Vikingos I -8

 

Los dientes agudos de una pesadilla lo despertaron. Heechul se incorporó inmediatamente, listo para presentar batalla. Pero después de mirar a su alrededor, en la débil luz que se filtraba por la puerta entreabierta, se relajó en su improvisado lecho de pieles y se quedó mirando pensativo las oscuras paredes. ¿Era de mañana, o aún de noche? ¿Cómo podían estos vikingos beber toda la no che y todavía  seguir bebiendo?
 
Los ruidos de su barriga lo impulsaron a levantarse. ¿Acaso debería morir de hambre esperando que recordaran que estaba aquí? ¡Al demonio con ellos! Se buscaría su propia comida. Con los ojos brillantes de ira y determinación, salió de su lugar de confinamiento. No fue tan tonto de aventurarse por la escalera interior, porque la misma terminaba a la vista del hall. En cambio, siguió el camino que había hecho antes, por los escalones de piedra que llevaban al exterior, y después hasta la puerta abierta en el fondo de la casa, de donde salía un humo fragante.
 
Heechul espió nervioso el interior. Vio a dos jóvenes, que hacían girar un cerdo entero en un asador. Detrás de ellos, Donghae sacaba dos panes achatados de una bandeja de hierro de largo mango y los ponía con varios otros en un gran cesto que estaba sobre una mesa. A Jooahn no se la veía por allí, así que Heechul entró con cautela en la habitación larga y angosta.
 Donghae abrió sus grandes ojos cuando lo vio.
 
— ¡Heechul! ¡Oh, Señor, otra vez me olvidé de vos! Estuve tan ocupado — se disculpó— desde que Jooahn me arrancó del sueño.
 
— No es nada, Donghae. De todos modos, acabo de despertarme. ¿Qué hora es?
 
— Pasado el mediodía, y muchos otros también están despertándose  — replicó Donghae con cansancio, y se apartó de la cara el pelo rebelde.
 
  No  es  de  extrañar  que  tenga  tanta  hambre    dijo  Heechul sorprendido de  haber  dormido  tanto— ¿Han  seguido así  toda  la noche?  —preguntó,  señalando  con  la  cabeza  el  hall, desde donde venían ruidos de francachela.
 
Donghae suspiró.
 
— Sí — dijo— No se han detenido. Algunos quedaron desmayados por los excesos, pero la mayoría fueron lo bastante prudentes para retirarse y dormir un poco antes de continuar la celebración. Todavía hay algunos con los ojos enrojecidos, que siguen cantando con sus copas en la mano.
 
— ¿Cuándo acabarán?
Donghae se encogió de hombros.
 
— Quizá mañana, espero. Pero será mejor que regreséis en seguida arriba, Heechul. Los hombres vienen de tanto en tanto hasta aquí para molestando. No convendría que os viesen aquí. Se han hartado de mí y de Leeteuk, quien aún está en el cuarto de huéspedes. Se volverían locos por un joven nuevo al que no han probado todavía.
 
— Entiendo — replicó Heechul, seguro de que Donghae exageraba. Después de todo, Siwon ni una vez lo había mirado con interés.
 
— Ahora prepararé vuestra bandeja y la llevaré arriba.
 
— Muy bien.
 
Heechul se volvió para marcharse, pero se había demorado demasiado. Detrás de él oyó una risotada que sonó como el rugido de una bestia. Alarmado, miró por encima de su hombro y vio un gigante corpulento que venía pesadamente hacia él. Otros dos estaban junto a la abertura del hall, riendo y alentándolo.
 
— ¡Corre, Heechul! — gritó Donghae.
 
Aunque iba contra su naturaleza huir de nada, su sentido común le dijo que ésta no era una ocasión oportuna para intentar la resistencia, pues no tenía armas y era superado en número. Corrió hacia la puerta, pero ya había perdido demasiado tiempo debatiéndose consigo mismo. El vikingo lo aferró por el cabello y lo atrajo con violencia hacia él.
 
— ¡Soltadme, maldito pagano! — exclamó.
 
Pero él se rió de su indignación y su inútil lucha; además, no entendió sus palabras. Heechul tuvo que morderse los labios para no insultarlo en la lengua de él; eso habría estropeado sus planes, de modo que le siseó en su propio idioma, aunque de poco le valió, pues lo llevó nuevamente adentro. Lo tenía enganchada bajo el brazo como a una pieza de equipaje cuando cruzó el área de cocinar para reunirse con sus dos amigos en el hall, junto a la escalera. Heechul notó que Donghae ya no estaba en la cocina, pero de todos modos no hubiera podido ayudarlo.
 
— Vaya, Gun, habéis capturado una hermosa presa . Juro que este día tenéis la suerte de los dioses.
 
— Debe de ser el nuevo esclavo de Siwon. Me pregunto por qué lo ha tenido escondido hasta ahora — dijo otro.
 
El hombre que sujetaba a Heechul soltó una carcajada .
 
— ¿Lo estáis viendo y lo preguntáis?
 
— No, Siwon ya no se interesa por los jóvenes desde que Zhoumi lo defraudó.
 
— Sí, pero éste es diferente.
 
— De acuerdo, Gun. Sin embargo, Siwon no haría uso de este joven como haré yo. Tampoco es posesivo con lo suyo. ¿Entonces, por qué tenerlo escondido?
 
— Creo que él se escondió. Por la forma en que se resistió, yo diría que no quería que lo encontrasen.
 
— Kangta dice que pelea como un hombre.
 
— Con un arma, sí; pero ahora no tiene ninguna... ¡ ay! — Gun gritó, dejó caer a Heechul al suelo y se llevó una mano al muslo donde él lo había mordido.
 
— Puede pelear como un hombre con una espada en la mano, pero pelea como un jovencito cuando no tiene ninguna! — dijo otro hombre, riendo a carcajadas.
 
Heechul se puso instantáneamente de pie, pero quedó en medio de los tres hombres, con el hall a sus espaldas. El gigantón que lo había dejado caer lo miró ceñudo y trató de sujetarlo otra vez. Heechul ya había sufrido su fuerza y no se iba a dejar atrapar de nuevo. Fingiéndose asustado, esquivó la mano tendida de Gun y chocó con uno de los otros. Al hacerlo, tomó un cuchillo del cinturón de este hombre, lo arrancó fácilmente de la vaina y retrocedió, asegurándose de que ellos pudieran ver el metal brillando en su mano
 
— ¡Por Thor! Habéis sido burlado por un astuto joven, Yang.
 
El dueño del cuchillo lanzó a su amigo una mirada asesina.
 
— ¡El necesita que le den una lección!
 
— Hacedlo, entonces. Yo no tengo deseos de volver junto a mi esposo con una herida que no pueda explicar.
 
— ¿Gun?
 
— Sí, estoy con vos, Yang. El será el joven más brioso que habré tenido.
 
— Entonces yo le tomaré el brazo que tiene el cuchillo mientras vos lo sujetáis.
 
Heechul dividió su atención entre esos dos. Tontos, pensó despectivamente. Al hablar con entera libertad ante él le daban un arma mejor que el cuchillo.
 
Estaba preparado cuando se le abalanzaron. Sostuvo el cuchillo delante de él, y cuando Yang saltó para tomarle el brazo, Heechul lo bajó como un relámpago y le lanzó una puñalada que le desgarró la túnica, la cual instantáneamente se tiñó de rojo.
 
— ¡Para que aprendas, cerdo! — dijo Heechul a Yang , escupiendo las palabras, aunque apuntó con el cuchillo a Gun para mantenerlo a raya.
 
Ahora, la animosidad en las caras de los dos lo volvió más precavido y lentamente retrocedió, alejándose de ellos. Sin embargo, se detuvo de pronto cuando encontró el cuerpo de otro vikingo. Demasiado tarde se dio cuenta de su equivocación. Estaba en el hall y un grupo de hombres lo rodeaba. Se volvió como un relámpago antes que el que tenía detrás pudiera ponerle las manos encima, y rápidamente salió al descubierto.
 
El hall quedó envuelto en un manto de silencio. Los ojos de Heechul miraron rápidamente a su alrededor y encontraron rostros atónitos. Nadie se movió, excepto Gun y Yang, cuya intención seguía siendo claramente maliciosa. Si todos se precipitaban a la vez, sabía que estaría perdido, aunque unos cuantos morirían en el proceso y por fin habría podido vengarse en cierta medida.
 
Por lo menos, Heechul controlaba sus acciones. No lo dominó el pánico, como hubiera sucedido a cualquiera que fuese tan ampliamente superado en número. Cuando un borracho se le acercó, giró como un rayo, pero no usó el cuchillo. En cambio, le dio un puntapié que lo envió tropezando hacia atrás. Una vez más enfrentó a sus dos contrincantes, quienes habían aprovechado la distracción para acercársele más.
 
En la estancia, de pronto todos rugieron de risa ante la ridícula humillación del borracho. La tensión aflojó un poco mientras se hacían comentarios sobre Heechul.
 
Muchos lo conocían y quedaron asombrados al verlo dispuesta a pelear nuevamente. Todos lo miraban con curiosidad, y notaban la sangre que manchaba la túnica de Yang.
 
— Aplaudo la diversión, Yang — la voz grave de Kangta llegó desde el otro extremo de la habitación— ¿Pero creéis prudente armar a un esclavo?
 
Ante la obvia burla, la cara de Yang se puso de un rojo brillante. Pero en vez de desafiar a un hombre tan poderoso como Kangta , siguió con la farsa.
 
— No, pero fue lo menos que pude hacer para animar la fiesta. Muchos prefieren dormir en vez de seguir bebiendo.
 
Siguieron más risotadas y Heechul vio con desconfianza que sus dos adversarios renunciaban a perseguirlo y se mezclaban con los demás. Se volvió hacia la voz que reconoció fácilmente, con sus ojos encendidos por los fuegos del odio. En seguida vio a Kangta , sentado en un ángulo de una de las mesas largas. Sus ojos es encontraron y Heechul debió recurrir a toda su fuerza de voluntad para no gritar de rabia y atacarlo como hace un animal salvaje con su víctima.
 
— Dejad el cuchillo, Heechul.
 
Se puso tenso cuando oyó otra voz.
 
— ¡No, lo conservaré! — dijo.
 
— ¿De qué os servirá? — preguntó Yoomi.
 
— ¡Me salvará de ser maltratado por esos asnos borrachos! — replicó, y miró una vez más a su alrededor antes de meterse el cuchillo en el cinturón.
 
— Si, supongo que sí. Pero Siwon no permitirá que lo conservéis.
 
Los ojos de Heechul se entornaron peligrosamente y su mano se apoyó en el mango del cuchillo.
 
— Si él trata de quitármelo, lo lamentará — dijo secamente, y señaló con la cabeza en dirección a Kangta — . Hablad por mí y decid a vuestro esposo que lo desafío. El puede elegir el arma porque yo las conozco a todas.
 
Yoomi suspiró y meneó la cabeza.
 
— No, Heechul, no le diré eso.
 
— ¿Por qué? — Heechul se puso ceñudo— . Serán mis palabras las que le diréis, no las vuestras.
 
— Un vikingo no pelea con un joven o mujer. No hay ningún honor en ello— replicó Yoomi con suavidad.
 
— ¡Pero yo debo verlo muerto! — gritó Heechul con voz llena de frustración— . No es mi costumbre esconderme de un enemigo, así que debo pelearlo abiertamente. ¡El tiene que enfrentarme!
 
— El no luchará con vos, jovencito. Pero ten la seguridad de que conoce tus sentimientos.
 
— ¡Eso no basta! ¿No podéis comprender que estoy destrozado y que vuestro esposo es el responsable? Mis gentes están muertas por culpa de él... hombres con los que yo crecí, con quienes compartí el pan y a quienes amaba. El marido de mi hermano... ¡muerto! Hasta uno de vuestra raza que fue sorprendido allí... — se detuvo antes de revelar demasiado— y que era un amigo. También él fue muerto. Y mi sirvienta, una anciana a quien yo amaba entrañablemente
 
Heechul elevó la voz y sintióse turbado por el recuerdo
 
—¡Cayó con un hacha en su espalda! Ella no era ninguna amenaza.
 
— Los hombres se vuelven salvajes cuando salen de incursión —respondió Yoomi con  tristeza—   Mueren  muchos  que no  deberían morir y es una desgracia que eso suceda. Hay muchos arrepentimientos después. También Kangta está arrepentido.
 
Heechul la miró con incredulidad.
 
— ¿Cómo puede estarlo cuando mantiene a mi tía y mi hermanastro como sirvientes?
 
— ¿Y a vos?
 
— No, yo no serviré a nadie.
 
— Con el tiempo lo haréis, Heechul.
 
— ¡Antes moriré!
 
El estallido de Heechul hizo que el hall quedara otra vez en silencio. Los hombres que lo rodeaban no entendían sus palabras, pero conocían la furia cuando la veían. Choi Yunho se acercó, temeroso por la seguridad de su madre.
 
— ¿Os está amenazando, madre? — preguntó.
 
— No, su furia es contra vuestro padre.
 
— No confío en un esclavo armado con un cuchillo, especialmente ésta — replicó Yunho roncamente— . Distrae su atención y yo se lo quitaré por detrás.
 
— No, Yunho, dejadlo — ordenó Yoomi— . El está dispuesto a pelear ahora mismo. En realidad, es lo que desea —   Yunho rió.
 
— ¿De veras? ¿Qué posibilidad tiene?
 
Heechul le disparó una mirada asesina. Este era el hombre que había osado tocarlo íntimamente cuando se hallaba maniatado e indefenso.
 
— ¡Cerdo! — siseó, y escupió a los pies de él.
 
La mirada de Yunho se volvió venenosa. Instintivamente, levantó una mano para golpearlo.
 
— Ya verás...
 
— ¡Yunho, basta! — exigió Yoomi.
 
Al mismo tiempo, Heechul sacó el cuchillo de su cinturón y lo enfrentó con los brazos extendidos. Hizo una mueca, desafiándolo a que se acercara.
 
— ¡Bugsy! — gruñó Yunho— . ¡Tiene suerte de que yo no lo haya elegido, o ahora estaría muerto! Y probablemente él siente lo mismo por la expresión que tiene — añadió, ladeando la cabeza en dirección al fondo del salón.
 
Heechul se volvió y vio a Siwon de pie en la abertura por donde él había entrado hacía unos instantes. Tenía el rostro ensombrecido y sus ojos hablaban de su furia helada. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Cuánto había oído? Donghae estaba detrás de Siwon, con expresión de ansiedad. Era evidente que él lo había traído.
 
Oh, Donghae, Donghae. Quisisteis ayudarme, pero creo que sólo me habéis traído más dificultades, se dijo Heechul, desalentado.
 
Siwon se le acercó lentamente, con el disgusto reflejado en su rostro. Cuando estuvo junto a ellos, ignoró a Heechul y se dirigió a su madre, aunque no en su lengua noruega.
 
— ¿Qué está haciendo él aquí?
 
— ¡Preguntadme a mí, vikingo! — exclamó Heechul. El  le dirigió su mirada de acero.
 
— Vuestros amigos Gun y Yang lo persiguieron hasta aquí, Siwon — explicó Yoomi rápidamente.
 
— ¿Y el cuchillo?
 
— Se lo quitó a Yang.
 
— ¡Yo puedo hablar por mí! — interrumpió Heechul con furia.
 
— Estoy seguro de que podéis — replicó Siwon en voz cortante— . Entonces, decidme: ¿Cómo os encontraron ? No creeré que mis amigos entraron en el cuarto de costura.
 
— Yo bajé.
 
— ¡Se os ordenó que no lo hicierais! — le recordó él con dureza.
 
— ¿Entonces, es vuestra intención dejarme morir de hambre? — preguntó con indignación, y sintió un fuerte nudo en su garganta— Nadie me llevó comida, de modo que bajé a buscarla.
 
Las facciones de él se suavizaron apenas.
 
  Muy  bien.  Fue  el  descuido  de  otro  lo  que  hizo que os encontrasen. ¡Pero eso no os da derecho a robar un arma!
 
— ¡Sólo lo hice para protegerme!
 
— ¿De qué? — preguntó él con brusquedad— . Aquí nadie va a lastimaros.
 
— ¡Quizá lastimarme no, pero lo que pretendían era peor! — replicó Heechul.
 
— Lo que ellos pretendían está permitido en esta casa — dijo Siwon, con el entrecejo fruncido.
 
— ¿Entonces hubierais permitido que me ultrajaran?
 
— Sí. Antes no he negado ese placer a mis amigos, y no voy a empezar a negarlo ahora.
 
Heechul abrió sus grandes ojos, en evidente confusión.
 
— ¿Entonces por qué me mantuvisteis oculto de ellos ?
 
— Quería daros tiempo para que os adaptéis a vuestra nueva vida — repuso él con soltura, como si su consideración debiera ser apreciada por Heechul— . Aún os daré tiempo.
 
Heechul lo miró con desprecio.
 
— ¡Nuevamente demostráis que sois un tonto, vikingo , porque nunca me adaptaré a la vida a que queréis obligarme! ¡No seré ramera de vuestros amigos!
 
Los ojos de él brillaron con ira apenas controlada.
 
— Creo que ha llegado el momento, de probaros quién es el amo aquí.
 
Por fin Yoomi intercedió.
 
— Siwon, no. No aquí delante de todos — dijo en la lengua de ellos, creyendo que Heechul no podía entenderla.
 
— ¡El necesita que le den una lección!
 
— Sí, pero en privado, hijo. Debe ser manejado en forma diferente, porque su espíritu es demasiado orgulloso.
 
— El espíritu puede ser quebrantado, señora.
 
— ¿Haríais eso a una criatura tan bella?
 
El ladeó la cabeza hacia Heechul.
 
— ¿Por qué os ponéis de su lado? ¿Esperáis que yo tolere sus berrinches?
 
  No, pero  siento  una  especie  de  afinidad  con  él —  admitió Yoomi— . Una vez sentí algo muy parecido a lo que siente él ahora. Pero fui conquistada con amor.
 
— ¿Qué sugerís, entonces?
 
— Podríais probar con bondad, hijo — dijo ella con suavidad.
 
— No, ése no es mi estilo.
 
— Había una época en que no erais tan duro, Siwon . ¿Tanto os ha destruido Zhoumi? — viendo que él entornaba los ojos , añadió rápidamente— : Perdonadme. No fue mi intención recordároslo. Pero este joven no es Zhoumi. ¿No podéis practicar un poco de tolerancia con él?
 
— ¿El es mío?
 
— Sí — repuso Yoomi, de mala gana.
 
— Entonces dejadme que lo maneje como a mí me parezca mejor.
 
Heechul hervía por dentro. Quería que ellos siguieran creyendo que no los entendía, pero estaba volviéndose cada vez más difícil no replicar cuando la conversación era acerca de él mismo. Siwon había demostrado que era un adversario frío y sin corazón , no mejor de lo que esperaba. Por lo menos, ahora estaba seguro.
 
Vio que él lo miraba con ojos helados.
 
— Dadme el cuchillo.
 
La voz  de él no admitía negativa, pero Heechul lo mismo meneó la cabeza con vehemencia.
 
— No — dijo— . Tendréis que tomarlo vos.
 
— ¡Siwon, por Dios, dejad que lo conserve por ahora! — dijo Yoomi con ansiedad— . ¿Queréis arriesgaros a sufrir una herida aquí?
 
— ¡Por Thor! — estalló él— . Sus palabras son valientes, pero vos lo sobrestimáis demasiado, madre, como él mismo hace. No es rival para un hombre.
 
— ¡Por favor, Siwon!
 
El luchó frenéticamente con sus emociones, pero al final las palabras implorantes de su madre se impusieron a sus instintos. Se volvió a Heechul, quien lo miró desafiante.
— ¿Vendréis conmigo pacíficamente?
 
— Sí — respondió de inmediato, sabiendo que la victoria era suya— Abandonaré este salón.
 
El le indicó que lo precediera y así lo hizo, orgullosamente, sin mirar a derecha ni izquierda. Mientras caminaba, volvió a meter el cuchillo en su cinturón, seguro de que ahora nadie lo molestaría.
 
En la cima de la escalera, cuando Heechul doblaba a la izquierda, Siwon lo detuvo y en cambio lo empujó hacia su habitación. No se opuso. Por lo menos, en el cuarto de él había una cama blanda. Pero si bien traspuso el umbral, él lo tomó por sorpresa levantándolo en el aire con una mano y quitándole el cuchillo con la otra. En seguida lo arrojó a través de la habitación y Heechul cayó violentamente al suelo.
 
  Debí  hacer  esto  abajo    dijo  Siwon  con  una  mueca de crueldad — Para poneros debidamente en vuestro lugar.
 
  ¡Embustero!    siseó Heechul,  poniéndose  de  pie— Temisteis hacerme  frente  cuando  estaba  preparado.  ¡Debíais  atacarme  por detrás, como el cerdo cobarde que sois!
 
— Cuidado — le advirtió él, amenazador— . O   recibiréis el castigo que merecéis.
 
— ¿De modo que también golpeáis a jóvenes indefensos? ¿Es que no hay límite a vuestros modales despreciables?
 
— No jóvenes indefensos... ¡esclavos incorregibles!
 
— iOoohhh! — gritó y se lanzó sobre él.
 
— ¡Quieto, jovencito si aprecias en algo tu vida!
 
Heechul no le hizo caso, decidido a lastimarlo de alguna forma. Pero se detuvo de pronto cuando oyó un gruñido amenazador que venía de la cama. Volvió sus ojos temerosos en esa dirección y vio un enorme y blanco Bugsy pastor acurrucado sobre el lecho y que le enseñaba sus agudos dientes.
 
— Si me hubieseis tocado una sola vez, se habría arrojado inmediatamente a vuestro cuello.
 
— Llamadlo — susurró Heechul asustado, con el rostro mortalmente pálido.
 
— No, creo que no. El Bugsy es lo que necesitáis para ser obediente  — replicó Siwon, y levantó un ángulo de su boca en una mueca de burla. Lo miró con ojos dilatados.
 
— ¡No podéis dejarme aquí con él!
 
— No os hará daño mientras os quedéis quieto.
 
Siwon se detuvo en la puerta con una expresión divertida en su cara.
 
— Todavía no nos hemos enfrentado, Kim Heechul  — dijo—  Pero cuando llegue el momento, creo que lo disfrutaré.
 
Heechul olvidó al Bugsy un momento y replicó:
 
— ¡También yo, vikingo!
 
Siwon rió con ganas y miró al animal sobre la cama.
 
— Cuídalo bien, Bugsy.
 
Sonrió, cerró la puerta y dejó solos a la muchacha   y a la bestia.
 


1 comentario:

  1. Esto cada vez se pone mejor la madre de Siwon como que protege a Heechul, pero todo tiene un limite y Siwon pronto llegara a el y veremos que sucede con este par gracias por el cap bye .

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...