la cara con el puño cerrado. El le aferró el brazo como una férrea tenaza y se lo retorció a la espalda, haciendo que su pecho se apretaran contra él.
 
— ¡Soltadme! — gritó con voz cargada de histeria.
 
— No, creo que no lo haré.
 
Heechul pensó en rogarle otra vez, pero levantó la mirada y vio el deseo que por fin asomaba a los ojos de él. Se sintió debilitado por el miedo y lo único que pudo hacer fue sacudir la cabeza de lado a lado cuando él intentó besarlo. Por fin él le sujetó la cabeza con su poderosa mano y bajó su boca hacia la suya. Pero antes de que los labios se encontraran, agarró un puñado de la melena de él y le tiró la cabeza hacia atrás.
 
— ¡Por Thor! — gruñó él— . ¡Os resistís como si fueseis todavía virgen, cuando no lo sois!
 
— Lo soy — dijo en un susurro contra el pecho de él, haciendo una mueca por el dolor del brazo que él no le había soltado.
 
El miró desde arriba la coronilla de Heechul aflojó un poco el brazo, pero siguió sujetándola contra él.
 
— No puedo creer que los hombres de mi padre no se hayan sentido atraídos por vos como se sintieron los míos.
 
— No se me acercaron .— dijo quedamente, y rezando para que esto lo hiciera cambiar de idea— . Vuestro padre lo s mantuvo alejados.
 
Súbitamente, las carcajadas de Siwon llenaron la habitación.
 
— ¿De modo que es por eso que ahora me teméis?
 
— ¡Yo no os temo, vikingo!
 
— Sí, me teméis — repuso él, con voz mucho más suave— porque yo soy el hombre que va a desfloraros. Seré gentil con vos, Heechul, pues os demostraré lo que quiero demostraros, no importa cómo os trate.
 
Lo levantó en brazos, pero él se retorció y pateó salvajemente otra vez. Fue un esfuerzo llevarla hasta la cama. Allí lo dejó caer, en seguida se le echó encima y lo sujetó firmemente. Heechul se arqueó y sacudió para quitarse el gran peso de encima y le arañó la espalda, hasta que él le sujetó los brazos a los lados.
 
— ¿Por qué insistís? He dicho que seré gentil. Os causará algún dolor esta primera vez, pero no mucho.
 
  ¡Mentís!    gritó  Heechul,  tratando  en  vano  de  liberar  sus brazos— . ¡Otro rasgo vil para añadir a los otros que tenéis!
 
— ¡Quieto! — ordenó él en tono cortante cuando Heechul levantó la rodilla peligrosamente cerca de su ingle— Estabais dispuesto a recibir una azotaina que causa mucho dolor, pero rechazáis esto, que sólo causa placer. ¿O es la humillación lo que teméis, porque una vez hecho, no habrá ninguna duda de que me pertenecéis?
 
— ¡Vuestra lengua embustera no hará que me someta! — gritó lleno de frustración— . ¡Conozco los sufrimientos que vais a causarme!
 
— ¿Sufrimientos? — el miró esos ojos aterrorizados y se preguntó qué demonios le habrían metido en la cabeza— . La verdad surgirá del hecho.
 


1 comentario:

  1. Wow Siwon lo va a hacer esto se pondra mu interesante Heechul no dejara de pelear ya quiero el siguiente cap gracias bye.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...