Vikingos I -6

 

El grande y largo navío vikingo avanzaba por el fiordo como un enorme dragón con remos en vez de alas, y se acercaba pacíficamente a su destino. Al pasar frente al embarcadero de Kangta, los hombres quisieron lanzar gritos y hacer barullo, pero Siwon los detuvo. Aunque el sol de medianoche se demoraba sobre el horizonte como una gran bola de fuego, todavía no era de día y casi todos debían de estar durmiendo profundamente. Por la mañana habría tiempo de sobra para el jolgorio y los saludos a los amigos. Pero ahora Siwon quería llegar a su casa a fin de dormir lo que quedaba de la noche en su propia cama.
 
Los hombres pasarían la noche en la casa de Siwon. A la mañana irían a sus hogares, buscarían a sus familias y regresarían para celebrar. Todos se sentían agotados porque pocas horas antes habían tenido que luchar contra una tormenta.
 
Dos hombres fueron escogidos para permanecer en el barco, pues el cargamento no sería desembarcado esa noche. Los otros siguieron a Siwon por el estrecho sendero que subía el acantilado, llevando sólo lo esencial. La casa estaba silenciosa y oscura, porque el tiempo todavía no era tan frío como para tener fuegos encendidos durante la noche. La luz del sol entraba por la puerta abierta y daba claridad suficiente para moverse sin tropezar con los bancos y las largas mesas que había en el hall.
 
Siwon encontró su camino por la escalera a oscura sin dificultad. Por fin entró en su propia habitación. Aquí serían traídos el canapé sin respaldo, presuntamente de Oriente, y las dos sillas como tronos que había comprado. Por el momento, la espaciosa estancia estaba escasamente amueblada con una cama enorme, una sola silla de respaldo recto y un gran cofre. Ninguna alfombra, salvo una vieja piel de oso, cubría el frío suelo y ninguna colgadura adornaba las paredes. Esto sería corregido cuando la carga del barco fuera traída a tierra.
 Débiles rayos de luz que llegaban del corredor iluminaban la habitación. Siwon se dirigió a la puerta del lado opuesto que se abría a un pequen, balcón de piedra, y la abrió. Un panorama majestuoso se presentó a sus ojos. El fiordo se extendía a lo lejos en sombría esplendor. Al oeste estaba el azul profundo del océano; el púrpura y el gris oscuro de las montañas se alargaban al este.
 
Pero lo más sorprendente era la bola de fuego anaranjada del sol que apenas se elevaba del horizonte.
 
Siwon permaneció allí varios minutos hasta que volvió a sentir el cansancio de su cuerpo. Dejó la puerta del balcón abierta, lo cual inundó la habitación de luz, y cruzó la habitación para cerrar la otra puerta antes de volverse hacia su cama. Allí sobre el blanco cobertor de armiño hecho por su madre con pieles que él le había traído, yacía la forma de un niño, acurrucado como una pelota, que parecía muy pequeño en el centro del amplio lecho.
 
Siwon se detuvo de repente. El negro pelo del joven se extendía en abanico sobre el armiño y le ocultaba la cara. Su figura era oscura, envuelta en un camisón de lana demasiado grande, de modo que no pudo calcular la edad de esta criatura dormida.
 
Sin embargo, no sintió curiosidad, sino cólera porque su lecho no estaba disponible para él cuando tanto deseaba su comodidad. Se volvió y salió airadamente de la habitación. Fue directamente al cuarto de Jooahn, entró sin llamar y sacudió rudamente a la mujer hasta despertarla.
 
— ¡Mujer, despierta!
 
Jooahn abrió apenas los ojos y miró la alta figura inclinada sobre su pequeña cama. El rostro de él estaba en la sombra pero ella lo reconoció al instante.
 
  ¡Siwon! ¡Habéis regresado!
 
– Obviamente — respondió él con sequedad, en tono inconfundiblemente colérico — ¡Y para encontrarme con que habéis sobrepasado los límites de vuestra autoridad!
 
— Yo... ¿de qué estáis hablando?— preguntó ella con indignación, y se subió hasta el cuello el cobertor bordado — Me acusáis falsamente.
 
Siwon arrugó el entrecejo.
 
— ¿Con qué derecho permitís un huésped en mi cámara cuando se encuentra vacío el cuarto que les está destinado?
 
—¿Un  huésped?  —pasó  un  momento  antes  de establecer  la relación, y entonces rió por lo bajo —  No, él no es un huésped.
 
Siwon estaba próximo a perder toda su paciencia.
 
—Explicaos, Jooahn, y de prisa. ¿Quién es el joven?
 
— El es vuestro. Vuestra madre ordenó cuidarlo personalmente y por eso no lo puse con los demás. Y sabía que cuando regresarais usaría el cuarto de huéspedes, No creí que os importara si él compartía con vos vuestra habitación.
 
Siwon se estremeció de frustración.
 
— ¡Primero, sí me importa! — dijo con aspereza, sin importarle quién pudiera oírle— . Segundo, ¿qué queréis decir con que es mío?
 
Jooahn no estaba acostumbrada a ver a Siwon tan encolerizado. Hubiera debido recordar su disgusto reciente por los jóvenes y poner a éste en otra parte.
 
— Vuestro padre hizo una incursión en las islas Británicas este verano y regresó con siete cautivos. Este muchacho era uno de ellos y vuestro padre os lo ha regalado. Era el hijo joven de un lord y creyó que seria vuestra pareja.
 
— ¡Mi pareja! —  estalló él.
 
— Eso fue lo que pensó la gente de él, Siwon — añadió Jooahn rápidamente – Kangta les mintió para que la incursión fuese más fácil. Es una larga historia que, estoy segura, Kangta os contará con placer.
 
— ¿Qué tiene de malo el muchacho que Yunho no quiso quedarse con él? — preguntó Siwon, sabiendo que su hermano siempre escogía los mejores jóvenes ahora que Kangta no los conservaba.
 
— El joven es una arpía endemoniado. Debéis haber perdido el favor de vuestro padre para que os cargue con semejante presente. Es peleador, según me dijeron, y sediento de sangre.
 
Sin duda debía de ser también feo y por eso Yunho no lo había querido. ¿Por qué le habla dado su padre un joven así? Siwon suspiró, demasiado cansado para seguir pensando.
 
— Ahora él duerme, así que por ahora podéis dejarlo tranquilo – dijo — . Pero por la mañana lo pondréis en otro lado, no tiene importancia dónde.
 
— intentará huir, Siwon. No puedo dejarlo en el alojamiento de los demás mientras ellos cumplen sus tareas. Le sería demasiado fácil escabullirse de allí.
 
— ¡Por que no mujer! ¡He dicho que no tire importa lo que hagáis con él, pero no puede quedarse en mi habitación!
 
Con eso, Siwon, con grandes zancadas, regresó a s u habitación. La brisa fresca agitó el pelo sobre la cara de Heechul y lo despertó.
 
Parpadeó soñoliento ante la luz del sol que llenaba la habitación y gimió. ¿Ya era de mañana? Le pareció que hacía poca s horas lo habían desatado y advertido que no abandonara la habitación. Supuso que habían puesto a un guardia junto a la puerta, pero eso no le importó. Todavía no estaba preparado para marcharse. Su cuerpo aún seguía dolorido por el largo confinamiento y sabía que no se encontraba en condiciones de enfrentar lo desconocido. Debía recuperar las fuerzas y después vería qué vías de escape estaban abiertas para él. Sería una tontería marcharse sin saber algo de la tierra.
 
Sé levantó, cerró ambas puertas dejando la habitación a oscuras y volvió a meterse en la cama. Casi había vuelto a dormirse cuando oyó una voz airada. Pasaron unos instantes, la puerta se abrió y un hombre muy alto entró en la habitación.
 
Heechul se puso instantáneamente alerta, con todos los nervios de su cuerpo atentos al peligro. No se movió, mas observó al vikingo con los ojos entrecerrados, dispuesto a arrebatarle la espada si se presentaba la necesidad.
 
El extraño no miró en su dirección ni se acercó a la cama, sino que fue hasta la silla contra la pared y empezó a quitarse las ropas en forma violenta y colérica.
 
Primero la espada, después un cuchillo, a continuación la rúnica sin mangas que fue arrojada sobre el asiento de la silla. Luego el hombre levantó una pierna y puso el pie sobre la silla para desatar las correas de cuero que le ceñían la pantorrilla y quitarse la bota de cuero blando.
 
Heechul observaba las facciones y rasgos del hombre con ojos casi posesivos. Un hombre tan agradable de mirar como nunca había visto.
 
De nariz era larga y recta, el mentón firme y Los fuertes brazos desnudos tenían músculos gruesos como cuerdas, lo mismo que el amplio pecho y la espalda, músculos que se retorcían y danzaban con cada movimiento. Un vello castaño y rizado cubría el pecho y terminaba en el abdomen plano y firme. Las caderas estrechas se continuaban en muslos fuertes y bien formados.
 
Todo el cuerpo hablaba de fuerza y poder. Era soberbio, marcado solamente por unas pocas cicatrices pequeñas en la parte inferior del torso. Un cuerpo así era un arma peligrosa. Heechul se sintió transido por una sensación extraña y desconocida.
 
El hombre empezó a soltarse los pantalones y Heechul se puso rígido. Una parte de él quería ver el resto de este físico hermoso, pero otra parte, la práctica, sabía que nada bueno saldría de eso. Afortunadamente, el hombre miró hacia la cama y cambió de idea.
 
Heechul contuvo el aliento. Todavía tenía que pensar qué significaba la presencia del vikingo aquí. Por qué él tenía que entrar aquí y prepararse como si fuera a acostarse estaba más allá de su comprensión. Ni pensó que podía ser Choi Siwon.
 
Ahora el hombre se volvió, desconcertado, y miró la puerta del balcón. Después fue a abrirla otra vez. Luego cerró la otra puerta de modo que los dos quedaron encerrados juntos, y regresó a la cama.
 
Heechul dejó de fingirse dormido porque tuvo la sensación de que él sabía que estaba despierto. Rodó hasta un extremo de la cama porque el lecho estaba en un rincón contra la pared, y necesitaba una vía de escape. Allí se acurrucó, con el cuerpo tenso.
 
Ambos quedaron inmóviles cuando sus miradas se encontraron por un largo momento. Heechul se sintió como hipnotizado por esos ojos como la noche. Notó con fastidio que había estado conteniendo el aliento y volvió a respirar con libertad.
 
— Creo que habéis estado haciendo un juego de engaños — dijo él. Su voz sonó grave, ni colérica ni amable — No parecéis un arpía endemoniado con intenciones de huir, sino una criatura asustada..., aunque astuta, quizá, porque con tus artimañas has conseguido una habitación confortable
 
El rió con osadía.
 
— ¿Asustado? ¿De vos, vikingo? Vuestra primera descripción fue más exacta.
 
  Todavía estáis aquí — señaló él.
 
  Sólo porque me tuvieron atado a esta cama — replicó. En las labios de él asomó una leve sonrisa
 
— Es una historia muy conveniente, pero cuya false dad puede probarse fácilmente.
 
Heechul frunció el entrecejo. No estaba acostumbrado a que lo acusaran de mentiroso. Como un gato, saltó de la cama y se plantó ante él, las piernas separadas y los brazos en jara.
 
— ¡ Sabed esto, vikingo! — dijo con furia, mirándolo con ojos firmes y sombríos— Yo soy Kim Heechul y no miento. ¡Si no fuera como he dicho, podéis estar seguro que yo no estaría ahora aquí!
 
Un brillo divertido asomó a los ojos de Siwon cuando examinó esta orgullosa beldad. Ignoró lo que sugerían sus palabras y las tomó como una amenaza vacía.
 
  Puesto que Jooahn no sabe qué hacer contigo, es conveniente que haya llegado yo para encargarme de vos— dijo en tono ligero.
 
— ¿De veras? —  preguntó, levantando una ceja. Antes que él pudiera replicar, preguntó con recelo —¿Quién sois, vikingo?
 
— Vuestro dueño, según me han informado — Heechul ahogó una exclamación.
 
— ¡No, yo no tengo dueño!
 
Siwon se encogió de hombros. No era manso el esclava que le habían dado, eso era evidente.
 
  Tenéis poco que elegir en el asunto...
 
— ¡He... dicho... no! —  gritó Heechul con lentitud y todo su ser se rebeló contra la idea. Sus ojos reflejaron su, cólera, ¡Jamás!
 
En la voz de él hubo un asomo de impaciencia
 
— No discutiré el tema —Heechul lo sorprendió con un a altanera respuesta
 
  Yo tampoco
 
Siwon rió a pesar de si mismo. Nunca había tenido  un esclavo como éste. Ese pelo tan negro, casi azul y esa piel blanca y sedosa... y una cara que era una visión. Casi se sintió tentado de inspeccionarlo más a fondo, de ver qué había debajo de ese camisón que poco le favorecía.
 
Heechul lo observó con recelo cuando él se sentó sobre la cama y paso sus largos dedos por su pelo. Así que éste era Choi Siwon, el hombre con quien hubiera tenido que casarse, el hombre que ahora se creía su dueño. Hablaba su lengua, lo cual lo sorprendió. Pero entonces recordó que también la hablaba la madre, quien debió de habérsela enseñado.
 
Deseó que él no hubiera regresado tan pronto, pues de ese modo hubiera tenido tiempo de estudiar primero su situación. No sabia si debía temer o no a este hombre. Decididamente, era agradable de mirar y se sorprendió casi deseando que las cosas hubiesen resultado diferentes, que estuviera aquí como su novio, no su esclavo. Kangta había arreglado eso y por esa razón lo odió todavía más.
 
— ¿Qué queréis decir con eso de que os encargaréis de mí?
 
— No tolero propiedad inútil. Mis esclavos se ganan su comida de una forma u otra, o me deshago de ellos.
 
La frialdad de su voz, junto con las palabras despiadadas, le hicieron estremecer.
 
— ¿Seríais capaz de venderme?
 
— ¿Queréis sugerir que no tengo derecho?
 
— ¡No lo tenéis! — estalló enfurecido — Os he dicho que no tengo dueño.
 
— ¡Odín me asista! —  imploró Siwon, exasperado, y lo miró con expresión borrascosa    iDesistid,  joven, o me  sentiré  tentado  de demostrarlo  
 
Heechul estuvo a punto de preguntar cómo, aunque enseguida decidió que prefería no saber. No cedería, pero puesto que él todavía no le había hecho ninguna exigencia, por ahora podía dejar pasar el asunto.
 
  Muy bien, Choi Siwon —  dijo con indiferencia.
 
El lo miro con recelo sin saber si había cedido debido a su amenaza o porque era realmente suyo. Si no hubiera estado tan exhausto, no habría tolerado hasta este punto su altanería. Seguramente este esclavo necesitaría que lo domasen. Pensó que él seria hasta capaz de disfrutar con el esfuerzo.
 
Esto lo sorprendió. Hacía mucho tiempo que no sentí a una atracción instantánea hacia un joven. Se preguntó si era su belleza o su actitud orgullosa y desafiante lo que más lo intrigaba. Deseó no estar tan cansado. Pero no importa. Podía esperar. Estaría aquí cuando él estuviera listo para ponerlo a prueba.
 
— Podéis continuar vuestro sueño, joven — dijo en tono de cansancio — Mañana podremos discutir vuestra posición.
 
El volvió sus ojos desconcertados hacia la ventana.
 
  Ya es de día.
 
  No, es medianoche y yo necesito mucho dormir.
 
— No soy ciego, vikingo — replicó él secamente — Veo claramente la luz del sol...
 
El había perdido las ganas de discutir. Levantó la manta de armiño y se cubrió con ella.
 
  Estamos muy al norte. Nuestro verano no tiene noche como vos  la conocéis, nuestro invierno no tiene día.
 
Ahora Heechul recordó las lecciones de Janghoon. El le había dicho que aquí el sol no se ponía durante el verano, que en invierno asomaba nada más que unas pocas horas y que durante cierto tiempo no aparecía en absoluto. En aquella ocasión, pensó que su maestro estaba contándole historias fantásticas para hacer sus lecciones más interesantes.
Miró a Siwon, quien ya estaba acostado con los ojos cerrados.
 
— ¿Dónde debo dormir, entonces? —  El no abrió los ojos para responder.
 
  Nunca he compartido mi cama, pero supongo que esta vez puedo hacer una excepción.
 
— ¡Vuestra generosidad no es aceptada! —  replicó Heechul — . No dormiré con vos..
 
— Como gustéis, joven. Aunque apostaría que el suelo no será de vuestro agrado.
 
Heechul  contuvo el insulto que ya salía de sus labios y se dirigió a la puerta. La voz de él le hizo detenerse antes de llegar.
 
— ¡No tenéis mi permiso para abandonar esta habitación, lord Heechul!
 
Él giró para enfrentarlo, con los ojos peligrosamente dilatados          
 
— ¿Vuestro permiso? ¡Yo no lo pedí — El se incorporó sobre un codo.
 
  No, pero lo pediréis de ahora en adelante.
 
— ¡Oh, tonto, bobalicón insufrible! —  estalló con furia — ¿Ninguna de las palabras que dije entró en vuestra  dura cabeza? A mi, nadie va a decirme que...
 
— ¡Basta de cháchara, muchacho! —  ordenó él —  Loki debe estar riéndose de los hados que os trajeron a mí. Estáis muy equivocado si pensáis que deseo compartir mi cama con vos, pero no veo otro remedio por esta noche, si es que quiero dormir algo.
 
Heechul dejó pasar el insulto.
 
  ¿No tenéis otras habitaciones en esta casa?
 
— Sí, pero están ocupadas. Mi casa está llena de hombres, los que regresaron conmigo. Estoy seguro de que no les gustará que tropecéis con ellos en la oscuridad, pero vuestros gritos pidiendo que os suelten no me ayudarán a conciliar el sueño.
 
  Los gritos de vuestros hombres, no los míos — replicó.
 
Siwon suspiró con fuerza.
 
— Os sobrestimáis demasiado. Ahora dejadme  en paz y venid la cama.
 
Heechul se tragó otra réplica y se acercó lentamente a la cama. Era más acogedora que el suelo, tuvo que admitir. Trepó al lecho y se tendió del lado de la pared, a más de sesenta centímetros del vikingo. El armiño debajo del cual yacía él, y sobre el que se tendió, era como una muralla entre los dos. Momentos después, Heechul oyó la respiración profunda y regular de Siwon. Estuvo largo tiempo despierto, hasta que por fin se durmió.
 
 
 
Heechul fue despertado con rudeza cuando Jooahn irrumpió en la habitación.
 
— ¡Despertad! ¡Despertad muchacho, antes que él regrese y os encuentre todavía en la cama!
 
Heechul levantó la cabeza y vio que Siwon ya no es taba a su lado. Después miró a la severa mujer de rostro duro que estaba de pie junto a la cama y le lanzó una mirada desdeñosa, se preguntó qué haría la mujer si la atacaba. Probablemente correría gritando por su amo y él todavía tenía que conocerlo, aprender si debía o no temerle.
 
— De prisa, muchacho, y vestíos — continuó Jooahn, y entregó a Heechul una túnica de lana basta— . Siwon ya no os quiere en su habitación. En realidad, no está nada contento con vos. No es sorprendente, con vuestro mal de ojo.
 
Heechul le dirigió una mirada penetrante, pero nada dijo. Había decidido seguir fingiendo ignorancia de la lengua de ellos. Si hablaban en su presencia creyendo que no les entendía, quizá pudiera obtener alguna información útil. Era difícil actuar así cuando ya sus labios ardían a punto de replicar, pero lo intentaría.
 
Jooahn se volvió hacia la puerta e indicó a Heechul que la siguiese. Ruidos de jolgorio llegaban del piso inferior. Pasaron la escalera y entraron en una habitación pequeña del otro lado. Cuando Jooahn encendió varias lámparas de aceite de ballena para alumbrarse, Heechul vio que estaban en un cuarto de costura, donde se hacían toda clase de cosas.
 
La habitación no era muy diferente del cuarto de costura de su casa, aunque Heechul nunca había estado mucho tiempo allí.
 
— Siwon ha ido a buscar a su padre, pero ordenó que os quedéis en esta habitación y no salgáis de aquí — dijo Jooahn, haciendo señas para explicar sus palabras— . Yo tengo mucho que hacer abajo, para preparar el festín, y no puedo vigilarlos. Venid — se acercó a un gran
telar en un rincón, sobre el que había un tosco tapete a medio terminar. Indicó claramente que Heechul tenía que trabajar en él— Esto os tendrá ocupado.
 
— Me pudriré vivo antes de tocarlo — dijo Heechul en su propia lengua, con una sonrisa en los labios.
 
— Bien, bien — dijo Jooahn, devolviéndole la sonrisa— Siwon pareció creer que me causarías problemas, pero yo no lo creo. Seréis útil y todo irá bien — se volvió para marcharse y añadió, en tono severo— Quedaos aquí..., aquí.
 
En seguida se marchó, cerrando la puerta tras de sí . Heechul miró con expresión amenazadora el telar de tapetes y dijo en tono despectivo:
 
— ¡Bah! Si cree que me obligará a hacer estos trabajos, esa vieja bruja tendrá más problemas de los que podrá manejar.
 
Heechul registró distraídamente la habitación. Encontró varias tiras gruesas de cuero y las trenzó para hacerse un cinturón.  Los sonidos que llegaban de la planta baja le recordaron a su casa, cuando su padre tenía invitados. Esto reavivó su dolor: hasta ahora, la cólera y la frustración lo habían tenido bajo la superficie. El recuerdo de la muerte de su padre y de la sangrienta escena que presenciara en su hogar aumentó su indignación.
 
— Oh, padre, fuisteis un tonto — susurró— Los atrajisteis hasta nosotros con vuestro ofrecimiento. Quisisteis salvarnos y nos habéis destruido.
 
Heechul no quería llorar otra vez. Llevaría su duelo en lo más profundo de sí mismo, pero no se lamentaría en voz alta, porque tenía otras cosas en qué ocupar sus pensamientos.
 
Decidió firmemente que no podía permanecer aquí. De alguna forma tenía que encontrar el modo de abandonar esta tierra dejada de la mano de Dios y retornar a su hogar. Necesitaría tiempo para aprender las características de la tierra y descubrir una vía de escape. También esperaba vengarse y quedaría más que satisfecho si podía lograr ambas cosas.
 
Involuntariamente, sus pensamientos fueron hacia el vikingo. Choi Siwon era un enigma. No había tomado parte en el engaño perpetrado contra su gente, pero constituía la más grande amenaza para él. Estaba convencido de que era su dueño y que podía hacer con él lo que quisiera. Pero no lo permitiría, ya lo vería.
 
Ese hombre alto, viril, no lo miraba con lujuria y eso, aunque un poco desconcertante, era una bendición. Heechul sabía que el vikingo esperaba que se hiciera útil. Si por lo menos pudiera pensar en algo que no le importara hacer, no tendría dificultad en quedarse aquí para ganar el tiempo que necesitaba.
 
¿Pero qué había aquí que pudiera hacer?
 
Heechul abrió sigilosamente la puerta. Pensó que si abandonaba el cuarto de costura provocaría la ira de Jooahn. Pero siempre podría escudarse en su propia ignorancia y aducir que no entendía las instrucciones de Jooahn.
 
Los ruidos de la planta baja se hicieron más fuertes. Se preguntó si Siwon ya había regresado. Si era así, también Kangta estaría allí. Destruir a ese hombre le produciría un inmenso placer; destruirlo, tal como él había destruido a su gente. Kangta debía morir. Él encontraría la forma.
 
 


1 comentario:

  1. Ok ya se conocieron pero no fue nada bueno, que hará Heechul, como lograra escapar conseguirá su venganza, gracias por el cap bye.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...