Debutantes II- 1




Era toda una distinción ser el joven debutante más hermoso y deseable del mercado matrimonial del siglo, a la vez que el joven más odiado de Inglaterra. Curiosamente, Kim Heechul se había esforzado en ganar ambas distinciones. Era su perdición ser tan bello, porque las personas que lo rodeaban se comportaban como consumados idiotas.
Los reunidos en Raccoon Glade, la finca rural del marqués de Kang, no eran diferentes. Heechul se detuvo en lo alto de la gran escalinata. Esperaba encontrar el vestíbulo vacío, pero no hubo suerte. Al parecer, muchos de los que habían venido para asistir a su boda con el heredero del marqués estaban congregados allí abajo y algunos, que por lo visto ya sabían que la boda se había cancelado, se disponían a partir. Otros parecían confusos y charlaban animadamente. Sin embargo, en el instante en que Heechul apareció todas las miradas se volvieron hacia él y, como de costumbre, empezaron los murmullos.
Quizá la gente allí abajo tuviera la impresión de que se disponía a hacer su gran entrada. Le gustaba hacerlo y tenía mucha práctica en ello. Pero esta vez no. Se trataba más bien de una gran salida, aunque no por decisión propia. Hubiera preferido pasar inadvertido.
—¿Cuándo me contarás lo que pasó? —preguntó su doncella, apostada a su lado.
—Nunca —respondió Heechul con rigidez.
—Pero se supone que hoy os casabais.
Como si Heechul pudiera olvidar ese hecho espantoso. Ése, no obstante, no era el momento apropiado para hablar del tema. Dijo:
—Calla, tenemos público, por si no te has dado cuenta.
Hanni no expresó nada más y siguió a Heechul escaleras abajo. El murmullo se intensificó. Heechul llegó a oír algunos retazos de conversaciones.
—Primero se prometen, luego ya no, después vuelven a estar prometidos y ahora resulta que han cambiado de opinión otra vez. Él es demasiado inconsecuente, si quieres saber mi opinión.
—El novio dijo que cancelaron la boda de mutuo acuerdo.
—Lo dudo; él es muy exigente, aunque yo también lo sería si tuviera su aspecto.
—Estoy de acuerdo. Es un pecado ser tan bello.
—Cuidado, querido, se te notan los celos.
—... un malcriado, si me lo preguntas.
—¡Chitón, te va a oír! Ya sabes que tiene una lengua viperina. No te conviene que hable mal de ti.
—Santo Dios, qué hermoso es. Un ángel, un...
—... de vuelta a la lista de casaderos. No me importa admitir que estoy encantado. Esto me da una segunda oportunidad.
—Creía que te rechazó antes de empezar la temporada siquiera...
—A mí y a un sinfín de otros pretendientes, pero no sabíamos que ya se había prometido con Kang.
—No pierdas el tiempo. Tu título no es lo bastante importante para él. Conseguiría casarse con un rey, si se lo propusiera.
Y más voces, sin cara:
—Me sorprende que sus padres no apuntaran tan alto. Son unos arribistas espantosos, ¿sabes?
—Y él ¿no?
—Acaba de rechazar al heredero de un marqués. ¿Qué te sugiere esto?
—Que sus padres estarán furiosos con él, como lo estuvieron cuando...
—Aunque Choi, allí, podría tener una oportunidad, como futuro duque de Shiyuan. Me sorprende verlo de vuelta en Inglaterra.
—No le interesa el matrimonio. ¿O no sabías que se fue de Inglaterra sólo para escapar de las casaderas...?
Heechul fingía no oír ninguno de aquellos cuchicheos pero la mención de Choi Siwon, vizconde de Shiyuan, lo impulsó a buscarlo con la mirada. Ya sabía que se encontraba allí, en el vestíbulo, despidiendo a algunos conocidos o, posiblemente, disponiéndose a marchar él también. Fue el primero que vio al alcanzar la escalinata. Evidentemente, un hombre tan apuesto como el heredero de Shiyuan había atraído su atención desde el primer momento de conocerlo.
Hasta había considerado brevemente la posibilidad de tomarlo por esposo antes de volver a prometerse con Kang Youngwoon. Choi, sin embargo, se había pasado irremisiblemente al campo enemigo, el campo de los que lo tenían en muy baja estima. ¿Cómo lo había llamado? «Un cotilla malicioso.» Incluso amenazó con arruinarlo si le contaba a alguien que creía que él se acostaba con Park Leeteuk.
Lo cierto es que lo creía. ¿Por qué, si no, prestaba tanta atención al tonto de Leeteuk? Aunque pudo, simplemente, decirle que se equivocaba en lugar de insultarlo. Y ojalá hubiera sido cualquier otro menos él quien lo encontró llorando en el piso de arriba.
—¿Cómo iremos a casa? —susurró Hanni cuando alcanzaron el último escalón.
—En mi carruaje, por supuesto —respondió Heechul.
—Tu carruaje no tiene cochero. Ese condenado aún no ha vuelto.
Heechul lo había olvidado. El cochero, hombre de su padre, desde el principio no quería llevarlo, y  había insistido en que perdería su empleo si no regresaba a Londres en el acto para informar a sus padres de adonde había ido. Como si él no pensara enviarles una nota.
Todo a su debido tiempo, sin embargo. Cuando se le pasara la rabia por la bofetada que le había dado su padre cuando Youngwoon rompió el primer compromiso y los echaron a todos de Raccoon Glade.
—Supongo que tenemos que tomar prestado a uno de los lacayos del marqués. Ese mismo servirá, el que está bajando mi equipaje. Puedes decírselo mientras espero en el salón —dijo Heechul.
Hubiera preferido esperar fuera, lejos del resto de los invitados del marqués pero, aunque ya llevaba puesto su abrigo de viaje, la prenda estaba diseñada para realzar su silueta y no para proporcionarle calor y, hallándose en pleno invierno, sencillamente hacía demasiado frío para estar al aire libre, por breve que fuese la espera.
Entró en la sala. No estaba vacía. El ocupante era Kim Jungmo, la única persona que desearía no volver a ver jamás, el que solía ser su mejor amigo y era ya su peor enemigo. Y era demasiado tarde para buscar otro lugar donde esperar. Jungmo ya lo había visto.
—¿Huyes con el rabo entre las piernas? —se burló Jungmo.
Ay, Dios, otra vez no. ¿No había dicho ya bastante su ex amigo cuando llegó para impedir un matrimonio que todos los implicados consideraban un trágico error? Parecía que no.
—Claro que no —repuso Heechul, manteniendo el control de sus emociones. No conseguiría hacerle llorar otra vez—. Debió de resultarte mortificante hacerme ese favor hoy para que no tuviera que casarme con el escocés.
—Ya te dije que no lo hacía por ti. Eres la última persona a la que quisiera ayudar —aclaró Jungmo.
—Ya, ya lo sé, te hacías el héroe únicamente por Youngwoon. Aun así, me salvaste de tener que casarme con él. Supongo que debo agradecértelo.
—¡No lo hagas! —gruñó Jungmo agitando su cabello—. Deja de fingir, Heechul. Tú y yo nos odiamos...
—¡Basta! —Heechul lo interrumpió antes que reabriera la herida—. Aquí no tienes a tu público para envilecerme a sus ojos, de modo que digamos la verdad. Eres el único amigo verdadero que he tenido y lo sabes. ¡Te quería! Si no te quisiera, no habría intentado protegerte de Jey mostrándote la verdad acerca de él. Tú, en cambio, preferiste culparme a mí de su perfidia. ¿Qué fue lo que dijiste? ¿Que la única razón por la que seguías tolerando mi presencia era porque esperabas ser testigo de mi caída? Y me llamaste malicioso, ¿a mí?
—Te dije que ya apenas me reconozco —contestó Jungmo a la defensiva—. Pero eso es culpa tuya. Me volviste tan resentido que ni siquiera me gusto a mí mismo.
—No, no fui yo, fue él. Tu precioso Jey, que te utilizó para acercarse a mí. Ahí está, por fin lo he dicho. También intenté ahorrarte esto. Me suplicaba que me casara con él mientras te hacía la corte, pero ya no pretendo protegerte de la verdad, Jungmo.
—¡Qué mentiroso eres! Y me tildaste de mentiroso a mí delante de tus amigos.
—Ah, ¿Así que vuelven a ser «amigos» esos dos sanguijuelas? ¿Cuando hoy mismo declaraste que Hongki y Geunsuk no son amigos míos? Como si no lo supiera. Y el día que te llamé mentiroso me provocaste. Sabes bien que así fue. ¿Cuánto tiempo pensabas que soportaría tus comentarios maliciosos y sarcásticos sin tomar represalias? Sabes mejor que nadie que tengo poca paciencia. Aunque intentaba tenerla contigo. Desde luego, no tengo ninguna con Hongki y Geunsuk, ambos sabemos que me rondan porque está de moda ser vistos conmigo. Aunque se te olvidó mencionarlo hoy, ¿no es cierto?, cuando me injuriabas por todos mis defectos. Alegaste que yo los utilizaba a ellos —resopló Heechul
—Sabes muy bien que ocurre todo lo contrario, que cada uno de mis supuestos amigos me utiliza a mí y a mi popularidad para conseguir sus propios fines. Por Dios, tú mismo lo decías cuando aún eras mi amigo.
—Sabía que encontrarías excusas —dijo Jungmo, airoso.
—La verdad no es una excusa —repuso Heechul—. Conozco todos mis defectos, y mi mal genio es el peor de ellos. Pero ¿quién suele disparar mi mal genio?
—¿Qué tiene eso que ver con tu genio? —preguntó Jungmo.
—Tú sacaste el tema, Jungmo. Dijiste que Hongki y Geunsuk estaban siempre conmigo para tratar de aplacarme, para que no volviera mi mal genio contra ellos. Toda una alegación. ¿Te importaría discutirla ahora que no hay un público al que impresionar con tu maldad?
Jungmo lo miró boquiabierto.
—No soy yo el malvado, Heechul, eres tú. Yo sólo dije la verdad. Te volviste contra ellos en el pasado aunque hoy tuviste la osadía de intentar negarlo.
—Porque tratabas de sacar las cosas de quicio. Claro que perdí la paciencia con ellos, muchas veces, pero no mencionaste que ocurrió porque son unos aduladores. Todos mis supuestos amigos lo son. Son, precisamente, sus lisonjas y sus elogios hipócritas los que suelen disparar mi mal genio en primer lugar.
Jungmo meneó la cabeza.
—No sé por qué intenté siquiera mostrar tu carácter malicioso. Nunca cambiarás. Siempre estarás pendiente de ti mismo y harás infelices a los demás.
—Oh, vamos —dijo Heechul—, ambos sabemos exactamente por qué dijiste todo lo que dijiste hoy. Hasta reconociste que sólo seguías fingiendo ser mi amigo para poder presenciar mi caída. Y bien, querido, ¿te parece que he caído? Yo no lo creo. Regresaré a Londres y me casaré con uno de esos idiotas que declaran amarme, pero ¿qué harás tú? ¿Te sientes feliz ahora que has derramado toda tu amargura a mis pies? Pero espera, no has conseguido precisamente la venganza que deseabas, ¿no es cierto? Sencillamente, me he salvado de un matrimonio desastroso..., gracias a ti. Muchísimas gracias. Te lo digo de corazón.
—¡Vete al diablo! —espetó Jungmo y salió airoso del salón.
Heechul cerró los ojos y trató de contener las lágrimas. Debió haber salido del salón en cuanto vio que Jungmo estaba allí. No debió remover la horrible escena que había tenido antes con su ex amigo.
—¿Debo aplaudir? Y yo que creía que vuestra representación había terminado hace rato.
Heechul se envaró. Era él. Dios, no se podía creer que hubiera llorado sobre su hombro aquel mismo día. Aunque ya se había sobrepuesto a la horrorosa debilidad y había recuperado el control.
Se volvió y arqueó una ceja.
—No se puede hablar de una representación cuando creíamos estar a solas. ¿Escuchando indiscretamente, Lord Choi? Qué torpeza tan vergonzosa de tu parte.
Él sonrió sin arrepentimiento y dijo:
—No pude evitarlo, ante esta fascinante transformación. Cuan efímera ha sido el doncell en apuros. Veo que el imperioso joven rey de hielo vuelve a estar en plena forma.
—¡Vete al diablo! —repuso Heechul tomándose prestada la frase de despedida de Jungmo. Y, como hiciera su ex amigo, salió también airoso del salón.

***
—¿A qué se refería? —preguntó una voz.
—¿Por qué me siento ofendido?
—Debió de oírte cuando hablabas de él. Te dije que no hablaras tan alto.
—Yo no cotilleo —dijo la voz.
—Es justo lo que hacías. Pero no te preocupes. Un joven tan hermoso como él siempre suscitará cotilleos.
Siwon se reía entre dientes mientras escuchaba los cuchicheos indignados en el vestíbulo. El joven rey de hielo, el apodo que él mismo había dado a Kim Heechul, el ex prometido de su amigo, no sólo había salido airado del salón para mostrar su enfado con los comentarios que hiciera sobre él. También había dicho al nutrido grupo que esperaba en el vestíbulo: «No os preocupéis por mí, sólo estoy de paso. Podréis seguir cotilleando en un momento», antes de desaparecer escaleras arriba.
Las lenguas se afanaron de nuevo, con más volumen esta vez, ahora que sabían que Heechul no estaba en la sala contigua. Qué criatura tan fascinante, mucho más compleja de lo que pensaba al principio, cuando lo único que conocía del joven era su capacidad de iniciar y propagar rumores maliciosos.
Siwon no esperaba hacer amigos nuevos en este pequeño rincón del país.. Siendo el primogénito del Duque de Shiyuan y el principal heredero del título, nunca le habían faltado los amigos, verdaderos o no, aunque había perdido el contacto con la mayoría de sus compañeros cuando se marchó al extranjero hacía ya varios años. Le sorprendía que Kang Youngwoon le hubiera caído bien tan rápidamente, quizá fuera porque el escocés estaba tan irritable cuando se conocieron que le resultó muy fácil sacarlo de quicio, cosa que a Siwon le divirtió mucho.
Tenían edades parecidas, ambos hombres eran altos y vigorosos, de constitución atlética y bastante apuestos aunque, por lo demás, no se parecían en nada. Sus sus posiciones eran idénticas, ya que ambos se encontraban en lo más alto de las listas de los solteros más codiciados de la temporada y ambos iban a heredar títulos preciados.
Siwon, no obstante, no buscaba esposo ni pensaba hacerlo en bastantes años. Youngwoon, por su parte, tenía dos abuelos que coincidían en que no era demasiado pronto para que les diera el próximo heredero, razón por la que habían invitado a tantos debutantes jóvenes a Raccoon Glade, para los que, para variar, Siwon no era el objetivo de su persecución. Todos sabían que Youngwoon buscaba esposo y Siwon, no.
Curiosamente, el joven que más interesaba a Youngwoon no había sido invitado a la fiesta. Park Leeteuk, su encantador vecino. Un chico adorable, ninguna belleza pero igualmente encantador con su maravilloso sentido del humor, capaz de alegrar hasta el ánimo más funesto.
¡Siwon sólo bromeaba a medias cuando le pidió que se casara con él! Pronto, sin embargo, entabló amistad con Leeteuk, y quién no, y hasta hizo sus pinitos como casamentero, algo que nunca había hecho antes, para conseguir que Youngwoon y Leeteuk se dieran cuenta de que estaban hechos el uno para el otro.
—¿Qué es todo este barullo? —preguntó Youngwoon al reunirse con Siwon en el vestíbulo de la entrada.
—¿De verdad necesitas preguntarlo? —respondió Siwon con un mohín e hizo ademán para que entraran en el salón, donde nadie podría oírlos—. Heechul pilló a tus invitados cotilleando sobre él e incluso hizo un comentario al respecto.
—¿Todavía no se ha ido?
—Creo que está esperando su carruaje. Pero jamás adivinarás lo que pasó cuando Kim terminó de vilipendiar a Heechul. Yo mismo sigo un poco aturdido por ello.
Siwon había escuchado casi todas las alegaciones anteriores de Jungmo, cuando llegó para salvar el día y derramó tal cantidad de bilis, que explicaba por qué era el enemigo de Heechul. Algunos de aquellos comentarios los había vuelto a oír hacía poco en el salón, aunque Jungmo no se mostró tan venenoso cuando pensaba que Heechul y él estaban a solas. De hecho, pareció ponerse un tanto a la defensiva, actitud que indujo a Siwon a preguntarse si alguien conocía toda la historia.
Antes, sin embargo, le había parecido que Heechul no estaba lo bastante arrepentido por todos los problemas que había causado y se había propuesto castigarlo un poco. Desde luego, no esperaba lo que ocurrió cuando lo encontró solo en el piso superior.
No mantuvo a Youngwoon en suspense por más tiempo.
—Kim Heechul estuvo llorando desconsoladamente entre mis brazos. ¡Fue la más asombrosa de las experiencias!
Youngwoon no se sorprendió, de hecho, emitió un resoplido bastante audible.
—¿De modo que no sabes distinguir entre las lágrimas falsas y las verdaderas?
—Todo lo contrario —aclaró Siwon—, eran muy verdaderas. Mira mi hombro. Mi chaqueta aún está un poco húmeda.
—Un pequeño berrinche, sin duda —se mofó Youngwoon, sin apenas mirar la chaqueta de Siwon.
Éste rió, porque Youngwoon no había presenciado la escena para ver correr las lágrimas por las mejillas de Heechul.
—¡Por Dios que son de verdad! —le dijo a Heechul cuando lo apartó de sí después de colisionar en el pasillo superior. Hasta rozó su mejilla húmeda con el dedo antes de añadir—: ¿Y no pensabas compartirlas con nadie? Estoy impresionado.
—Déjame... en paz —consiguió farfullar él con dificultad.
No lo dejó. Con cierta torpeza, y absolutamente asombrado de su propio impulso, lo atrajo de nuevo hacia sí y le permitió utilizar su hombro. Una debilidad espantosa la suya, dejarse conmover por unas lágrimas que eran verdaderas, desde luego; pero ahí estaba él y, en este caso, no le cabía duda de que lo iba a lamentar.
Suspiró para sus adentros pero no cabía esperar ayuda. El cuerpo esbelto de Heechul temblaba de emoción, y resultaba increíble la cantidad de desconcierto que se vertía sobre su hombro. No es que pensara que se derritiera el hielo que tenía en su interior. Por supuesto que no. Jamás pensaría eso. Los Choi no criaban idiotas.
Ahora, sin embargo, le dijo a Youngwoon:
—Eres un gran escéptico, viejo amigo, pero sé distinguir la diferencia. Las lágrimas falsas no me hacen ningún efecto, ninguno en absoluto, pero las auténticas me llegan a las entrañas, nunca falla. Son mis entrañas las que me dicen qué es verdadero y qué no lo es. Pongamos por ejemplo las lágrimas de mi hermano, mis entrañas me dicen que siempre son falsas.
—Las lágrimas de Heechul indicarían que lo hirió el ataque verbal de Jungmo, pero yo tengo pruebas de lo contrario —dijo Youngwoon.
—¿Qué pruebas?
—Cuando aún pensaba que tendría que cargar con él, temía que sería imposible hacerle cambiar, que estaba demasiado absorta en sí mismo. Estaba convencido de que se trataba de una causa perdida —afirmó Youngwoon—. De modo que me enfrenté a él. Le dije que no me gustaban sus modales, que no me gustaba la malicia de la que era capaz ni su manera de tratar a la gente, como si fuera lo único que importaba. Pero estaba desesperado y le dije que sólo podríamos convivir en paz si cambiaba. ¿Crees que accedió a intentarlo?
—Si realmente le dijiste todo eso, lo más probable es que se pusiera a la defensiva —sugirió Siwon.
Youngwoon negó con la cabeza.
—No, sencillamente declaró lo que piensa de verdad. Dijo que sus modales no tienen nada de malo, hasta puso énfasis en la palabra «nada». Ahí está tu prueba. El bello arpía nunca cambiará su conducta. Apostaría mi vida por ello.
—Yo no me jugaría la vida aunque tampoco rechazaría una apuesta amistosa. Cincuenta libras por que te equivocas —arriesgó Siwon—. Todos somos capaces de cambiar, incluso él.
Youngwoon rió entre dientes.
—Que sean cien libras. Me encantan las apuestas sin riesgo. Aunque ahora él volverá a Londres, para causar estragos allí, y espero no volver a verlo en mi vida. ¿Cómo resolveremos la apuesta, pues?
—Yo también volveré a Londres o..., humm...
Se le ocurrió una idea tan sorprendente que hasta él mismo se escandalizó y, desde luego, no pensaba formularla en voz alta. Necesitaba analizarla con suma atención y considerar las posibles consecuencias.
—¿Qué? —preguntó Youngwoon impaciente.
Siwon se encogió de hombros con indiferencia para despistar a su amigo.
—Sólo he tenido una idea que necesito pensar mejor, amigo mío.
—Bueno, ahora que me he salvado de un destino peor que la muerte, ¡Tener que casarme con ese arpía!, me basta con saber que ya no lo veré tan a menudo. Ahora pediré en matrimonio al joven que me conviene, al joven que amo.
Siwon sabía que su amigo se refería a Park Leeteuk y dio por hecho que la respuesta sería afirmativa. Juzgando por la sonrisa de Youngwoon, él también lo daba por hecho. Aunque Leeteuk hubiera declarado que sólo eran amigos, era evidente que estaba enamorado de Youngwoon.
—Aún no sé dónde voy a alojarme, así que manda la invitación a Shiyuan Hall. Ellos sabrán dónde localizarme.
Youngwoon asintió y se marchó en busca de sus abuelos para darles la buena noticia. A solas en el salón, Siwon pensó en la idea insólita que se le había ocurrido. Únicamente disponía de pocos minutos para decidir si actuar en consecuencia o descartarla como ridicula. El carruaje de Heechul pronto aparecería delante de la casa y no le quedaba tiempo para deliberar exhaustivamente. Tenía que actuar de inmediato o dejarlo correr.





5 comentarios:

  1. No me digas k lo va secuestrar , eso seria epico

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  2. lo es secuestro es tomar un camino diferente jajajajaj

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  3. No se ni que pensar, ese Hee
    Será que él de verdad quería ayudar???
    Me encanta mi Siwonshis!!!! 😎

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  4. Cria fama y echate a dormir
    Por todo lo que se ha visto que ha dicho y hecho...quien le va a creer a Hee sus buenas intenciones.
    Las lagrimas conmovieron a Siwon...no me extraña,digo...creo en que sí,algo debe de dolerle a Hee sobrellevar todo eso,pero como dije antes...cria fama.

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  5. Wow pensé que ya no podía entrar a este blog y cuando entró por equivocación bum si se pudo y sobre todo me encuentro con esta historia que se ve muy buena

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...