Amante de la Luna -6



Donghae sintió que se derretía. Era como ser de chocolate y estarse derritiendo mientras Hyukjae le acariciaba el pelo y los labios con lo suyos.
─Abre los labios para mi ─murmuró él, y Donghae cerro los ojos y entreabrió los labios para que él pudiera enseñarle qué era de verdad besar allí, en aquella playa.
La playa estaba a un paso de su habitación. Los dos dormitorios de que constaba la suite y el salón daban a una terraza e la que Donghae se podía apoyar sobre la balaustrada de mármol para contemplar el mar.
Contemplando el océano vacío se sintió como en una burbuja  de paz, en un mundo en el que solo estaban Hyukjae y él.
El hotel era un palacio blanco que se extendía a lo largo de la playa, lejos de las concentraciones de turistas. Con bajar tres peldaños podría caminar sobre la blanca arena. Cuando llegaron allí en su noche de boda, el director del hotel se encargó personalmente de acompañarles hasta la suite y de ordenar que dejasen el equipaje en el dormitorio mas grande.
Donghae se quedó parado en el salón mientras Hyukjae seguía al director. Acaba de romper su acuerdo.
Dio media vuelta y salió a la terraza con el corazón latiéndole asustado. Cada vez que oía la voz de Hyukjae, los nervios le encogían el estómago. Entonces el director abrió la puerta del dormitorio y los hombres salieron a la terraza.
Su marido.
Aquel no era un matrimonio de conveniencia desde su punto de vista. Él lo quería, y Hyukjae siempre encontraba la forma de conseguir lo que quería. Una vez el director los dejase solo, ¿Qué iba a impedirle que tomara lo que quería?
Hyukjae le había dicho que sería él quien tomase la decisión, pero ¿Qué ocurriría si lo besaba mientras dejaba vagar las manos por su cuerpo?.
El director le dijo algo en inglés y Donghae se vio obligado a forzar una sonrisa. Vio a Hyukjae ponerle un cheque en la mano, y el hombre se marchó. Se dio la vuelta para mirar el mar.
Hyukjae iría ahora a por él, y no iba a tener que forzarla. Tenía otras armas. Sus recuerdos podrían traicionarlo con toda facilidad, y Hyukjae, sin duda, sacaría partido de ello. De hecho, ya lo estaba haciendo al llamarlo amante de la luna.
Primero, se oyeron los pasos de Hyukjae, después su voz.
─Donghae, voy a recepción un momento a preguntar por un coche de alquiler.
─De acuerdo ─contestó, sin volverse a mirarlo.
Oyó la puerta cerrarse a sus espaldas y se preguntó cómo sería su futuro. Vivir bajo el mismo techo que Hyukjae… algo en el fondo de su corazón le decía que aquél hombre era aún mas peligroso para él de lo que había sido aquel muchacho de su adolescencia.
Aprovechó para examinar la suite. Su maleta estaba en el mayor de los dos dormitorios, mientras que la de Hyukjae en el más pequeño. Aquello debería haberlo tranquilizado, pero lo único que consiguió fue recordarle los términos de su contrato.
Aquella enorme cama. Una cama pesada para dos… Jamás había compartido cama con Hyukjae, pero hubo un tiempo en el que soñó con cómo sería estar denudo entre sus brazos. Y una vez…
Incluso más tarde, cuando él volvió, Donghae seguía sin mirarlo a los ojos, así que volvió a salir a la terraza para mirar el mar.
─Estoy cansado ─dijo─ Creo que… me voy a ir a dormir.
─Buenas noches ─fue todo lo que dijo.
Tampoco fue capaz de mirarlo antes de perderse en aquel enorme dormitorio, pero después, cuando la luz de la luna entraba ya por la puerta de la terraza, sus viejos sueños parecieron palidecer ante el hecho de que Hyukjae estuviese tan cerca.
¿Estaría dormido?
Lo único que le daba cierta seguridad era el hecho que no podía imaginarse a sí mismo invitando a Hyukjae, diciéndole en voz alta que quería que le hiciese el amor. El latido de su corazón volvió a acelerarse, y tardó mucho tiempo en conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, después de desayunar, le pidió que le llevase a algún lugar donde hubiese gente, así que recogieron el coche de alquiler. Recorrieron un mercadillo situado cerca de la ciudad. Compro algunas cosas finas de algodón para la playa, una talla más grande de la que utilizaba normalmente. No quería mostrarse sugerente. Estaba decidido a no hacer nada que Hyukjae pudiera considerar una invitación, especialmente después de haber pasado la noche solo en aquella cama enorme, enredado en las sabanas con sus sentidos alerta y esperando oír el sonido de su respiración, el sonido de sus pasos al acercarse.
Con dieciséis años había estado enamorado de él de pies a cabeza, había confiado en él como jamás había confiado en alguien, y después, cuando lo rechazó, creyó que había llegado en fin del mundo; aún así, todos esos recuerdos palidecían ante las emociones que había sentido la noche anterior.
Si se dejaba llevar…
Cuando Hyukjae hizo ademán de sacar su tarjeta para pagar, él se lo impidió.
─Es mi ropa ─dijo─ Pago yo.
─¿Cuestión de principios? ─le preguntó, divertido.
─Sí ─contestó, aunque sabía que era ridículo ponerse así por unos cuantos pesos. Habían volado hasta allí en el avión privado de Hyukjae, él pagaba el hotel y la deuda de Kyuhyun. Pero ya había bastante intimidad forzada como para llevar también la ropa que él había pagado sobre su piel.
Dejó su tarjeta en el mostrador y el vendedor le contestó algo en ingles.
─Dice que hay sobrecargas en las líneas de tarjetas de créditos ─dijo Hyukjae─ Tengo bastante dólares para pagar eso. Ya me lo devolverás después.
─Como si no te debiera ya bastante ─murmuró.
Después de cenar esa noche, cuando los músicos empezaron a tocar música latina suave, Hyukjae dejó su copa de cerveza sobre la mesa.
─¿Quiere bailar?
Había estado esperando la invitación; sabía que utilizaría cualquier invitación para tocarlo, para materializar aquel matrimonio. Él estaba mirándole las manos, y solo entonces se dio cuenta que había estado moviendo un dedo al compás de la música.
─Entonces vamos a dar un paseo por la playa antes de irnos a dormir.
Un paseo y después… Aquellas palabras le trajeron a la memoria los dos dormitorios de la suite, separados solo por el lujoso salón. En la cálida oscuridad de una noche tropical, podía ocurrir cualquier cosa.

Tenían la playa para ellos dos, y como telón de fondo, el ritmo de la música mezclado con el bailar de las olas bajo la luz de la luna.
Donghae caminó hasta la orilla y se quitó sus sandalias para entrar al agua, consciente de que Hyukjae lo estaba viendo.
─Deberías vivir en la playa ─comentó─ El agua te atrae como un imán.
Siguieron caminando, él por el agua y Hyukjae por la arena, con las manos metidas en los bolsillos y moviéndose con esa gracia perezosa que ella hubiera podido reconocer en cualquier parte.
Donghae hundió los pies en la arena. El agua estaba increíblemente tranquila.
─Debería llevarte la próxima vez que vaya de viaje. Tantos excelentes colegios y no…
─Relájate ─le sugirió Hyukjae.
Él se detuvo de golpe.
─No puedo ─susurró, y de pronto se sintió atrapado entre el agua y Hyukjae. ─ No puedo olvidar que tu quieres… quieres…
─¿Qué quiero hacerte el amor?
─Si.
─¿Y por qué es eso un problema para ti? Eres tú quien elige, y no tienes que decir que sí.
─Tienes fama de conseguir siempre lo que te propones. ¿Has perdido alguna vez algo que te importase? ─él no contestó, y Donghae pensó que las cosas que había perdido eran las cosas de las que podía alejarse sin dificultad. ─ Eso me asusta, tú me asustas.
La luz de la luna debía de haber ganado intensidad mientras hablaba, por qué al mirarlo vio su imagen con toda nitidez, incluso los rasgos de su rostro.
─¿Por qué ibas a tenerme miedo? Ya sabes que no sería capaz de forzarte.
Parecía tan razonable... seguro que era el mismo tono que había empleado para hablar con quienes debía vender algo.
─Tú tienes demasiada experiencia y yo… yo no. Me hiciste daño una vez, y yo…
Él podría llegar a decir que sí. El encanto de antes seguía estando allí, pero ahora era aún peor. Tenía una fuerza y un poder nuevos nacidos del paso del tiempo.
─¿Y sería tan terrible? ─preguntó él─ Estamos casados. Yo te deseo, y si eres sincero, tendrías que admitir que tú a mi también. Si me invitases a acostarme contigo… ─el silencio dibujó nítidamente sus cuerpos entrelazados en esa cama tan grande─ ¿Quién iba a sufrir por ello?
Él podría sufrir. Y mucho.
─¿Y si no lo hago? ¿Quién resultaría herido?
Hyukjae lo miró con una leve sonrisa.
─Te gustan los desafíos ─dijo Donghae─ Te deleitas en la caza. ¿Es esa la razón de que te hayas casado conmigo? Porque la ultima vez… cuando éramos pequeño… no…
─Estuvimos a punto ─contestó en vos baja, y Donghae enrojeció.
─¿Cómo conseguiste llegar de la serraría para la que trabajabas en Busan a dónde estás ahora? ─le preguntó rápidamente.
─Lo normal ─dijo, y al mirarlo a hurtadillas vio que tenía la vista perdida en el océano, pero de pronto se volvió hacia él y sus miradas quedaron prendidas aun a las luz de la luna─ Universidad… unas cosas y otras.
─¿No hay detalles?
─Son demasiados aburridos.
─Lo dudo.
Trabajaba en aquella serrería para pagarse la carrera cuando él se marchó. Y después, de alguna forma, se había convertido en el hombre que llevaba a cabo sus propios proyectos, que había construido un imperio por sí mismo, ya que su padre no le había dejado más que una póliza de seguros que cobró cuando falleció en un accidente en los astilleros.
─¿Y tú? ─preguntó él─ tu padre te hizo vicepresidente de Haru Holdings cuando sólo tenías veintitrés años. ¿Era eso lo que tú querías?
─Si.
¿Habría leído los artículos de las revistas lo mismo que él le había seguido la pista a través de lo que se decía de él en los medios de comunicación?
─No creía que ese viejo bastardo fuese a compartir su imperio con nadie.
La esperanza de su voz le hizo recordar el odio que su padre había sentido hacia Hyukjae y que había empezado con una disputa sobre los derechos de tala entre sus padres.
─Y no quería. Fui yo quien lo obligó.
Por un momento fue como si pudiese oír incluso la respiración de Hyukjae.
─Las cosas debieron cambiar después de que te marcharas a estudiar ─dijo Hyukjae al fin.
─Todo cambió ─se agachó para mojarse los dedos en el agua y después se los llevó a los labios. ─Ese viaje me cambió. Tantos años fuera de casa… aprendí a ser independiente.
En un principio, había sido un tiempo lleno de soledad. Echaba mucho de menos a su hermano y a él, pero cuando eso pasó, se sintió aislado y extrañamente a salvo.
─Nunca volviste a Busan.
─No ─no había vuelto a Busan hasta la semana anterior buscándolo a él─ No volví hasta que no me casé con Tim. Ni siquiera durante las vacaciones. Y cuando volví, lo encontré todo distinto. Antes tenía miedo de la cólera de mi padre, pero después… supongo que había crecido. También me había casado, y supongo que eso le hizo perder el poder de asustarme.
─Hubo un tiempo en el que me hubiera gustado matarlo.
La serenidad con que había dicho la frase le daba aún más fuerza, y Donghae se cruzó los brazos sobre la cintura.
─Entonces me ayudó a saber que estabas enfadado por mi.
─No había nada que yo pudiera hacer hasta… ─se interrumpió e hizo un gesto airado con el brazo─ Dejemos el pasado, amante de la luna. Tenemos que dejarlo atrás.
Pensó entonces en Hyukjae tal y como lo conoció una vez. En el accidente que pareció marcar el cambio de todo. La distancia de su propia familia. La invalidez de Kyuhyun. La mirada fría de Hyukjae sin la ternura que una vez encontrara en sus ojos.
─Yo no puedo olvidar ─susurró, y se volvió de espalda a él para mirar la luna.
Si no eran capaces de olvidar los misterios que ensombrecían su pasado, Hyukjae nunca llegaría a conseguir lo que quería de él: un matrimonio real.


Había un pequeño jovencito en la playa cuando Donghae bajó a la mañana siguiente. Se había despertado temprano después de una noche de sueño inquieto y se había vestido con unos pantalones cortos y una camiseta, y al salir al salón, vio que la puerta del dormitorio de Hyukjae estaba abierta.
¿Una invitación a la que sucumbir a mitad de la noche? No, no podía ser que esperase ganar con tanta facilidad. Pero la puerta abierta era un mensaje que le recordaba que él era quien le mantenía la puerta cerrada entre los dos, aunque había sido Hyukjae quien se las había cerrado a él cuando tanto lo había necesitado años atrás.
Y ahora pretendía que se olvidase de ese pasado, que lo dejase atrás.
Al llegar a la orilla vio al jovencito sentado a escasos metros construyendo un castillo de arena, y al verlo aparecer, se puso de pie de un salto y lo miró con aire de culpabilidad. Debía de tener unos diez años, y parecía haberse quedado sin habla.
─Hola ─dijo Donghae─ ¿vives por aquí?
─Si ─contestó con una sonrisa tímida─ Vivimos ahí ─añadió, haciendo un gesto hacía una casa. Mi padre es el director del Hotel ─miró a su alrededor con incomodidad─ Me ha dicho que no debo molestar a los huéspedes.
─A mí no me estas molestando ─contestó Donghae, sentándose en la arena─ ¿Qué estas construyendo?
El jovencito se llamaba Jeno y estaba construyendo un castillo, y sonrió encantado cuando Donghae le preguntó si quería ayuda; pronto los dos constructores se enfrascaron en aquel castillo medieval un tanto peculiar.
Cuando Donghae levantó la mirada y se encontró que Hyukjae estaba de pie a su lado, el castillo era ya una construcción bastante compleja. Sonreía y él sonrió también.
─Una construcción en toda regla ─comentó Donghae.
─Que está a punto de ser tragado por el agua.
Se dio la vuelta y vio que la marea había subido bastante y les llegaba casi a los muros. Jino miró a Hyukjae con una mezcla de curiosidad y alarma.
─Jino, te presento a Hyukjae. Él construye castillos de verdad, pero no estoy seguro de que pueda salvarnos de las olas.
─Hola, Jino ─dijo Hyukjae, se agachó para estudiar el castillo.
El niño sonrió con timidez y miró hacia el hotel.
─Tengo que irme ─dijo rápidamente─ No debo molestar a los huéspedes.
Pero su sonrisa picarona parecía indicar que la regla ya había sido rota en otras ocasiones y que volvería a romperse sin que tuviera repercusiones terribles.
─Hasta luego ─dijo Donghae.
─¡Adiós! ─contestó el niño cuando corría ya hacía el hotel.
─Una criatura interesante ─comentó Hyukjae, y utilizó un dedo para hacer una puerta en una de las paredes interiores.
─¡Eh! ¡Nada de modificaciones sin la aprobación del constructor!
─Lo siento ─replicó con una sonrisa─ Pero sin esa puerta, habrías tenido que dar toda la vuelta al castillo para entrar en esa habitación.
Donghae se pasó la mano por el pelo, Hyukjae siguió su movimiento.
Donghae tocó una de las paredes con la mano como si quisiera asegurarse de que seguía allí, e intentó quitarse de la cabeza la imagen de Hyukjae.
─Un castillo muy moderno diría yo  ─comentó Hyukjae─ Al menos por este lado.
─No le digas a Jino, ¿quieres? Es que no sé demasiado de castillos medievales. La verdad es que este lado es la fachada del centro diurno comunitario en una zona residencial de Seúl.
─¿One Day?
Donghae frunció el ceño.
─¿Cómo lo sabes?
─Se comenta por ahí.
Estaba agachado al otro lado del castillo estudiando las paredes.
─¿Me has estado siguiendo la pista?
─Sí. ¿Por qué Hwang y tu no tuvieron hijos?
Donghae tomó un puñado de arena y lo puso con cuidado en la base de una de las paredes.
─Quizás no lo quisiéramos.
─No se qué pensaría él, pero tú querías tener hijos.
─No lo puedes saber.
Hyukjae hizo un gesto hacia donde Jino había desaparecido.
─Te h estado observando con él, y recuerdo que hace años me hablabas de lo mucho que querías tener tu propio hogar y tu propia familia. ─hizo un gesto hacía el castillo─ ¿Y de quien fue la idea de construir ese centro de asistencia diurna “One Day”?.
─Mía… aunque tú ya lo sabias, ¿verdad?
─Verdad.
Volvió a poner arena en la pared a la que llegaba el agua, pero era una batalla perdida.
─En el contrato pusiste una cláusula sobre si… si había niños. ¿Eso formaba parte de tu plan? ─incluso si conseguía seducirlo hasta el extremo en que él llegase a pedirle que hicieran el amor, no habría niños─ ¿Es así como tenías pensado atraparme? ¿Haciéndome el amor, dejándome embarazado para…?
─Rompí ese contrato, Donghae.
─Pero yo no. Sabías que no lo haría.
Como siempre, cada vez que quería leer la expresión de Hyukjae, no encontraba pista alguna de sus sentimientos.
Hyukjae se reía con otros hombres mientras se tomaban una taza de té en una oficina portátil. Era paciente y amable cuando hablaba con un niño. Pero él conocía a otro Hyukjae, un hombre cuya sonrisa desaparecía en cuanto él le desafiaba. El hombre que pasaba de la ternura al rechazo en una sola noche, y se preguntó cuál de ellos podría ganar en aquella relación de locos. Lo deseaba, pero ahora parecía triste. Tan triste como le había parecido aquella mañana en su porche. Y él…
Y él solo se había casado con Hyukjae por Kyuhyun.
Hyukjae tomó un puñado de arena y lo colocó donde la pared comenzaba otra vez a desmoronarse. Claro… él intentaría evitar que la pared se derrumbase. Lee Hyukjae era un constructor, no un destructor, y había roto el contrato con el que él se sentía a salvo casándose con Hyukjae.
─Si querías tener hijos conmigo ─le dijo en una voz sin expresión─, has hecho un mal negocio.
─¿Ah, si?
Su voz no revelaba y Donghae no quiso mirarlo a los ojos.
─Me hicieron pruebas. Los médicos dijeron que era casi imposible que pudiera concebir ─le explicó, y por fin le miró─ Mil contra una. Eso es lo que me dijeron.
─Lo siento ─dijo él frunciendo el ceño.
─o había pensado decírtelo, pero… no has hecho un buen negocio, Hyukjae. Si querías un heredero…
Él alargó el brazo por el castillo casi en ruinas y le obligó a mirarlo.
─¿Qué has pensado que es esto? ─le preguntó con suavidad─ ¿Qué clase de persona crees que soy?
─No lo sé ─susurró. Sus ojos no eran tan negros, pero es que nunca había estado tan cerca de él a plena luz del día. Tenían destellos dorados de ira.
─No me he casado contigo para tener un hijo. Siento que no puedas concebir, porqué se que es importante para ti, pero esas historias de líneas de consanguinidad y de tener un heredero para cuando me muera no me quitan el sueño.
Donghae lo miró sorprendido por la ira de su voz.
─Por otro lado, siempre podríamos adoptar ─añadió─, pero no me atribuyas a mi todas esas tonterías de herederos ─de pronto quitó la mano de debajo de su barbilla y se puso de pie─ Esto no es una operación para obtener un pura sangre.
─Hyukjae, lo siento… no pretendía molestarte.
─Sí. Sí que lo has pretendido. Siempre lo haces cuando me acerco demasiado.
─Yo…
Tenía la terrible sensación de que estaba en lo cierto.
─Defensas ─dijo Hyukjae, esbozando una sonrisa ─Pero yo no me preocuparía. Me temo que soy capaz de digerir más castigo del que tú eres capaz de inventar.
─No te comprendo.
─No, ya sé que no.
─Es que no me lo pones fácil.
Entonces sonrió.
─¿Es que se supone que debe ser fácil?
─¡No lo se!
¿Cómo podía ser fácil cuando se habían casado por un motivo tan descabellado, cuando a veces le parecía no haber tenido otra posibilidad y otras veces le parecía no haber tenido otra posibilidad y otras veces le daba la impresión de haber cometido una auténtica locura?
─Todo se arreglará ─dijo Hyukjae.
Donghae se puso de pie con un suspiro, mirando el castillo. La muralla exterior estaba siendo devorada por el agua.
─¿Es que todo se arregla para ti? Por favor… no contestes ─se apresuró a decir─ Ha sido una pregunta estúpida. Yo sólo…
─¿Qué te parecería si desayunamos? ─sugirió─ ¿Y que tal después una vueltecita en barco?
Donghae inspiró profundamente. Tenía que preguntar.
─Hyukjae, ¿esperabas que tuviéramos hijos?
─creía que cabía esa posibilidad, porque si no, no habría incluido la cláusula en ese maldito contrato.
Donde se sintió desilusionado era una locura imaginarse que diría que sólo lo quería a él, que lo quería tanto que nada mas importaba.
─¿Quieres divorciarte?
Hyukjae tenía las manos metidas en los bolsillos del pantalón corto, y no lo miraba a él, sino a las ruinas del castillo, y él se preguntó que le estaría pasando para desear oírle decir palabras que ni siquiera había susurrado.
Debería estar deseando volver a su propio mundo, a Seúl y a Haru Holdings, y a la zona residencial que necesitaba las aprobaciones finales. Pero lo que quería era quedarse con él. Qué locura. Su matrimonio no era ni siquiera real, y jamás podría llegar a funcionar. Nunca podría olvidar que, años atrás lo había apartado de él como si lo odiase. ¡Dios del cielo, estaba perdiendo la razón! Si él llegaba a darse cuenta de lo vulnerable que era ante él, si alguna vez llegaba a saber que lo quería y que lo había querido siempre…
─¿Quieres… quieres divorciarte? ─insistió.
¿Y por qué había tenido que hacerle esa pregunta? Hyukjae no iba a mentir. Puede que hubiera cosas que se guardara para él hasta el día de su muerte, pero estaba seguro de que nuca le mentiría.
Hyukjae suspiró, y Donghae sintió miedo hasta que él le agarró por el brazo y entonces tuvo la sensación de ser arrollado por un huracán.
─¿No crees que ya es hora de que dejes de preocuparte por todas las cosas que n podemos cambiar y empieces a concentrarte en lo que tenemos en este momento? Tú y yo. Aquí.



3 comentarios:

  1. HAY DIOS QUE COMPLICADO ESTA TODO MUCHOS SECRETOS DEL PASADO QUE AFECTAN EL PRESENTE

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  2. Ahhhh Hae~ cabeza dura!!!!
    Ahhh que carajos paso!????
    Qué accidente!????
    Ahhhh tantos secretos y enigmas!!! (?)
    Hyukkie~ :)

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  3. Tal vez no es que sean taaaantos secretos...sino saber justamente el que les ha echo daño o el que es la piedra angular de todo el caos en la mente y corazón de cada uno.
    A Hyuk le dijero o hicieron algo que lo marco.
    A Hae le ocurrio algo que lo hace tener esos sentimientos/dudas con respecto a Hyuk...que claro,hay mucho más que ha ido aumentando esa montaña de temores.
    No se dicen nada...así no llegaran a ningun lado.
    Es claro que Hae tiene miedo,pero son más sus dudas...si hablaran y llegaran a ese secreto que los tiene así,deria muy bueno para los dos...y continuar o empezar de nuevo.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...