Vikingos I -7

 

Heechul salió al ancho corredor y cerró la puerta, a fin de que nadie supiera que había abandonado la habitación. Al final del pasillo se abría otra puerta que daba al exterior y hacia allí se dirigió. Sus ojos observaron los edificios de abajo, pero no vio a nadie en los alrededores. En la distancia pudo ver el azul brillante del océano: un manto de diamantes parecía cabrillear en su superficie. A la izquierda estaba el fiordo y los prados que se extendían desde la orilla opuesta. En la cuesta descendente de la derecha había campos y forestas; casas pequeñas salpicaban ocasionalmente el paisaje.
 
Heechul consideró la conveniencia de bajar hasta el fiordo para ver si había algún barco allí. Con toda seguridad, necesitaría un barco cuando estuviera listo para marcharse, ¿pero cómo lo guiaría solo? Quizá pudiera ocultarse en uno cuando zarpara para una incursión a su tierra natal. Eso no sucedería hasta la primavera. ¿Podría esperar hasta entonces?
 
Descendió la escalera y caminó con vivacidad hacia los edificios pequeños que había detrás de la gran casa de piedra. Unos relinchos llegaron a sus oídos, y entró en un edificio, cuyas puertas estaban abiertas de par en par. Era un establo, con cuatro hermosos caballos en su interior.
 
Heechul quedó encantado. Un magnifico semental negro atrajo su mirada y se le acercó. Ahogó una exclamación cuando vio un anciano que estaba frotando a la bestia.
 El viejo se incorporó, gimiendo y con una mano en la espalda. Una poblada barba le cubría la cara; la barba tenía mechones grises, lo mismo que su pelo de color arena. Unos suaves ojos castaños lo miraron con intensidad.
 
— ¿Quién sois, joven? — preguntó el hombre en su lengua.
 
— Heechul. Kim Heechul. ¿Trabajáis aquí? — preguntó mientras tendía una mano para que el caballo lo olfateara.
 
— Sí, hace casi cuarenta años que vengo cuidando los caballos — repuso él.
 
— ¿Nadie os ayuda? —  El meneó la cabeza.
 
— No; desde que el amo se llevó la mayoría de los esclavos para venderlos cuando viajó. A mí me dejó porque soy demasiado viejo para que den un buen precio por mí.
 
— ¿Habláis de Siwon, el vikingo? —  preguntó — . ¿Es él al que llamáis amo?
 
— Sí. Es un joven bondadoso. Yo serví a su abuelo antes que a él. — dijo el anciano con orgullo.
 
— ¿Cómo podéis hablar bien del hombre que es vuestro dueño? — preguntó Heechul.
 
— Me tratan bien, joven. Siwon es un joven ambicioso que trata de abrirse camino rápidamente, pero es un buen amo para todos nosotros.
 
Heechul no insistió en ese tema.
 
— ¿Estos son los únicos caballos?
 
— No, hay una media docena pastando en el prado. Y otros tres fueron tomados en préstamo por algunos amigos de Siwon, los que navegaron con él y han ido a buscar a sus familias para el festín. Esos — señaló los otros caballos en el establo— pertenecen a Choi Kangta, quien acaba de llegar, con su familia — frotó los flancos del semental— Animal mejor que éste no he visto jamás.
 
— Sí, es magnífico — admitió prestamente Heechul. Miró con ansias al esbelto animal. El hombre secó el lomo del semental. Obviamente, el caballo acababa de llegar de una carrera.
 
— El amo lo trajo a casa consigo. Seguramente le costó una bolsa bien llena.
 
Heechul asintió en silencio, pero sus pensamientos ya no estaban en el gran semental.
 
De modo que Siwon se encontraba en la casa y Kangta estaba con él. Sin duda, también estaba su hermano Yunho, se animal vulgar que se había atrevido a maltratarlo delante de todos.
 
Con el entrecejo fruncido, Heechul fue hasta la puerta del establo y miró con aprensión hacia la casa de piedra ¿Cuánto tiempo tenía? ¿El estaría buscándolo o ni siquiera se molestaba, y lo creía encerrado en el cuarto de costura? ¿Y por qué iba a buscarlo? Había demostrado que no tenía interés, que sólo era una molestia para él. Hasta Jooahn dijo que no era de su agrado.
 
Heechul lo prefería así. Debía mantenerse discretamente a un lado y no llamar la atención. Se volvió.
 
— ¿Cómo  os  llamáis?  —preguntó  al  anciano, quien se guía atendiendo al semental con amorosos cuidados.
 
— Jackie Chan.
 
— Bien, Jackie. ¿Conocéis al joven Donghae? —  preguntó, con una cálida sonrisa.
 
— Lo conozco. Bonito joven ese Donghae.
 
— ¿Dónde puedo encontrarlo? Me cuidó cuando yo estaba encerrado, pero fui poco amable con él y debo pedirle disculpas.
 
— ¿Estuvisteis encerrado? — lo miró con curiosidad—. ¡Vaya! Vos sois el joven de Siwon de quien las lenguas tanto hablan, el nuevo...
 
— ¡Sí! — lo interrumpió Heechul antes que él pudiera pronunciar la palabra que tanto detestaba.
 
— ¿Y os han desatado?
 
— Sí — dijo, asintiendo con la cabeza— . Ahora, ¿dónde está Donghae?
 
— El joven está en la casa grande. Estará todo el día y la mayor parte de la noche ocupado, sirviendo en el festín.
 
Heechul arrugó el entrecejo.
 
— Este festín — dijo—, ¿cuánto durará? — Jackie sonrió.
 
  Podría durar días.
 
  ¿Qué? — El rió por lo bajo.
 
— Sí — dijo— . Hay mucho que celebrar. El amo ha regresado sano y salvo y convertido en un hombre rico, y la familia está nuevamente reunida. En realidad, hay mucho que celebrar.
 
Una expresión de disgusto cruzó las facciones de Heechul. ¿Habían pensado tenerlo todo ese tiempo encerrado, fuera de la vista? ¿Por qué Siwon no quería que lo vieran?
 
— ¿Puedo ayudaros, Jackie? — preguntó de pronto.
 
— No, éste es trabajo de hombres.
 
Heechul se abstuvo de rebatirlo y en cambio preguntó :
 
— Si tengo el permiso de Siwon, ¿me dejaréis trabajar con vos en el establo?
 
El alzó una ceja.
 
— Sabéis de caballos, ¿verdad?
 
— Sí — dijo y sonrió— . Tanto como vos, apostaría —estuvo un momento callado, y después dijo: — Cuando vivía en la casa de mi padre, cabalgaba todos los días por nuestros campos, saltaba arroyos y muros de piedra, me internaba en los bosques. Qué libre me sentía...
entonces — se detuvo, y una expresión de enormes tristeza pasó por su cara. Sacudió la cabeza como si quisiera sacarse de encima ese sentimiento y miró una vez más a Jackie — ¿Si trabajo con vos en el establo, me dejaréis montar los caballos?
 
— Sí, jovencito. Nada me agradaría más. Pero debo asegurarme de que contáis con el permiso del amo. De otro modo, nada podré hacer.
 
— Entonces, hablaré con él.
 
— Será mejor que esperéis hasta que el festín haya terminado. Ahora el amo debe de tener muchas copas adentro y podría no recordar tu petición o su respuesta.
 
Heechul hubiera  preferido  proceder  de  inmediato,  pero  quizás  Jackie tenía razón.
 
— Así sea — dijo—  Esperaré.
 
— Y, jovencito, os sugiero que no entréis en el hall hasta que se hayan marchado todos los huéspedes. No será bueno para vos si os ven.
 
La curiosidad le hizo brillar los ojos. Primero, Siwon dejaba órdenes de que permaneciera en esa pequeña habitación. Ahora este anciano le advertía que no se dejara ver.
 
— ¿Qué pasa conmigo que no debo dejar que me vean?
 
— Heechul, jovencito, debéis saber que eres un joven hermoso. Estos vikingos son unos libidinosos, muy afectos a los doncells hermosos como vos. El amo es generoso con sus esclavos. Sus amigos ni siquiera tienen que pedir permiso para tomar a una de los jóvenes o mujeres, porque su hospitalidad es muy conocida.
 
— ¡No habláis en serio! — exclamó Heechul, apabullado.
 
— Es verdad, joven. En un banquete especialmente agitado, un pobre joven fue tumbado allí mismo, delante de todos, en el piso del hall.
 
Heechul abrió sus grandes ojos y su rostro adquirió  una expresión de repugnancia.
 
— ¿Siwon lo permitió?
 
— El hubiera impedido esa forma de diversión, pero estaba caído debajo de la mesa, según dicen, completamente borracho.
 
— ¿Y lo mismo sucedió?
 
— Sí, así que cuidaos. No quisiera que os suceda lo mismo a vos.
 
— No temáis, Jackie. ¡Yo no lo permitiré!
 
El anciano meneó la cabeza lleno de dudas y lo observó mientras se alejaba.
 
 
Siwon ocupaba la cabecera de una larga mesa. Su padre estaba a su izquierda, de frente a la habitación, y su madre a su derecha. Su hermano Yunho también se encontraba allí, con su rollizo esposo a su lado. Alrededor estaban los amigos más allegados a Siwon, los que habían navegado con él. Y en el extremo, se sentaba su medio hermano Ahnta.
 
Siwon miró pensativo a sus hermanos. Aunque se parecía a su hermano mayor en altura y constitución, él y su hermano menor tenían en común sólo los ojos, que eran los del abuelo, Kangsi. Ahnta era menos de un año más joven que Siwon, pero una cabeza más bajo; en esto salía a su madre, Jooahn.
 
Siwon y Yunho disfrutaban de la rivalidad normal entre hermanos, aunque a veces se volvía un poquito exagerada. Sin embargo, el lazo fraternal era fuerte. Con Ahnta, Siwon mantenía una relación diferente, de compañerismo y amistad, como la que compartía con Hyukjae, su amigo más íntimo.
 
Entre Yunho y Ahnta, en cambio, existía una auténtica antipatía y las tensiones usualmente eran altas cuando estaban juntos en una misma habitación. Yunho envidiaba a Ahnta el amor que le tenía su madre y Ahnta respondía a esa animosidad con igual hostilidad, como cualquier otro hombre.
 
Siwon, a diferencia de Ahnta, se había ganado la admiración de Kangsi y con ello esta casa y las tierras que la rodeaban. Ahnta no poseía nada más que la casita de su madre y un barco de pesca. Era sorprendente que el hermano menor no abrigara resentimientos por ello. Su vida era dura y todos los días trabajaba para asegurarse de que sobreviviría un poco más. Pero Siwon sabía que su medio hermano lo prefería así. A Ahnta le gustaba la vida sencilla de pescador.
 
El skald terminó una canción humorística sobre las fechorías de Loki, Yoomi se inclinó hacia su hijo cuando el ruido disminuyó un poco y susurró en tono de broma:
 
— Sabéis, Siwon, vuestro cuento de la tribu eslava que encontrasteis fue casi tan divertido como éste. ¿Estáis seguro de que no adornasteis un poco la verdad?
 
— ¡Por Thor, mujer! — exclamó Kangta , que la escuchó— . Mi hijo no necesita embellecer sus relatos como yo — rió de su propia broma.
 
— No. Con vos, no se sabe dónde termina la verdad y    empieza el cuento — replicó Yoomi, y añadió pensativa— Como vuestro cuento del joven celta. Me pregunto si todo lo que dijisteis es verdad.
 
Kangta la miró ceñudo desde el otro lado de la mesa.
 
— ¡Es verdad, señora! A ese cuento no tuve necesidad de embellecerlo.
 
— ¿Cómo está el joven, Siwon? — preguntó su madre — Lo vi ayer y todavía estaba furioso. Apenas quiso dirigirme la palabra.
 
— Bueno, lamento decir que ha encontrado su lengua — Kangta rió por lo bajo.
 
— ¿De modo que habéis probado un poco de su temple, eh?
 
Siwon se volvió hacia su padre.
 
— ¿Temple? No, obstinación es una palabra más adecuada. ¿El es mío?
 
— Sí, sólo vuestro — Siwon gruñó.
 
— Bueno, él no quiere aceptarlo.
 
— No creí que lo haría — dijo Kangta y sonrió, haciendo que su hijo se pusiera ceñudo. Le contó a Siwon la captura de Heechul, una historia que ya había relatado muchas veces con placer. A los otros no pareció interesarles, pero Siwon escuchó con mucha atención.
 
— ¿Por qué entonces, me la habéis dado a mí? — preguntó Siwon finalmente.
 
Llenó su pichel de un gran caldero de hidromiel que había sobre la mesa.
 
— El joven, seguramente, me odia, porque debe culparme de su situación. Lo he visto manejar un arma y no lo quiero cerca de mí para no tener que estar cuidándome siempre de él. Tampoco vuestra madre, a su edad, necesita estar soportando su carácter. Yunho lo quería, pero cambió de idea cuando le enseñó sus zarpas. Sabía que yo quería dároslo a vos y eligió, entonces, al hermanastro. Creo que vos podéis domar al joven si queréis intentarlo.
 
Siwon arrugó la frente.
 
— Si él es todo lo que decís, ¿por qué habría yo de hacer el esfuerzo? Traerá más problemas de lo que vale y sería mejor venderlo.
 
Ahora Kangta se puso ceñudo.
 
— ¿Entonces no estáis contento con él? Cualquier otro hombre lo estaría.
 
— Sabéis lo que siento por los jóvenes — replicó Siwon ácidamente— . Este no es diferente. Como propiedad es valiosa, sí. ¿Pero para mi placer? — meneó la cabeza con lentitud, negando la atracción que sentía por él— . No, no lo necesito .
 
Heechul acababa de regresar al pequeño cuarto de costura cuando se abrió la puerta y entró un joven con una bandeja de comida. Un pelo opaco, de color naranja, caía desordenadamente sobre sus hombros. Cuando sus ojos encontraron los de Heechul, parecían muy cansados.
 
— ¿Donghae?
 
— ¿De modo que ahora queréis hablarme? — dijo el joven con cierta sorpresa— Empezaba a creer que jamás lo haríais.
 
— Lo siento — dijo Heechul, contrito— . No quise haceros víctima de mi cólera. Sé que soy una carga más para vos.
 
Donghae se encogió de hombros con gesto cansado.
 
— No estuvo bien que Jooahn os hiciera atar. Vos tuvisteis un motivo para estar resentido. Parece que todavía os debo seguir atendiendo, aunque habéis sido desatado.
 
Heechul se sintió aún más arrepentido, porque el jovencito parecía completamente exhausto.
 
  Yo  me  atendería  solo    dijo—  ,  pero  me  ordenaron que permaneciese aquí.
 
— Lo sé — Donghae intentó sonreír— . Un joven tan hermoso como vos provocaría una conmoción allá abajo. Debéis tener mucha hambre. Jooahn se olvidó de vos y yo también, hasta hace unos minutos. Tomad — añadió, tendiendo a Heechul la bandeja de comida— Esto tendrá que bastaros hasta que pueda traeros más esta noche.
 
— ¿Podéis quedaros y platicar un poco? Quiero agradeceros por todo lo que habéis hecho por mí.
 
— No tenéis necesidad de agradecerme. Me ordenaron que os cuidara y atendiera, pero lo hubiera hecho de todos modos. Somos de la misma raza, vos y yo.
 
— Quedaos, entonces, un momento.
 
— No, no puedo, Heechul..., ¿puedo llamaros Heechul?
 
Heechul asintió en silencio.
 
— Hay demasiado que hacer allá abajo. Ya perdí media mañana en el cuarto de huéspedes — dijo con una mueca— Esos hombres no se preocupan por la hora cuando quieren gozar.
 
Heechul lo miró marcharse. ¿Boah, Jaejoong y los otros también estaban sufriendo esta clase de tratamiento? ¿También le obligarían a él a servir de juguete para los hombres?
 
— ¡No! ¡Jamás! — dijo en alta voz, antes de sentarse en el suelo con la bandeja, súbitamente consciente de su hambre— . ¡Que se atrevan!
 
Atacó la comida con placer y agradeció en silencio a Donghae por haberse acordado de él, puesto que nadie más lo había tenido en cuenta. Antes que terminase la comida la puerta se abrió otra vez y levantó la vista y vio a Choi Siwon, apoyado despreocupadamente en el marco. Estaba vestido con una túnica ceñida y pantalones de color azul, bordeados de piel de marta cebellina. Un ancho cinturón de oro con una gran hebilla incrustada de gemas azules le rodeaba la cintura y cruzaba su abdomen plano. Sobre su ancho pecho colgaba un enorme medallón de plata.
 
Los ojos de Heechul fueron automáticamente a sus brazos desnudos. Vio mucha fuerza en los músculos tensos bajo la piel. Imaginó esos poderosos brazos estrechándolo y atrayéndolo hacia él, y su pulso se aceleró traviesamente con ese pensamiento. Pero esto fue rápidamente oscurecido por el recuerdo de las consecuencias que Jaejoong le había descrito tantas veces.
 
Lo miró a los ojos y enrojeció al ver la expresión divertida de él. Lo había sorprendido estudiándolo: sintió como si también le hubiera leído el pensamiento.
 
— ¿Qué queréis, vikingo? — preguntó secamente para ocultar su turbación.
 
— Ver si vuestro carácter ha mejorado.
 
— ¡No ha mejorado ni mejorará! — replicó con vehemencia, recordando todas las cosas malas que había oído acerca de este hombre— . De modo que no necesitáis volver a preguntar.
 
Pese a la brusquedad de Heechul, Siwon sonrió, y reveló dientes blancos y parejos y dos profundos hoyuelos en sus mejillas.
 
— Me alegra ver que habéis obedecido las órdenes de Jooahn y aprovechado vuestro tiempo. ¿Este es vuestro trabajo? — señaló el telar.
 
Heechul siguió su mirada y habría reído si no hubiese creído que él hablaba en serio.
 
— No, nunca tocaré esa cosa — El ya no sonreía.
 
— ¿Por qué?
 
— Es trabajo para delicados — dijo. Se encogió de hombros y siguió comiendo.
 
— ¿Ahora me diréis que no sois un jovencito?
 
Le echó una mirada que sugería que él era un tonto.
 
— Claro que lo soy. Pero nunca hice trabajo de este tipo.
 
— ¿No es digno de vos, supongo? — preguntó él con tono sarcástico.
 
— Sí — respondió sin arredrarse. Siwon gruñó y meneó la cabeza.
 
— Me dijeron que fuisteis ofrecido como novio mío. ¿Hubierais venido, sin saber dirigir una casa y sin asumir el papel propio de un esposo?
 
  ¡Sé  dirigir  una  casa,  vikingo!    estalló, con  ojos tormentosos— . Mi tía me enseñó todo lo que hay que saber. Pero nunca puse en práctica esa lecciones. Y en cuanto a que fui ofrecido como novio vuestro, así fue. Pero sabed que la perspectiva me era odiosa y sólo accedí porque mi padre había dado su palabra a fin de que hubiera una alianza. ¡Por lo menos, nosotros hacemos honor a nuestra palabra cuando la comprometemos!
 
A él no se le escapó la ironía.
 
— Yo no tomé parte en el engaño — dijo—. ¿Me culpáis por ello?
 
— ¡No, yo culpo a quien lo merece! — dijo escupiendo las palabras— ¡Un día él lo pagará!
 
Siwon se sonrió de la amenaza. Su padre estaba acertado cuando decía que lo odiaba. Por la actitud desafiante del joven, casi podía creer las otras cosas que también había contado Kangta . Dejó que sus ojos lo recorrieran lentamente de pies a cabeza. ¿Podía esta jovencito haber herido a un vikingo? No, no era probable. Su cuerpo esbelto estaba hecho para el placer, no para blandir una espada. Otra vez se sintió atraído por él y eso lo irritó.
 
Ciertamente, era peligroso..., no en sus amenazas, sino en su belleza. El no confiaba en los jóvenes y sólo los tomaba cuando era fuerte la necesidad. De otro modo, les evitaba, y decidió que con éste no sería diferente.
 
— Si no me culpáis, ¿por qué, entonces, dirigís vuestra cólera contra mí?
 
— ¡Sois un tonto, vikingo, si tenéis que preguntarlo! Me trajeron aquí y luego vinisteis vos y dijisteis que sois mi dueño. ¡Bueno, ningún hombre es mi dueño! ¡Ninguno!
 
— ¿De modo que volvemos a eso? — suspiró él y cruzó sus brazos sobre el pecho— No estoy  listo  para  daros  la  prueba, pero cuando lo esté, sabréis con seguridad quién es el amo aquí.
 
Heechul rió,  pues  sintió  que  la  renuencia  de  él  representaba una victoria.
 
— Sé que vos sois el amo aquí, vikingo. No pienso en otra cosa.
 
El brillo de sus ojos lo hizo sonreír.
 
— Mientras aceptéis eso, creo que podremos ahorrarnos muchas disputas — dijo, y se marchó.
 


1 comentario:

  1. Las cosas esta difíciles para Heechul veremos que pasa con el gracias por el cap espero el siguiente bye.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...