Debutantes I- 9



Cuando Youngwoon terminó de desayunar, se sentía bastante orgulloso de sí mismo. Había conseguido relacionarse mucho llevándose el plato con él, como había visto hacer a otros, y haciendo un recorrido por las estancias de la planta baja, deteniéndose aquí y allá para hacer un cumplido personal o algún comentario  sobre la tormenta que estaba cayendo y que ahora repiqueteaba en las ventanas. Si algún invitado había pensado en hacer alguna salida, a estas alturas ya había cambiado de opinión.
Ya se habían iniciado varias partidas de cartas, algunas amistosas, pero la mayoría con apuesta, un pasatiempo con el que la alta sociedad inglesa parecía disfrutar especialmente. Las salas del billar tenían, no una, sino dos mesas que mantenían ocupados a muchos de los caballeros de más edad, incluyendo a Junjin. Eric aún no había  aparecido.
Un joven cantaba para un grupo de jóvenes señores en la sala de música, un hermoso pelirrojo que llamó la atención a Youngwoon. Pero había que estar sordo para disfrutar oyéndole cantar, por lo que no tardó en marcharse.
Se habría quedado en el salón, pero allí era donde estaba ahora Heechul celebrando audiencia. Eso lo contrarió mucho, porque Choi Donghae también se encontraba allí y Youngwoon había estado pensando en conocerlo un poco mejor. El hecho de que su hermano no le cayera bien no era motivo suficiente para descartar a uno de los jóvenes más bellos de la fiesta.
Había recorrido todas las estancias cuando se dio cuenta de que Jungsoo no se hallaba  en ninguna de  ellas. Las únicas en las que no había mirado eran el salón de baile, que no se usaba durante el día, y el estudio de Eric, también fuera de uso, porque lo ocupaba el administrador, que se hallaba ausente mientras durara la fiesta. El tío de Jungsoo que lo acompañaba ayer estaba en la sala de música con otro joven de una edad similar, pero Jungsoo tampoco se hallaba con ellos.
Pensó que a lo mejor no había venido a Raccoon Glade. Seria irónico que él tuviera que sufrir la presencia de Heechul y que, sin embargo, el premio que ello conllevaba, la compañía de Jungsoo, le fuera negado. Pero ¿por qué no iba a venir cuando el resto de su casa estaba allí, incluida su invitada?
Antes de preguntarles a sus tíos, miró en los otros dos estancias. Averiguó que habían cerrado con llave el estudio; una prudente precaución, supuso. El salón de baile estaba abierto, pero la tormenta lo había sumido en la oscuridad y estaba vacío, como era de esperar; al menos eso parecía a primera vista. Sin embargo, vislumbró un ligero movimiento, justo al cerrar la puerta. Allí estaba Jungsoo, en el otro lado del salón, de pie junto a una de las ventanas del balcón.

Jungsoo lo oyó acercarse y, sin volverse, supo que era Youngwoon. Había algo en su forma de andar, muy enérgico, que era fácil de reconocer. Se le aceleró el pulso, extraño incidente que se producía siempre que él estaba cerca. Se preguntó por qué se encontraba allí. Desde luego, no por la misma razón por la que estaba él.
En cuanto había empezado la tormenta, Jungsoo había ido en busca de un lugar tranquilo desde el cual contemplar la furia desatada de la naturaleza. Las tormentas le gustaban tanto como la llovizna. Aunque algunas personas se ponían nerviosas con el estallido de un trueno o el destello de un rayo, ella se serenaba con aquellas cosas y sentía el impulso de salir al aire libre.
Hoy era del todo imposible. Pero, en su defecto, lo mejor era contemplar la tormenta y el salón de baile vacío le proporcionaba la intimidad necesaria para disfrutar a solas del espectáculo.
Pero no le importaba que Youngwoon hubiera ido a molestarlo. De hecho, era agradable poder compartir aquel momento con él.
-Es hermosa, ¿verdad? -dijo Jungsoo cuando se detuvo junto a él.
Pensó que tendría que explicarle a qué se refería, pero supo que lo había comprendido al oírle responder:
-¿Le gustaría verla más de cerca?
Jungsoo lo miró y sonrió, pero negó tristemente con la cabeza.
-A mis tíos no les gustaría que apareciera mojado y desaliñado, en especial ahora que se acerca la hora de comer. No me daría tiempo a volver a casa para cambiarme de ropa.
Youngwoon le devolvió la sonrisa, pero lo tomó de la mano y, abriendo la puerta del balcón, tiró de ella para que los dos estuvieran bajo la lluvia. Se detuvo allí, en la terraza, y alzó el rostro al cielo, saboreando los elementos como habría hecho él.
Dios santo. En aquel momento, Jungsoo supo que estaba perdidamente enamorado de Youngwoon.
Youngwoon pensó que debía de estar loco para haberse dejado llevar por aquel impulso, hasta que bajó la cabeza y miró a Jungsoo. Tenía una expresión tan alegre, tan radiante, que estaba encantador. Aunque el cabello se le había empapado y se le pegaba a la cara, durante unos breves instantes se quedó hipnotizado, por sus increíbles ojos, por una gota de lluvia que quedó suspendida en sus pestañas antes de resbalarle por la mejilla, por otra que se alojó en uno de sus hoyuelos antes de dividirse y descender hasta su hermosa barbilla, por sus labios carnosos cuando le sonrió, atrayendo su mirada hacia ellos.
Él tomó su adorable rostro entre las manos y lo besó. Fue otro impulso, pero celebró haberse dejado llevar. La lluvia era glacial, pero él no sentía el frío, sino únicamente el calor de sus labios, y el ardor de sus cuerpos en contacto. Jungsoo sabía a ambrosía, era un soplo de aire cálido frente a los rigores del invierno.
A lo lejos se oyó un trueno y Youngwoon lo abrazó con más fuerza. Un rayo cruzó el cielo mientras él se  abría paso entre sus labios, explorándole la boca con la lengua. Durante unos instantes, no existió nadie más en el mundo aparte de ellos dos, los elementos y la pasión que los había invadido.
Cuando Youngwoon recobró el sentido común, le asaltó la culpa, la turbación y algo más, que de inmediato no reconoció como temor. Podía echarle la culpa a Junjin por haberlo incitado a pensar en Jungsoo como un joven y no solo como amigo, y se culparía si aquel impulso terminaba por estropear su amistad.
Lo soltó y dio un paso atrás. Ahora estaba demasiado turbado para mirarlo. Solo deseaba escapar antes de que Jungsoo dijera algo que pudiera arruinar su relación, aunque antes tenía que disculparse.  No podía dejar que pensara que él era tan bruto como se decía.
-Ha sido... no debería... -farfulló Youngwoon. ¡Maldita sea! ¿Por qué le costaba tanto hablar?-. Lo siento. No sé por qué lo he hecho, pero no volverá a suceder. Se lo  prometo.

Jungsoo tardó un buen rato en reponerse del aturdimiento en que lo había sumido el beso de Youngwoon. Estaba temblando, llevaba un rato haciéndolo, pero solo entonces se dio  cuenta. Sin embargo, no entró dentro para calentarse. Se dirigió al establo para ver si podía encontrar al cochero que los había traído.
Afortunadamente se hallaba allí y accedió a llevarlo a casa para poder cambiarse de ropa. Sus tíos no tendrían que enterarse de que estaba empapado y él no tendría que explicar el porqué. No se hallaba en condiciones de explicar nada cuando no podía ni darse a sí mismo una respuesta.
Youngwoon lo había besado, lo había emocionado hasta lo más hondo de su ser. Y luego le había jurado que no volvería a suceder. ¿Qué conclusión podía sacar de todo aquello? ¿Que había sido un accidente, un  impulso que no debería haber ocurrido y que posiblemente no habría tenido lugar si hubieran estado en cualquier otro lugar que no fuera bajo una violenta tormenta? Las tormentas lo serenaban, pero al parecer a él lo excitaban. La madre naturaleza desatando toda su furia. Sí, había algo primitivo en eso, supuso, algo que podría incitar las pasiones de un hombre.
Ojalá no le hubiera besado. Saber lo maravilloso y excitante que aquello resultaba no iba a serle de ninguna ayuda para recuperar la calma. Sabía que amar a Youngwoon le haría sufrir. ¿Cómo iba a ser de otra forma cuando él jamás le correspondería, cuando tendría que ver cómo se casaba con otro? Y no a distancia.
¡Eran vecinos! Lo vería a menudo, y luego a él y a su esposo, y a sus hijos.

Jungsoo llegó tarde al almuerzo, pero nadie se percató, puesto que se servía a lo largo de varias horas, como el desayuno, para que la gente no intentara sentarse en las mesas al mismo tiempo. De todas formas, no le habría importado que ya no se sirviera, porque ahora había perdido el apetito y estaba demasiado turbado para digerir nada.
Se unió a sus tíos en el salón. Ya habían comido y solo le preguntaron respecto a su nuevo traje, a lo cual respondió diciendo que había tenido que cambiarse, sin especificar el motivo. Ellos aceptaron su explicación, extrayendo sus propias conclusiones, tal y como pensaba, y eso le evitó tener que mentir. Además, tenían noticias que darle y estaban impacientes por hacerlo.
Hyesung se adelantó a Minwoo diciendo:
-Heechul ha decidido alojarse aquí, pero no con nosotros. Ya ha mandado a buscar sus cosas.
Jungsoo no se sorprendió de que Heechul quisiera quedarse allí ahora que lo habían invitado, sino de que pudiera hacerlo.
-¿Aún les queda sitio?
-No, pero tiene amigos que se han ofrecido a hacerle sitio en la habitación que comparten.
Minwoo expresó su opinión añadiendo:
-No veo por qué quiere meterse en una habitación con un montón de jovencitos, cuando podría tener una para él solo a diez minutos de aquí.
Jungsoo sí lo entendía y dijo:
No añadió que Heechul prefería las multitudes porque le proporcionaban el público que parecía necesitar en todo momento; se trataba de un pensamiento poco amable que prefería reservarse para él. Por otra parte, residir en Raccoon Glade también pondría fin a cualquier habladuría sobre Heechul, si aún seguía rumoreándose sobre él después de su aparición en la fiesta.
Hyesung confirmó sus suposiciones diciendo:
-Todo el mundo da por seguro que lo han vuelto a invitar y que no hay rencores entre su familia y los Kim. Se dice incluso que Youngwoon ha cambiado de opinión y volverá a pedir su mano. ¿Crees que deberíamos aclarar que Heechul está aquí solo porque te han invitado a ti y él es nuestro huésped?
Jungsoo suspiró para sus adentros. Sinceramente, no podía importarle menos el giro que pudieran dar las habladurías en lo que a Heechul respectaba, pero no quería ser él quien influyera en el cariz que pudieran tomar.
-Creo que si lord Eric quiere que se sepa que él no está aquí por invitación suya, lo hará público. Corregir lo que piense la gente no es cosa nuestra. Que piensen lo que quieran. Tú sabes tan bien como yo que lo harán de todas formas.
Jungsoo lamentó de inmediato lo que acababa de decir, por lo que se apresuró a añadir:
-He oído que esta noche va a haber baile. ¿Lo han confirmado?
-Desde luego -respondió Hyesung-. Pero no hace falta ir corriendo a casa para desempolvar los trajes de noche. Será muy informal.
-Tiene que serlo -señaló Minwoo-. En fiestas de esta envergadura, es casi imposible seguir unos horarios estrictos que obligarían a todo el mundo a prepararse al mismo tiempo. ¿Te imaginas a ocho personas metidas en una habitación, con ocho trajes de noche extendidos en la cama y ocho doncellas y doncells intentando vestirles a la vez? No puede hacerse. No sin que reine la confusión y salten chispas.
Jungsoo se lo imaginó y sonrió:
-No sé, pero ver cómo saltan chispas puede ser divertido.
-¿Has conocido a lord Kim Junjin de Shinhwa, querido? -le preguntó Hyesung.
-No, pero he oído que está aquí -respondió Jungsoo-. ¿Y tú?
-Aún no, aunque esperábamos hacerlo hoy.
-Él lo espera -lo corrigió Minwoo-. Tiene la estúpida idea de que el viudo Shinhwa podría tener la intención de volver a casarse.
Jungsoo arqueó la ceja y dijo en tono burlón:
-Caramba, tío Hyesung, ¿estás pensando en contraer matrimonio?
Hyesung se ruborizó y dijo malhumorado, dirigiéndose a su hermano:
-Por supuesto que no. Sencillamente se me ocurrió que, ahora que su nieto se traslada a Inglaterra, él se quedará muy solo en esas Tierras Altas suyas.
-No sabemos cómo es su casa -objetó Minwoo-. Podría estar a rebosar de parientes suyos, por lo que sabemos.
-De hecho, está bastante vacía, según Youngwoon -dijo Hyesung, sonriendo satisfecho a Minwoo por disponer de aquella información.
Jungsoo decidió cortar de raíz la disputa antes de que pasara a mayores satisfaciendo su propia  curiosidad.
-¿Has hablado con Youngwoon? -le preguntó a Hyesung.
-Sí, justo después del almuerzo, pero durante muy poco rato. El pobre parecía muy alterado por algún motivo. Me preguntó adónde habías ido y yo no supe qué contestar. Supongo que eso fue cuando tú te fuiste a casa a cambiarte de ropa.
-Tal vez -respondió Jungsoo incómodo e, intentando aparentar indiferencia, preguntó-: ¿Te ha dicho si me buscaba por algún motivo en particular, o solo quería saber dónde estaba?
-No, pero puedes ir en su busca para averiguarlo -dijo Hyesung.
-Sí -confirmó Minwoo-. Es del todo aceptable que lo hagas en una fiesta como esta. Eres su vecino, después de todo.
Jungsoo los miró con los ojos entornados, consciente de lo que estaban haciendo.
-Si es importante, seguro que me encontrará. Pero, entretanto, dejad de imaginaros que hay más de lo que en realidad hay. Yo lo veo como amigo nada más, algo que suele darse entre vecinos.
Mientras veían a Jungsoo salir de la estancia, Hyesung dijo:
-Lo ha dejado muy claro, ¿verdad?
-Sí, demasiado, de hecho. A Youngwoon le gusta, ¿sabes?
-Eso me pareció a mí, pero por lo visto a él no -dijo Hyesung, frunciendo el ceño pensativo.
-¿Puedes culparlo por no tenerlos todos consigo después del desastre que fue Londres?
-No fue un desastre, solo un...
-Desastre.
-Te lo juro, Minwoo. ¿Podrías no llevarme la contraria por una vez, cuando por casualidad estamos de acuerdo sobre Kim Youngwoon de Shinhwa? Si Jungsoo está convencido de que él solo quiere ser su amigo, no va a notar ninguna señal suya que indique lo contrario. Necesitamos convencerlo de que puede aspirar a casarse con él.

*** 
Heechul no se sintió azorado al ser el único joven que llevaba un traje de noche. No obstante, se habría cambiado de ropa si se hubiera percatado a tiempo, no cuando estaba ya en el salón de baile. Había estado demasiado ocupado en localizar a Choi Siwon como para fijarse en el modo en que iba vestida la gente.
Se olvidó del asunto en cuanto remitieron la sorpresa y el malestar iniciales. A fin de cuentas, sabía que estaba espléndido, y aquello era lo único que importaba: brillaría con más intensidad en comparación con el resto de jóvenes presentes. Para él, eso era normal y así era como tenía que ser.
Todavía no había visto al heredero Choi, pero sí sabía que Jungmo seguía allí, y eso le irritó muchísimo. Aquella perra tendría que haberse marchado ya de Raccoon Glade, pero, por lo visto, que lo tacharan de traidor mentiroso y vengativo ante sus amigos no lo avergonzaba lo bastante como para tener que irse. Heechul tendría que pensar en alguna otra cosa para mandarlo a casa deshecha en lágrimas.
Cuando al fin localizó a Choi Siwon fue para verlo junto a Jungsoo. ¿Otra vez? ¡Era intolerable! ¿Qué era lo que él y Youngwoon encontraban tan interesante en aquel jovencito?
Desde luego, no podía ser su aspecto físico. Jungmo había dicho que era divertido. Qué tontería. Era más probable que estuviera dándoles algo que no debía. Sí, eso tenía que ser. ¿Y quién iba a pensar que aquel ratoncito de campo tendría una moral tan relajada? Aunque, ¿por qué no? Jungsoo no tenía ninguna esperanza de casarse, así que su reputación no debía de importarle mucho, ¿no?
Heechul se acercó a ellos, confiando en que ningún caballero se interpusiera en su camino. Por una vez tuvo suerte y llegó sin que nadie le siguiera los pasos. Le dedicó una breve sonrisa a Jungsoo antes de mirar a Choi con un recato que incluso resultaba halagador. Él lo sabía, puesto que lo había ensayado ante el espejo.
-No creo haber tenido el placer -dijo Heechul-. ¿Puedes hacer tú los honores?
-Desde luego -dijo Jungsoo, sonriendo travieso-. Lord Heechul, permítame que le presente a Choi Siwon, vástago de la familia Choi, descendiente de una larga estirpe de duques que, sin duda, algún día perpetuará; si una pareja no le pega antes un tiro por sus extravagantes flirteos.
Lord Choi, en lugar de sentirse insultado, como Heechul habría imaginado, se echó a reír. Pero ¿qué otra cosa podía hacer sin ser grosero? No obstante, debía de estar incómodo después de aquella presentación tan estrafalaria. ¿Qué podía haber incitado a Jungsoo a decir algo tan ridículo?
-No me creo ni una sola palabra -dijo Heechul, volviendo a atraer la atención de Choi.
-Oh, es del todo cierto, al menos lo de los flirteos. Aunque discrepo en que sean extravagantes.
Definitivamente. Mis flirteos son de lo más refinado. Se lo demostraré.
Estaba siendo amable. Qué detalle por su parte. En lugar de ello, debería de haber puesto a Jungsoo en su sitio, como habría hecho Heechul. Se volvió para hacerlo, pero Jungsoo eligió aquel momento para marcharse y, como aquello era lo que había estado deseando, Heechul se mordió la lengua.
-Si me excusan -dijo Jungsoo-. Creo que mis tíos necesitan que vaya a rescatarlos.
Siwon, que había conocido a sus tíos aquella tarde, los vio en el otro extremo del salón y protestó:
-¿De quién? Están solos.
Jungsoo se rió divertido.
-Por eso. Si los conociera mejor sabría que a menudo necesitan que los rescaten al uno del otro. Incluso en una fiesta como esta en la que deberían estar divirtiéndose, no pueden pasar cinco minutos sin ponerse a discutir sobre algo. No importa de qué. Escoja cualquier tema y ellos estarán en desacuerdo de manera automática.
-Bueno, si tiene que hacer de ángel rescatador, vaya entonces -dijo él con un exagerado suspiro-. Pero sepa que no he olvidado cómo se las ha ingeniado para no concederme ningún baile. Tenga por seguro que volveré al ataque más tarde.
Jungsoo se marchó de todas formas, aunque ahora lo hizo ruborizado. Heechul gruñó para sus adentros y lo habría hecho en voz alta si no fuera un ruido tan poco delicado. Ellos dos no iban a bailar si él podía impedirlo, se prometió.
Sin embargo, ahora estaba a solas con Choi Siwon, y lo bastante lejos de los demás invitados como para que nadie los oyera. Y él por fin se estaba comportando como debía, examinándolo de arriba abajo con aquellos ojos tan negros. Heechul no se violentó en absoluto, pues estaba habituado a que lo miraran, incluso de forma metódica, como estaba haciendo él. De hecho, esperaba que lo hubiera hecho antes.
-Su hermosura es francamente exquisita -le dijo al fin Siwon. Aunque no en tono admirativo, sino de sorpresa-. Pero, sin duda, escuchará decirlo tan a menudo que debe de significar bien poco para usted, o nada en absoluto.
Era cierto, pero decirlo no era en ningún caso de buen tono, por lo que objetó:
-Al contrario, un joven señor nunca se cansa de oír esos cumplidos, sobre todo cuando Provienen de un caballero tan apuesto como usted.
Por alguna razón, su cumplido lo puso a la defensiva. Supo el porqué cuando Siwon espetó:
-No crea que está haciendo ninguna conquista, querido. En mi familia, los hombres llevamos la iniciativa. No soportamos que nadie nos persiga para llevarnos al altar.
Heechul podría haberse ofendido, pero eso habría frustrado sus planes.
-Caramba, lord Choi. ¿A qué puede usted estar refiriéndose? ¿No pensará que quiero casarme con usted solo porque lo encuentro apuesto? Encuentro apuestos a muchos hombres, y si me hacen un cumplido, es posible que yo se lo devuelva como acabo de hacer. Con total inocencia, se lo aseguro. Sin ningún motivo oculto.
-Excelente -respondió él satisfecho-. Me alegra oírlo. Mucho.
Ahora, él debería sentirse avergonzado por su error, pero no era el caso, sino que en sus labios se había dibujado una sonrisa escéptica. Bueno, no importaba. Se casaría con él. Tomó la decisión en aquel preciso instante. Era joven y muy atractivo, y el ducado y la fortuna que heredaría le irían como anillo al dedo. Pero no estaba dispuesto a tolerar su asociación con Jungsoo, fuera sórdida o no, iba a cortarla de raíz en aquel preciso instante.
-Tendría que ser un poco más disimulado, ¿sabe? -le susurró al oído.
-¿Disimulado? ¿Y sería tan amable de decirme en qué?
-En que ha estado acostándose con Jungsoo. ¿O no le importa poner en peligro su reputación?
Su reacción no fue en absoluto la que Heechul había anticipado. Cualquier otro hombre se habría apresurado a asegurarle que no había nada entre ellos dos. Lo hubiera o no, aquella habría sido la respuesta   de un caballero. Y a partir de ese momento, se habría asegurado de evitar a Jungsoo, aunque solo fuera para respaldar su afirmación. En cualquier caso, no volvería a acercarse al joven.
En cambio, Choi se apartó un paso de Heechul, lo miró con incredulidad mientras se ruborizaba ligeramente y se alejó, sin mediar palabra, enojado en apariencia. Sin embargo, cambió de idea, giró sobre sus talones, ahora su enojo era evidente y espetó:
-Dios santo, es usted un verdadero arpía -dijo indignado-. Ya me habían dicho que era un maestro en el arte de las murmuraciones, pero no creía que ningún joven pudiera ser tan malévolo como lo es usted, aunque por lo visto es cierto. Pero se lo advierto, lord Heechul, si intenta difundir ese rumor sobre Jungsoo, que no tiene ni pies ni cabeza, yo me encargaré personalmente de hundirlo. ¿Lo entiende? Me encargaré de que la alta sociedad no vuelva a aceptarlo. Su belleza superficial no va a salvarlo, querido. Se lo  prometo.
Ahora sí se marchó, con la espalda rígida, la furia contenida, sin levantar por un momento la voz, dejando a Heechul desconcertado por completo. No podía asimilar la idea de que le hubiese hablado en aquel tono, a él, y lo hubiera amenazado, solo para proteger a una mosquita muerta como Jungsoo. Bueno, ahora ya no le interesaba. Aquel estúpido había perdido su oportunidad.
Solo quedaba Kim Youngwoon de Shinhwa.
Heechul suspiró para sus adentros. No es que quisiera casarse con él en realidad, pero Youngwoon no era tan malo como él temía. Era distinto, con su acento, su imprevisibilidad, pero lo bastante apuesto, y todos los jóvenes y mujeres de la fiesta lo encontraban un buen partido, lo cual era determinante para él.
Sin embargo, tener que tratar otra vez con aquel obtuso escocés y con su orgullo herido, iba a poner a prueba toda su paciencia. Porque Youngwoon quería recuperarle. Aquello era evidente, al menos para él, o no estaría allí ahora. Solo fingía lo contrario, por el rencor que aún le guardaba, suponía Heechul, y probablemente se estaba devanando los sesos, intentando hallar la forma de recuperarle sin que pareciera que estaba dispuesto a perdonarlo.
En ese sentido, Heechul podía ser de ayuda, simulando que el incidente estaba olvidado en lo que a él concernía. Sería más divertido dejar que siguiera vacilando, pero había muchos otros jóvenes casaderos en  la fiesta que necesitaban darse cuenta de que con Kim Yongwoon no tenían nada que hacer, ahora que él estaba allí. No quería ver más miradas afectadas ni más batidas de pestañas de las que ya había visto.
Y en lo que respectaba a la atención que Youngwoon le había, aparentemente, dedicado a Jungsoo la noche anterior, era evidente que lo único que intentaba era ponerle celoso, puesto que sabía que se enteraría, tal y como había ocurrido. Como sí Jungsoo pudiera hacerle sombra. Era absurdo. Pero al menos Heechul había averiguado cuál era el juego de Youngwoon y sabía cómo hacer frente a tanta estupidez.



***** Heechul es una fichita

3 comentarios:

  1. No sé si una fichita pero que lo odio con todo mi ser eso es segurisimo

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  2. Yo solo quiero ver cuando pongan a Hee en su lugar

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  3. Lo besó.....aaaaahhhh
    Oye...pero que feo que lo haya dejado ahí mojandose más de lo que ya estaba.
    Bien que disfruto el beso,y me lo deja ahí,solito,mojado e ilusionado...y se van no sin antes decirle que fue un "error"...error mis polainas,si bien que le gusto y hasta lo apachicho más hacia él...y luego,le echa la culpa a su abuelo😒😒te creía más hombrecito Kangin.
    Los tíos de Teuk harán algo...saben que a Kangin le gusta Teuk,si se enteran del beso,hay madre mia*0*

    Pero que peeeeeeerra Hee😂😂😂😂😂😂😂
    Me encanta...adoro que haya quedado tan mal parado delante de Siwon y dios...pero que equivocado está respecto a Kangin...la soberbia y el ego le brota por los poros.
    Solo espero que no vaya con ese chisme de que Teuk se acuesta con Siwon a Kangin...porque se arma la grande,cabaria su propia tumba.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...