Marcado V -2


***Imagino que al leer éste capítulo sabrán de la noticia. Quien me iba a decir que al realizar mi primera y última adap JongKey, me llegaría ésta noticia, siendo sincera agradezco haberlo terminado porque creo que no hubiese podido hacerlo después de ésto.

No alcanzo a imaginar como deben sentirse su mamá y hermana, como se sentirán los miembros de Shinee, como se sentirá Key, que fuera de fanservices eran cercanos. Debió ser muy duro para él vivir con ésta enfermedad que a la final le ganó la batalla.

No soy Shawol, pero su partida me ha dolido. Lo he visto en programas , videos, interactuando con SJ. Todo aquél que lo haya conocido, como persona, como cantante, músico está llorando su partida. Como leí en una pag Shinee "no sabemos qué hay detrás de una sonrisa". Y pensar que él no es el único que puede estar pasando por dicha situación, matarte la cabeza si un familiar, o un amigo pierda esa batalla, o tu idol, no me imagino si le llegara a pasar a cualquier SJ...

Estamos pasando por un episodio muy triste, pero deseo que él haya encontrado la paz que buscaba.

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—¿Todo está bien contigo en casa? —le pregunté a Henry, no quería entrometerme pero era mucho mejor que sacar a relucir mi pasado para que él lo escarbara.

—Zhoumi y yo estamos muy bien. Todo lo demás es una mierda. —Él negó con su oscura cabeza y me miró desde debajo de una ceja fruncida—. Él va a solicitar la transferencia al programa de postgrado en Daejeon.

Hice una pausa por un segundo, así no decía algo estúpido.

—¿Quieres ir a Daejeon?

Él tragó de nuevo el resto de la cerveza en su mano y puso el taco de billar sobre la mesa.

—Querer… no, pero tiene más sentido. Él puede transferirse a la Universidad en Daejeon y terminar la escuela y en realidad podré ver a mi esposo más de dos o tres veces al mes. Simplemente es terrible. Nuestros amigos están aquí. Su hermano está aquí y Heechul acaba de tener al bebé. —Él negó con la cabeza y su pecho se levantó y cayó en un profundo suspiro—. Fue idea de él, pero aun así me hace sentir como una mierda. Yo renové el estudio pensando que sería suficiente, pero no es así.

Era terrible pero era comprensible.

—¿Cuándo averiguará si consiguió entrar?

—No por un tiempo. Toma un poco de tiempo entrar en la escuela de postgrado, e incluso si lo quieren, él tiene que ir a hacer una entrevista y saltar a través de un millón de aros antes de que sea oficial. Trata de no decirle nada a Hyukjae o Kyuhyun. Él no le ha dicho a Donghae o Heechul todavía. Quiere esperar hasta que sepamos a ciencia cierta lo que haremos.

Hyukjae y Kyuhyun dirigían la tienda de tatuajes y Donghae no solo era el mejor amigo de Zhoumi sino también el flamante esposo de Hyukjae. Los tres jóvenes en nuestro pequeño mundo eran súper unidos, eran una unidad sólida y la idea de uno de ellos yéndose definitivamente iba a ser la causa de algún trastorno emocional grave.

—Esa es una gran noticia. Guardar el secreto podría no ser el camino a seguir. ¿Le dijo a Kangin que está pensando en irse?

Kangin dirigía el bar y era el hermano mayor de Zhoumi. Era algo como un comodín y la única razón por la que se había asentado en Seúl era para estar más cerca de su hermano. Los dos tenían una relación tensa debido al hecho de que Kangin tenía un historial siendo un gran imbécil y delincuente de poca monta, pero estaban empezando a reparar algunas cercas rotas.

Henry asintió y apoyó una cadera en la mesa. Realmente esperaba que esos pantalones se dividieran por la mitad cada vez que se movía. Era divertido criticarlo al respecto.

—Hablaron de ello. Le dijo que hiciera lo que le hiciera feliz. Creo que lo desanimó que no le pidiera que se quedara.

Gruñí y ladeé la cabeza un poco cuando noté a un grupo de chicos varios años mayores que nosotros dándonos miradas de ojos entrecerrados desde el rincón más alejado del bar. Quiero decir, sabía que no encajábamos con el ambiente deteriorado, el ambiente de peleas del lugar, pero nos ocupábamos de nuestros propios asuntos y siempre respetábamos los territorios locales.

Distraídamente mientras mantenía un ojo en el grupo, le dije a Henry:

—Pasó toda su vida pidiéndole que hiciera las cosas por él. Después de que él casi muriera tiene sentido que tal vez por una vez en su vida Kangin quiera que hiciera algo para sí mismo. Él sabe que eres quien le hace feliz. No va a tratar de evitar que sea feliz nunca más.

Kangin era un enigma. El tipo acababa de aparecer de la nada y arrastrado a Zhoumi en un lío completo de su pasado y de un grupo de motoristas furiosos. El resultado final terminó con Kangin en coma y Henry y Zhoumi buscando anillos de boda. Todos habíamos acogido al rubio en el redil, pero todo el mundo lo miraba con ojos cuidadosos.

El grupo que estaba viendo inclinó sus cabezas y el chico que imaginaba era el líder encontró mi mirada y me mostró el dedo con una sonrisa burlona. Dejé mi cerveza y miré de nuevo a Henry.

—Los nativos están inquietos. Probablemente debamos irnos.

No me importaba una buena pelea en un bar de mala muerte. Después de todo, jugué fútbol hasta que abandoné la universidad al final de mi primer año. Todavía estaba construido como un atleta. Era más alto que la mayoría de ellos y sin duda en mejor forma, pero me gustaba pensar que había crecido y madurado en los últimos años. Evitar el derramamiento de sangre y nudillos rotos que significarían que no podría tatuar era, obviamente, la mejor opción.

Henry miró por encima de mi hombro y bajó la barbilla en acuerdo, solo que nuestra decisión de irnos llegó una fracción de segundos demasiado tarde. Caminábamos hacia la puerta, con los ojos hacia arriba y alertas, cuando los tipos decidieron que no podían dejar que nos fuéramos. Me detuve y Henry se detuvo junto a mí cuando de repente nos encontramos con tres chicos bastante borrachos, de mediana edad que parecían trabajar largas horas haciendo trabajo manual. El que me había mostrado el dedo me observó desde la parte superior de mi cabeza hasta las puntas de mis desgastadas botas negras. Él hizo una mueca y dio un codazo a uno de sus amigos en las costillas con fuerza suficiente para hacer que el otro chico gruñera.

—¿Quién crees que se supone que es este payaso? ¿Elvis? —Su mirada se desvió hacia Henry—. ¿Y quién se supone que eres? ¿Marilyn Manson? Alguien tiene que recordarles a los niños que Halloween es en octubre.

Sentí a Henry tensarse junto a mí, pero ninguno de los dos se movió.

—¿Cuánto tiempo te tomó peinar tu cabello todo elegante de esa manera? Sería una verdadera pena si alguien los desordenara.

Tenía cabello impresionante y si, de hecho, me tomaba más tiempo del que me gustaba admitir levantarlo, estilo retro. Si este tipo pensaba que pondría sus manos en cualquier lugar cerca de mi cabeza, se las vería conmigo. Iba a decirle que no queríamos ningún tipo de problemas, que éramos felices de dirigirnos fuera de la puerta, cuando vi su brazo comenzar a levantarse. Iba a agarrar su muñeca y mandarlo a la mierda, cuando el chico que me había mostrado el dedo me ganó.

Extendió la mano y golpeó la mano de su amigo bocazas fuera del camino y me señaló.

—Me pareces familiar.

Le di a Henry una mirada de reojo y se encogió de hombros.

—No veo cómo. Es nuestra primera y última vez aquí.

El tipo me observó. Me refiero a realmente me miró durante un largo minuto hasta que se hizo un poco raro. El chico bocazas parecía estar listo para hablar de nuevo cuando el observador de repente chasqueó los dedos y sonrió enormemente.

—¡Lo sé! Jugaste futbol en la universidad de Sungkunkwan.

Parpadeé y fue mi turno de mirar fijamente. Nadie me reconocía de esa parte de mi vida. Me refiero a nadie. Esos días eran el pasado y yo solo había estado en el campo durante una temporada.

—Uhh... —Escuché a Henry reír disimuladamente junto a mí, pero no quería perder esta oportunidad de hacer un escape limpio—. Jugué, hace mucho tiempo.

—Me gradué en la Universidad de SungJinkikwan, así que sigo a los Shinee como mi religión. Fuiste un corredor. Recuerdo a todo el mundo diciendo que tenías un gran potencial. Recuerdo que pensé que los entrenadores tenían grandes bolas poniéndote de titular. Eras rápido, lo suficientemente rápido como para ayudarlos a conseguir el campeonato ese año. Jonghyun algo... ¿verdad?

Extendí mi mano y froté la parte de atrás de mi cuello. El resto del séquito de súper fans se había callado y ahora me miraba de una forma completamente nueva. Nada como el fútbol para calmar a la furiosa bestia de la clase trabajadora.

—Jjong.

Él asintió.

—Cierto, Jjong. Nadie podía decir qué tipo de patrón ibas a ejecutar. Algo sucedió, sin embargo. No recuerdo qué, pero recuerdo que no jugaste en la siguiente temporada. Recuerdo que hablaban de ti en ESPN. Simplemente te desvaneciste y todos se preguntaban por qué.

Eso no era algo que quisiera discutir, especialmente no con un grupo de chicos que habían estado demasiado ansiosos por comenzar una pelea hacía un segundo.

Me encogí de hombros y forcé una sonrisa avergonzada.

—Bueno, ya sabes, me pudo la presión No estaba listo para el gran espectáculo. Solo no estaba destinado a ser.

Una carrera en el fútbol profesional realmente no estaba en las cartas para mí, pero no tuvo nada que ver con la presión y todo que ver conmigo, no estando dedicado a ello. Pero no iba a compartir eso con estos chicos.

—Eras un chico talentoso. Es una pena que no siguieras.

Apreté las muelas y ofrecí un encogimiento de hombros. No tuvo nada que ver con continuar y todo que ver con el hecho de que casi le doy una paliza de muerte al capitán con mis propias manos un par de semanas antes de la final. Hombre, ¿qué pasaba con el feo pasado alzando su cabeza y negándose a permanecer en la oscuridad donde lo dejé?
Solo había una manera de que consiguiéramos salir de aquí. Extendí la mano y palmeé al súper fan en el hombro y grité tan fuerte como pude:

—¡SHINEE!

Fue seguido de inmediato por un grito de respuesta del chico que me reconoció y que, por supuesto, comenzó un debate épico sobre deporte. Antes de que los chicos se hubieran dado cuenta, Henry y yo nos las arreglamos para deslizarnos por la puerta principal, dejando los sonidos de voces masculinas y el sonido de las botellas de cerveza chocando haciendo eco detrás de nosotros.

En el estacionamiento Henry se dobló de la risa y no pude evitar golpearlo en la parte posterior de su cabeza mientras nos dirigíamos al llamativo Dodge Challenger que él conducía.

—Cállate.

—¿Qué carajos significa eso de Shinee?

Abrió las cerraduras del auto y entramos.

—¿Qué tal “Gracias por salvarnos de tener que luchar por salir de allí, Jjong”?

El auto se encendió con un sexy ronroneo y tuve que encogerme cuando guitarras estridentes y voces gritando asaltaron mis tímpanos. Me gustaba lo que Henry hacía para ganarse la vida y no había duda de que era un tipo muy talentoso, pero la música metálica que le gustaba y tocaba no era mi favorita. Extendí la mano para cambiarla sin preguntar, lo que lo hizo reír de nuevo.

—Es una cosa de fútbol. Algo que ustedes los músicos no entenderían.

—Oye, veo fútbol cuando lo ponen.

—He visto partidos contigo. Miras durante cinco minutos y luego dejas la habitación y consigues caer borracho o vas a buscar algo para escribir y terminas escribiendo veinte canciones nuevas a mitad de partido. Eso no es ver el juego, amigo mío.

No discutió conmigo.

—Aun así, no tenía ni idea de que fueras en serio famoso por patear una pelota. Quiero decir sabía que jugabas cuando eras más joven, pero no que estuvieras en ESPN y esa mierda.

Gemí y me recosté en el asiento. Me miró por el rabillo del ojo y miré deliberadamente hacia otro lado.

—¿Supongo que no quieres explicarlo ahora?

—Supones correctamente.

—Bueno, diablos. Pensé que mi esposo era el maestro de mantener el pasado en secreto. Resulta que no se compara contigo.

Solo gruñí en respuesta.

La verdad era que nunca pensaba en mi pasado. Había arriesgado mi corazón después de seguir a Jinkig a la universidad, lo vi ser destruido, y había decidido entonces que nunca iba a involucrarme con algo o alguien así alguna vez.

Me salí de la escuela, no es como si realmente tuviera una opción después del incidente con el capitán de todos modos, y terminé haciendo lo mismo que hizo Kibum, empaqué una maleta y me puse en marcha, dejando todo atrás.

Dejé atrás Hyehwadong, todos los recuerdos que retenía, el fútbol, la universidad, y a Kim Jinki, donde habían permanecido hasta hace unas semanas, cuando Kibum se paseó de nuevo por mi vida como si nunca la hubiera dejado.

Henry estaba en lo cierto. Estaba confundido sobre Kibum estando en Seúl. Tan confuso que no estaba seguro de cómo iba alguna vez a recomponerme de nuevo mientras él estuviera cerca. Ese chico me había arruinado una vez, cuando era joven. Nunca olvidaría lo que sentí cuando se alejó. No quería a Kibum cerca de mí. No podía confiar en mí mismo para no volver a preocuparme por él, confiar en él, ser cautivado por él, solo para tenerlo mudándose una vez más, dejándome vacío y solo.




Miré al muy bonito joven rubio parado frente a mí ante el escritorio. Obviamente se encontraba nervioso. Visiblemente fuera de su elemento... el traje  pantalón  a medida y la bolsa Gucci en su brazo delataban que esta probablemente era la primera vez en su vida que ponía un pie en un salón de tatuajes.

Le di mi sonrisa más acogedora y arqueé una ceja hacia él mientras colocaba sus manos bien cuidadas sobre el escritorio frente a mí. Era mi trabajo gestionar el movimiento, asegurándome de que los clientes sabían lo que estaban haciendo y eran emparejados con el artista correcto. También era mi trabajo asegurarme de que no dejaba que alguien cometiera un error que estaría pegado sobre su piel para siempre.

El joven probablemente tenía la misma edad que yo, alrededor de los veintiocho o veintinueve años, pero tenía esa vibra que transmitía que no se encontraba muy seguro de lo que estaba haciendo en Min´s Soul. Esta era la nueva tienda que Kyuhyun abrió después de que falleció su papá. Estaba justo en el corazón de la zona más a la moda, la parte más exclusiva de Seúl.

Los artistas que trabajaban aquí habían sido escogidos cuidadosamente por Hyukjae y Kyuhyun. Eran expertos y muy impresionantes, ya que esta era una tienda nueva, y Kyuhyun quería construir una reputación de ella además de tener el doble de espacio, como para la venta al por menor de ropas y otras mercaderías con temática de tatuajes, pasaba más de mi tiempo aquí que en la tienda donde se centraban los chicos. Ellos rotaban los días así uno de ellos siempre se encontraba en la tienda nueva para ayudar a dirigir el movimiento a través de las puertas.

Hoy era el día de Jjong en la tienda y, normalmente, eso me entusiasmaría, si él no estuviera determinado a fingir que no nos conocíamos el uno al otro y que yo no existía. Iba a ser un mes, y cada vez que sus ojos se posaban sobre mí, un segundo más tarde apartaba su mirada y su mandíbula haciendo un tic de irritación. Intenté acorralarlo, más de una vez traté de estar a solas con él así podríamos hablar de todo, pero el chico era bueno evadiéndome y nunca antes había tenido que perseguir a un hombre, así que no estaba muy seguro de cómo ir por ello y no parecer desesperado.

Vi tragar al rubio, moverse nerviosamente y le pregunté:

—Muñeco, ¿qué necesitas?

Me miró de golpe y sus labios se abrieron un poco. Realmente era despampanante del tipo que va a un club de campo. Se veía aterrorizado mientras parpadeaba hacia mí.

—Yo... —Hizo una pausa y vi su mirada moverse rápidamente a algún lugar arriba de mi cabeza mientras literalmente podía sentir a Jjong caminando detrás de mí. Estaba tan en sintonía con él, tan consciente del espacio que ocupaba, la manera en que olía y afectaba el aire a su alrededor, que no tenía que mirar por encima de mi hombro para saber que se encontraba ahí. El bonito profesionista tragó de nuevo y sus ojos se abrieron aún más amplios. Jjong era sexy, y cuando sonreía era difícil no enamorarse, pero éste joven parecía que se encontraba a punto de desmayarse o de vomitar.

—¿Puedo responderte alguna pregunta, querido?

En las semanas había aprendido rápido que Jjong era a más no poder un coqueto. Siempre tenía una sonrisa, siempre tenía una palabra suave y un pequeño brillo especial en sus ojos por un chico bonito. Su encanto era sin esfuerzo, así como el humor ligero que usaba para hacerles sentir a gusto a sus clientes y amigos. Si no hubiera conocido al niño que solía ser, lo aceptaría a simple vista, pero sabía que había algo más en su conducta descuidada y personalidad relajada de lo que le mostraba al mundo.

Observando el color huir del joven mientras miraba a Jjong por encima de mi hombro, le pregunté:

—¿Quieres sentarte por un minuto y mirar portafolios o algo así? Puedo conseguirte un vaso de agua y podemos hablar sobre lo que te trajo hoy a Min´s Soul. —Le sonreí de nuevo, con la esperanza de que le ayudara a calmarse y quizás distraerlo de lo que lo tenía paralizado por el terror.

Lentamente su cabeza perfectamente peinada se sacudió de un lado para el otro en negación. Levantó sus manos de encima del mostrador y observé cuando se cerraron en puños apretados a sus costados. Parpadeó de nuevo hacia mí y luego apartó su mirada de nuevo hacia donde Jjong estaba acechando detrás de mí y dio un paso hacia atrás tropezándose.

—No estoy listo para esto.

Esa fue una respuesta bastante extrema para echarse para atrás sobre conseguir algún tatuaje, pero no era del tipo de juzgar. Prefiero tenerlo huyendo ahora a que desperdicie el tiempo de todos y se eche atrás el día de la cita o tenerlo volviéndose loco una vez que golpeé la silla. Eso nunca era bueno para los negocios.

—Sabes dónde encontrarnos si cambias de opinión.

La voz de Jjong rezumaba consuelo y hubo un momento en que pareció calmarlo. Agarró su bolso y se dio la vuelta en una especie de torbellino frenético y salió corriendo por la puerta. Fue raro, pero definitivamente no la cosa más rara que jamás había visto en una tienda de tatuajes. Sentí a Jjong moverse detrás de mí y sabía que iba a caminar alejándose de mí de nuevo sin decir nada y ya había terminado con dejarlo ignorarme.

A pesar de que la tienda se encontraba abarrotada y todos los otros artistas tenían clientes con los cuales trabajaban, todavía me levanté de un salto de la silla en la que estaba sentado y agarré la parte de adelante de su camisa. Pasé una buena parte de mi día mirándolo y en lo absoluto me sentía mal por ello. Frunció sus cejas hacia mí y el ancla que cubría el costado de su cuello comenzó a saltar cuando levantó su brazo y envolvió sus dedos alrededor de mi muñeca.

—Suéltame.

Instintivamente lo tiré más cerca, así que se vio obligado a agacharse un poco, y sus ojos fueron todo lo que podía ver.

—Deja de evitarme. —Mi tono fue cortante, pero terminé de jugar juegos con él. Teníamos que trabajar juntos, pero más que eso, estaba aquí por él y en algún momento iba a tener que saber eso y entender la importancia de ello.

—No te estoy evitando. —Toda la bienvenida y la dulzura melosa que normalmente cubría sus palabras desparecía cuando hablaba conmigo. Vi el tic en la esquina de su ojo cuando lo tiré incluso más cerca, casi estábamos compartiendo una respiración.

—Sí, lo estás y terminé con ello. No quieres hablar conmigo, no quieres ponerte al día conmigo, entonces eso está bien, pero ni siquiera has preguntado sobre Ji… —No tenía el resto de su nombre saliendo de mi boca antes de que su otra mano volara sobre mi boca y usara la mano que ya tenía alrededor de mi muñeca para tirarme hacia adelante y empujarme hacia su pecho. Inclinó su cabeza hacia abajo así sus labios estaban justo al lado de mi oreja.

—Kibum, ni siquiera pienses en ir ahí conmigo.

Me estremecí, y no de miedo. Finalmente estaba presionado contra él, solo el tiempo y lugar eran totalmente equivocados. Un hecho comprobado por la aguda voz de Heechul diciendo bruscamente el nombre de Jjong y diciéndole que me deje ir.

Inmediatamente sus manos se habían ido y también la presión de su duro cuerpo contra el mío. Me di la vuelta para mirarlo y vi la manera en que sus fosas nasales se ensanchaban y la forma en que sus ojos brillantes se oscurecían. Se encontraba enojado, muy enojado, y finalmente, un poco del chico que recordaba estaba brillando a través de él.

—Con el tiempo vamos a tener que hablar. —Mantuve mi voz calmada e incluso le sonreí. Me sentí como si cualquier movimiento que hacía simplemente fuera a espantarlo más.
Retrocedió unos pasos y entrecerró sus ojos hacia mí.

—No, si puedo evitarlo.

Incliné mi cabeza hacia un lado y arqueé una ceja.

—El no hablar sobre el pasado no hace que desaparezca.

Hizo un sonido bajo en su garganta y desvió su mirada hacia el rubio que venía de la zona de arriba de la tienda y se detuvo a mi lado. Heechul acababa de tener una bebé, Minki, quien estaba en casa con el papá de Heechul mientras él trabajaba medio día en la tienda y su novio iba a trabajar en el bar del que era dueño.

Aún tenía que conocer al hermano mayor de Hyukjae, pero estaba curioso sobre el tipo de hombre que podía tolerar su ardiente personalidad a tiempo completo. Era un poco encantador incluso si estaba a punto de entrometer su nariz en algo de lo que no tenía ni idea.

Jjong y yo teníamos lazos que nos unían, simplemente estaba resultando ser más difícil de lo que pensaba desenmarañarlos y atarlos de nuevo en un bonito lazo.

—¿Qué está pasando? Tenemos clientes, idiota.

Jjong lanzó una mirada por encima de su hombro y luego me miró de nuevo. Vi sus ojos estrecharse, luego su rostro cambió y resurgió  el gato genial que nunca conseguía su pelaje desordenado. La sonrisa imperturbable estaba de vuelta en su cara y las sombras oscuras que habían estado bailando en sus ojos desaparecieron.

—No te preocupes, solo estábamos estableciendo un par de límites. —Le dirigió a Heechul un guiño y se dio la vuelta sobre el talón de su bota y se dirigió de nuevo a su puesto. No tenía una cita por otros treinta minutos, pero podía garantizar que encontraría una manera de mantenerse ocupado hasta entonces para evitar tener que interactuar conmigo.

Heechul apoyó su cadera sobre el mostrador y esperó mientras dejaban la habitación dos clientes y despachaba a otro. Claro que me encontraba un poco inquieto por la reacción de Jjong hacia mí intentando sacar el nombre de mi hermano, pero estaba más inquieto por lo enojado que realmente parecía estar conmigo.

No lo había visto en una década y cuando me fui era un adolescente con toda la vida por delante. No podía imaginar qué había ocurrido en mi ausencia para hacerle tener un ardiente resentimiento hacia mí.

Jinki y Jjong permanecieron unidos después de que me fui. Sabía eso porque antes de que se mudara de nuevo a casa, Jinki y yo nos mantuvimos constantemente en contacto, ahora nuestra comunicación era mucho más limitada.

Sabía que cuando se graduaron juntos de la preparatoria, Jjong escogió asistir a la Universidad de Sungkyunkwang porque ahí es a donde mi hermano decidió ir, a pesar de que le habían ofrecido un mejor paquete de reclutamiento en otro. Lo que no sabía, lo que ahora me preguntaba era qué ocurrió entre ellos que puso a Jjong a huir no solo de mi hermano pequeño, sino también de todo su futuro y educación. Necesitaba que me hablara si alguna vez iba a preguntar todo lo que me perdí en los últimos diez años para conseguir una imagen clara de quién era Jjong como un hombre adulto.

Heechul esperó hasta que bajé el teléfono y me pidió que fuera al piso de arriba con él. Realmente no quería, pero me di cuenta de que no podía decir que no. Básicamente Kyuhyun y Hyukjae firmaban mi cheque de pago, pero rápidamente me di cuenta de que Heechul era una especie de timón del grupo. Dirigía el barco y no quería ser el que pusiera en peligro tan pronto, mi empleo aquí.




2 comentarios:

  1. Realmente, agradezco que no dejaras el fic, él es mi bias de Shinee, gracias a él conocí el kpop...aun no proceso todo esto, se que sera difícil leer y saber que ya no esta, pero de alguna manera podremos recordarlo!

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  2. Cierto gracias por seguir con está adaptación

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...